Publicado el domingo, 09.30.12
La historia impura de cada día
Raúl Rivero
Madrid – Hay en el mundo un grupo de profesionales de la prensa que pasa
por alto los inflamados debates contemporáneos sobre el futuro del
periodismo en el papel, la crisis económica, los recortes de la
publicidad y los desafíos técnicos de los nuevos soportes. Ellos están
agobiados por asuntos de otra gravedad. De otra dimensión. Y son los
hombres y las mujeres que, en Cuba, se levantan todas las mañanas a dar
noticias, a dar sus opiniones, a escribir sin ordenanzas ni escoras
impuestas sobre la realidad de su país.
Están ahí, en las calles y los caminos, desde hace muchos años y con su
trabajo diario, su rigor y su ambición por describir la sociedad donde
viven y desentrañar los torvos mecanismos que la empantanan, han dejado
sin credibilidad ni espacio decente a los panfletos oficiales en su
misión de vender a toda costa el dibujo vano de una nación sin geografía
ni vida.
Quienes hacen en la isla el periodismo independiente, perseguidos,
acorralados, denostados y en peligro permanente de ir a la cárcel
mediante leyes espurias, en la intemperie y con pocos recursos, no han
querido hacer una demostración fugaz de coraje con enfrentamientos al
régimen.
No se proponen inscribirse en los manuales o en las antologías de
consagrados del oficio. Esas personas, sujetas a todas las privaciones,
los olvidos y las carencias de los marginados, lo más importante que
muestran cada jornada es un respeto infinito por esa profesión y por los
lectores. Un compromiso hondo, casi sobrenatural, con la honestidad en
su decisión de contar la historia hora por hora.
Algunos nombres, como el de Luis Cino, Jorge Olivera Castillo, Tania
Díaz Castro, Iván García, Juan González Febles, Laritza Diversent y
Víctor Domínguez, son reconocibles como parte de esa corriente tenaz. Se
han hecho más visibles por la calidad de sus piezas y porque algunos
llevan casi dos décadas sin levantarse de la silla frente al teclado ni
olvidar los lápices y los bolígrafos.
Hay representantes de ese grupo de profesionales en muchas provincias
del país. La fuerza bruta y las amenazas no han impedido que el
periodismo alternativo, con sus diferentes variantes y calidades,
continúe su labor mediante nuevas agencias que contribuyen a mantener
abierta le brecha clara en la sombra que tratan de afianzar los medios
oficiales.
Por esos profesionales se conoce al detalle la verdad de lo que pasa en
el escenario estancado y complejo en el que se tienen que mover los
cubanos. Por sus reseñas se tiene información precisa sobre la
intensidad de la represión policial en contra de los opositores
pacíficos y las Damas de Blanco, y hay noticias diarias que llegan desde
las grandes ciudades hasta los bateyes, las cárceles, los sitios más
intrincados y apartados que están entre el Cabo de San Antonio y la
Punta de Maisí.
Ellos tienen encendida esa luz.
http://www.elnuevoherald.com/2012/09/30/1310505/raul-rivero-la-historia-impura.html
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