Más sobre la corrupción de poca monta
septiembre 24, 2012
Por Esteban Moralesl.
HAVANA TIMES — Hace unos días escribí un artículo que titule "A los
amigos de siempre", replicado en Cubarte y Havana Times hasta ahora.
Trate entonces de la llamada corrupción, "de poca monta", que de poca no
tiene un pelo, porque por ese vertedero se van millones y millones de
pesos a la economía del país, que no van a parar al comercio normal.
Donde todos tendríamos el derecho para adquirir las mercancías con
nuestro dinero.
No se trata del simple robo, cuando circunstancialmente un ciudadano se
apropia de lo que no le pertenece. Sino de una práctica, en la que el
individuo o funcionario, apoyándose en la posición desde la cual debiera
defender los bienes sociales, se vale de ella para desviarlos en
provecho propio.
Por lo que la corrupción no es simple robo o apropiación, sino un desvió
de su curso normal los bienes materiales de una sociedad que los crea,
distribuye y consume, acorde con las reglas que rigen el sistema
económico en cuestión.
Si observamos detenidamente ese artículo que escribimos, nos podremos
percatar, que describí el fenómeno, las características de su ocurrencia
y sus múltiples consecuencias, incluso políticas e ideológicas. Pero no
me réferi a sus causas fundamentales.
No quería meterme en esos momentos, como se dice, en "camisa de once
varas", porque sus causas son bien complejas y tocan aspectos que van
mucho más allá de la corrupción como tal, para llegar a problemas, que
tocan el fondo de las deficiencias e insuficiencias de un modelo
económico que queremos cambiar.
Se trata además de un fenómeno no exclusivo de nuestro país, pero que en
nuestro caso tiene causas particulares, que responden a la situación
peculiar por las que atraviesa la economía cubana.
Nuestra economía ha hecho ya tres restructuraciones estratégicas, que se
miden por las veces en que ha roto su nivel de dependencia con la
metrópoli que económicamente la rigió: España, Estados Unidos, URSS.
Para encontrarse ahora la economía cubana en un momento histórico dentro
del cual quiere romper definitivamente los ciclos de dependencia, para
construir un modelo económico propio, eficiente y sustentable. Por lo
que el fenómeno de la corrupción en Cuba, no puede ser separado de ese
contexto que hoy vivimos.
Las causas fundamentales de esa corrupción, que ya ha existido antes,
tienen que ver ahora con varios asuntos muy importantes, que tocan de
lleno a la capacidad de muchas personas, demasiadas hasta hoy, para
satisfacer sus necesidades. Entré otras estas son:
- Existe una llamada pirámide invertida, dentro de la población
económicamente activa, que hace que personas sin calificación alguna, al
tener un empleo en la economía del dólar y el turismo, reciban salarios,
remuneraciones especiales y propinas, que elevan sus posibilidades de
ingreso, de un modo que no es factible para ningún trabajador de la
economía estatal, tenga el nivel de calificación que tenga.
Un maletero, un chofer de taxi, un trabajador de servicio recibe
ingresos, en moneda libremente convertible, que multiplica varias veces
el salario de un trabajador de la economía estatal. Incluso comparado
con empleos de muy alta calificación, como médicos, profesores
universitarios, especialistas de alta calificación, investigadores, etc.
- La confusión, no solo teórica, entre propiedad social y propiedad
estatal en estos años, ha provocado que los trabajadores no reaccionen
ante los medios de producción como de su propiedad y los cuadros
estatales manejen los medios de producción como si los pudieran
usufructuar en beneficio propio. Lo que ha tomado la expresión popular
de que "Todo es de todos y nada es de nadie".
- Muchas personas que ostentan cargos, incluso dentro de la economía
estatal, pueden ser cargos de poco rango y remuneración, pero que tienen
acceso a la distribución de determinados bienes materiales, utilizan su
posición dirigente para equilibrar sus ingresos por medio del desvió de
recursos.
Creándose una red, dentro de la cual, dirigentes de diferentes
actividades intercambian favores y privilegios de acceso a bienes
materiales cuyo costo no pesa sobre sus ingresos personales. Esta
actividad deviene en un tipo de corrupción que penetra incluso a las
organizaciones políticas y de masas en los centros de trabajo.
- Trabajadores de muy bajo salario, en cualquier actividad estatal,
privada o semiprivada, de cualquier sector laboral, practican el hurto
continuado, no pocas veces con la aceptación implícita de sus propios
dirigentes, los que también se benefician de ello. Creándose un
mecanismo de indisciplina permanente en el manejo de los bienes
pertenecientes a la sociedad.
- En nuestro caso hay un desfase entre el nivel salarial y el de los
precios, donde estos últimos continúan altos o en algunas ocasiones
suben, incluso de manera sorpresiva, mientras que los salarios
permanecen estancados.
- Tampoco es posible esperar que a más trabajo corresponda mas salario.
Existiendo además, una incapacidad total por parte de la masa
trabajadora para presionar sobre el nivel de los salarios, ni una
reacción adecuada por parte de la organización obrera para evitar las
presiones sobre el ingreso de los trabajadores.
- La existencia de la doble moneda mantiene en permanente desventaja a
las personas que no la poseen. Sobre todo si tomamos en consideración
que existen productos de primera necesidad que solo pueden ser
adquiridos en moneda libremente convertible. Que son todos, los de
primera necesidad, que se reciben normados, pero en cantidades tan
limitadas que no satisfacen las necesidades mínimas de la población que
más los requiere.
Luego, la causa fundamental de esa corrupción de "poca monta" esta
dentro del funcionamiento mismo de nuestra propia economía. La cual no
es capaz de satisfacer las necesidades del nivel de salarios necesarios,
ni de precios, en los productos que se venden libremente, para
satisfacer las necesidades de la masa fundamental de la población, que
por demás, no tiene acceso a la moneda libremente convertible. Las
consecuencias de esta realidad son múltiples y no solo provocan
corrupción, sino también, otras deformaciones sociales.
Tal situación antes analizada, es la que explica que se trate de un
fenómeno tan extendido, aunque no podemos decir que abarque a toda la
población. Primero porque hay personas que no necesitan de esa práctica,
mientras que otras por razones éticas y morales tampoco la realizan.
Aunque el fenómeno marca tendencias que de no ser controladas y
resueltas por el mecanismo económico pueden generar el deterioro moral a
nivel de toda la sociedad.
El control legal y económico no es suficiente, ya que estos solo ayudan
un poco reprimiendo la práctica delictiva. En realidad la única solución
posible está en la existencia de un modelo económico eficiente y
sustentable, que imponga los límites, por medio de convertir a la
corrupción solo en una negativa práctica desde el punto de vista moral,
ofreciendo las bases que la eliminarían como un fenómeno, en cierto modo
justificable, por causas de supervivencia material.
Es decir, la insatisfacción de las necesidades de la población en
términos masivos genera esa corrupción que practican muchas personas. No
se trata del enriquecimiento ilícito, practicado por dirigentes
estatales de alto y medio nivel, que persiguen un determinado tipo de
acumulación. Ya que estos últimos, en realidad, no roban por necesidades
inmediatas apremiantes, dado que esas por lo general las tienen
resueltas, sino para enriquecerse.
Este tipo de corrupción, ni ninguna otra, en nuestra percepción, podría
eliminarse totalmente, solo sería posible reducirla al mínimo, después
de una larga lucha que es fundamentalmente de construcción económica,
arrinconándola, hasta convertirla en un delito común, que la sociedad
con toda la razón y sin aceptar moralmente ningún tipo de justificación
podría combatir.
http://www.havanatimes.org/sp/?p=72097
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