Thursday, October 25, 2012

Aquellas aguas trajeron estos lodos

Aquellas aguas trajeron estos lodos
Jueves, Octubre 25, 2012 | Por Camilo Ernesto Olivera Peidro

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -En 1980, nada presagiaba el
fin de la URSS y el bloque eurocomunista. O para ser más exactos, nada
presagiaba ese fin a la distancia de 9550 kilómetros. Sin embargo, la
dirigencia cubana observó con atención el papel jugado por los
soviéticos durante la crisis política polaca, en 1981, quizás en espera
de una espectacular intervención militar, al estilo de la acaecida en
Checoeslovaquia trece años antes.

Todas las evidencias apuntaban a una invasión de las tropas rusas, con
el manto del Pacto de Varsovia. Sin embargo, Jaruzelsky y su equipo de
gobierno temieron que el remedio fuera peor. Además, el horno no estaba
para pastelitos en el Presídium del Soviet Supremo. Y los militares
rusos continuaban muy ocupados intentando sostener el andamiaje de sus
tropas en Afganistán, jugándose otra carta geopolítica, quizás una de
las últimas, en el ocaso de la Guerra Fría.

A diferencia de Polonia, la crisis de credibilidad gubernamental en
Cuba se trasmutó, el año anterior, en un éxodo masivo, hábilmente
preparado desde los días de la apertura a los viajes de la comunidad
cubana residente en los Estados Unidos.

Curiosas coincidencias: apertura a los viajes, etapa de meseta y
contención militar en Angola, frente activo de guerra en Etiopia, con
presencia de asesoría soviética, y, desde Cuba, reforzamiento del
poderío militar de las guerrillas en Nicaragua y El Salvador.

La década de los setenta concluyó para Fidel Castro con el saldo de una
revolución satélite triunfante en Nicaragua y un gobierno complaciente
en Angola, que dio la bendición a la permanencia de su ejército de
ocupación.

A los "Comunitarios" les sacaron "limpiamente" los dólares, mediante la
especialmente creada Empresa Cubalse. Cuando olfatearon que el monolito
ideológico se deslizaba hacia la duda en el inconsciente colectivo de la
población, les vino como anillo al dedo la crisis migratoria del Mariel,
como válvula de escape.

Sin embargo, la inestabilidad polaca y la corrupción avanzada de la
"divina" Unión Soviética, prendieron la luz de alarma. Soltarían un poco
la mano en el tema peliagudo del acceso de la población a los bienes de
consumo. Intentarían una caricatura de libres mercados de productos
agroalimentarios, finalmente desmadejada de un día para otro con la
célebre Operación "Pitirre en el alambre", y crearían una burbuja
caribeña opresiva con el rostro de una supuesta sociedad de bienestar
abrigada por la subvención del CAME.

Para rematar, se lanzaron en una maniobra de recogida de metales
preciosos, en 1987, y aplicaron el típico método de "cambiar oro por
espejitos". Mientras tanto, la cosa volvía a ponerse fea en Angola y,
por su parte, los padrinos rusos habían comenzado a buscar el modo de
salirse de Afganistán. A esas alturas, a los oficiales soviéticos les
resultaban contraproducentes las aventuras militares extra fronteras, y
la de sus "hermanitos cubanos" en Angola había pasado de ser una
herramienta geopolítica a convertirse en un "premio de consuelo", con
respecto a su clara derrota en tierra afgana.

Por su lado, los militares cubanos llevaban tiempo buscándose sus
propios "métodos de financiamiento", mediante el tráfico de oro, marfil
y piedras preciosas. La alta oficialidad sudó la camisa moviendo miles
de dólares en víveres y cualquier tipo de bienes de consumo, a sabiendas
de que el tiempo se acababa.

Cuando, en 1988, todo concluyó en Angola, ya estaba en marcha el
denominado "Plan Alejandro", el cual se mantuvo hasta 1992. Este
consistió en un reajuste de las dimensiones del ejército cubano, e
incluía la creación de empresas de capital mixto y la estructuración de
un sistema de autoabastecimiento para el sostenimiento logístico y
operacional de las FAR.

En el verano de 1989 tuvieron lugar las puestas en escena denominadas
"Causa número uno" y "Causa dos". Parte de la oficialidad que había
trabajado a las órdenes de Arnaldo Ochoa, tanto en Etiopia como en
Angola, fue

"desmovilizada" o reubicada en empresas del área civil, entiéndase el
incipiente emporio Gaviota. La desarticulación del Departamento MC, en
el MININT, trajo aparejada la toma por asalto de esa entidad por parte
de la Contrainteligencia Militar (CIM), como herramienta al servicio de
los intereses de los altos oficiales del MINFAR.

La Contrainteligencia Militar re-estructuró los mandos en los diversos
niveles del Ministerio del Interior, pasando a retiro o a "otras
funciones", a buena parte de la vieja oficialidad intermedia, formada a
la sombra de Ramiro Valdés y José Abrahantes. La casta
burocrático-militar que hoy conforma la clase ejecutiva, a las órdenes
de la vieja e histórica élite dominante en Cuba, nació a la vera del
"Plan Alejandro", entre 1988 y 1992.

Esta clase ejecutiva ocupa puestos claves dentro de la estructura de
gobierno y es beneficiaria de la corrupción sistémica que éste propicia.
Sus hijos son los probables futuros dueños de la Isla.

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