La gran frustración de los peloteros cubanos
Lunes, Marzo 11, 2013 | Por León Padrón Azcuy
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org – Todos los peloteros
latinoamericanos acarician el sueño de alcanzar su participación en las
Grandes Ligas. Excepto los jugadores cubanos, a quienes el régimen
imperante les castró ese sueño. Hoy, una gran cantidad de beisbolistas
de otros países latinoamericanos llegan a Estados Unidos desde las
calles de América Latina, para competir y dominar en los parques de
Ligas Mayores, sin más impedimentos que sus propias limitaciones físicas
y técnicas.
Naciones como la República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y México
exhiben hoy una constelación de estrellas en las Ligas Mayores, donde
obtienen exuberantes retribuciones monetarias, mientras que a los
magníficos peloteros cubanos les está reservado como única recompensa
integrar la selección nacional, previa confirmación de su compromiso con
el régimen, quien dispone el otorgamiento o no de una medalla de honor,
por las "hazañas" deportivas.
No es un secreto para nadie que la incendiaria pasión por este deporte
en la isla nace de haber jugado beisbol antes de que ningún otro país
caribeño. Antes de 1959, Cuba contaba con una fuerte liga profesional,
donde se formaban muchas de las estrellas de las Grandes Ligas. Un hecho
que se esfumó con la llegada de Fidel Castro al poder, quien vedó la
pelota profesional, dando paso al éxodo de la mayoría de los mejores
jugadores hacia los EEUU.
A pesar de ello, los jugadores isleños siempre han estado muy cerca del
brillante firmamento beisbolero hispano. Baste señalar que en el 1er.
Clásico Mundial, en 2006, Cuba fue uno de los seis equipos invitados de
América Latina. Y dio testimonio al mundo de su talento y pasión al
enfrentar a muchos de los peloteros que integran las mayores.
Al término de la primera vuelta, el equipo estaba entre los que
avanzaron a la segunda ronda, e integró el grupo de la muerte, que se
reunió en Puerto Rico para celebrar la segunda vuelta: Cuba, Venezuela,
Puerto Rico y República Dominicana. Una ocasión propicia, donde muchos
afirmaron que esta fue la verdadera serie del Caribe que todos esperaron
por años, porque al fin contaron con Cuba enfrentándose a jugadores de
grandes ligas de la región.
La República Dominicana alcanzó su pase a la semifinal con su victoria
sobre Venezuela, y Cuba derrotó al favorito trabuco puertorriqueño,
repleto de estrellas profesionales, dando paso al más grande momento de
la pelota cubana, cuando nuestro equipo nacional derrotó
inobjetablemente en la final al tremendísimo equipo de Dominicana.
El histórico enfrentamiento demostró que el beisbol cubano es de
altísima calidad. Un legado que se remonta a principios del siglo XX,
cuando los cubanos Armando Marshall y Rafael Almeida jugaron con los
Reds de Cincinatti. Y reafirmado por Adolfo Luque, quien fue parte del
equipo campeón en 1919 y tuvo una de las mejores temporadas para un
lanzador de este equipo, en 1923, con sus 27 triunfos, seis blanqueadas
y efectividad de 1.93. Su logro dejó bien claro a los estadounidenses
que los cubanos podían tener éxitos como jugadores de las mayores.
No por casualidad, cuatro glorias cubanas de este deporte están en el
salón de la fama de la pelota de grandes ligas: Tany Pérez, José de la
Caridad Méndez, Cristóbal Torriente y Martín Dihigo. Este último, una
leyenda, conocido por El Inmortal, a quien, al igual que a Méndez y
Torriente, no se le permitió jugar en las mayores por ser negros. Un
prejuicio racial quebrado en 1947, por Jackie Robinson.
Desde 1959, los beisbolistas cubanos tienen otro impedimento. El
gobierno de su propio país no les permite ni a blancos ni a negros jugar
en Grandes Ligas. Por suerte, esta barrera empezó a quebrantarse desde
los finales de la década del 80, con las fugas, primero, de los
estelares René Arocha, Rolando Arrojo, Osvaldo Fernández, Rey Ordóñez,
el Duque y Liván Hernández, y, posteriormente, José A. Contreras, Kendry
Morales, Alexei Ramírez, Yuniesky Betancourt, Dayan Viciedo, Yunel
Escobar, Brayan Peña, Yunieski Maya y el supersónico lanzador Aroldis
Chapman, entre otros muchos.
Para otros jugadores de Latinoamérica, la ruta hacia este beisbol
superior tampoco ha sido fácil. Tuvieron que enfrentar las barreras del
idioma y la adaptación a otro estilo de juego. Pero a diferencia de los
cubanos, representan a la región y a su país, y la mayoría inspiró a la
juventud a esforzarse para dejar a atrás la pobreza.
Pero luego todos han regresado a su patria orgullosos de su raíz; se
reúnen con sus familiares y amigos, invierten en la economía nacional, e
impulsan a los jóvenes a esforzarse para ser mejores beisbolistas y
ganar mucho dinero.
Leonpadron10@gmail.com
http://www.cubanet.org/articulos/la-gran-frustracion-de-los-peloteros-cubanos/
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