El kafkiano proceso de cambiar un motor en Cuba
Jueves, Octubre 25, 2012 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -En Cuba, para instalar un
nuevo motor en un vehículo particular, lo primero que debe hacer el
propietario es apuntarse en una lista de espera en las tiendas estatales
habilitadas para tal fin.
Luego, tendrá que estar visitando constantemente el lugar para indagar
si "entraron" los motores a la tienda, pues aunque allí tengan todos los
datos del solicitante registrados allí, incluido su número telefónico,
nadie le avisará cuando el motor esté disponible, a menos que ponga en
manos de algún empleado, o intermediario, unos cuantos cientos de pesos
convertibles.
Un motor cuesta entre 3 y 8 mil dólares, en dependencia de si es de
gasolina o gasoil, o si es nuevo o de uso. Después de comprado, hay que
ir al Departamento de Tránsito, adjunto al Ministerio del Interior, para
conseguir la autorización del cambio del motor antiguo por el otro que
se va a instalar.
Cuando ya se ha logrado dicho permiso, hay que ir al Ministerio de
Transporte, y allí solicitar otra carta para utilizar los servicios de
un taller estatal que realice el trabajo de cambiar el motor. No debemos
olvidar que cada uno de estos trámites burocráticos deberá ser
"acelerado" con imprescindibles sobornos para que camine mejor, o
simplemente para que camine.
Tampoco hay que asombrarse de que la carta para utilizar los servicios
del taller estatal solo cumpla una función virtual, y de que los
empleados de dicho taller le exijan a "la victima" otros cientos de
dólares adicionales, por la izquierda, para realizar el trabajo. Si el
motorista no acepta las condiciones, le dirán por lo claro que haga el
trabajo por sus propios medios.
De cualquier modo, el interesado que opte por hacer el trabajo con un
mecánico particular, pagándole lo que le pida, tendrá luego que retornar
obligatoriamente al mismo taller estatal para que "oficialicen" la
re-motorización. Allí, un especialista "comprobará" que el
funcionamiento del motor instalado en el vehículo reúne los requisitos
técnicos pertinentes. Y claro, por tal "comprobación", habrá que
remunerar al especialista con una sustanciosa propina.
Luego, además de los exigidos trámites con sellos de timbre y otras
gestiones a sufragar, el solicitante tendrá que lidiar nuevamente con el
Departamento de Tránsito, donde el automóvil deberá pasar por otro
aparato de inspección, conocido por todos los cubanos como Somatón, para
comprobaciones técnicas, como el estado de la dirección, frenos, luces,
carburador.
Amilanarse cuando el Somatón determina que su vehículo no está apto para
transitar, sería inútil. La causa técnica importa poco. Siempre será
suspendido, aunque lleve un vehículo del año, a no ser que previamente
entregue un "regalito" a los funcionarios. Ya existe una tarifa ilegal,
pero definitivamente establecida, que todo el mundo conoce: para los
autos y motocicletas, de 15 a 25 dólares, y 50 para los camiones.
Pasadas todas las pruebas, y después de haber invertido mucho dinero y
tiempo enfrentando contratiempos, el propietario podrá certificar que su
veterano automóvil tiene un motor moderno. Seguramente que más barato y
menos complicado le hubiera salido comprar un auto nuevo, pero ¿dónde?.
Eso sería posible solo en un país normal, no en este.
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