Wednesday, September 5, 2012

Triunfalismos injustificados

Salud

Triunfalismos injustificados
Miriam Celaya
La Habana 05-09-2012 - 10:19 am.

El Gobierno anuncia la erradicación del cólera, pero oculta una epidemia
de dengue. La campaña de movilización, mantenida en secreto, es dirigida
por las FAR.

Por estos días los medios oficiales publicaron una amplia nota firmada
por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), dando por concluido el
brote de "infección intestinal por contaminación hídrica", que —según la
propia fuente— dejó un saldo de tres fallecidos y casi 500 enfermos en
la región oriental de Cuba. No existe, al menos oficialmente, el riesgo
de una epidemia de ese tipo en Cuba.

Más allá de la utilización del complicado eufemismo utilizado para
denominar una enfermedad que todos conocemos como cólera, relativamente
controlada, algunas fuentes no oficiales aseguran que persisten pequeños
brotes en otras regiones de la Isla, incluyendo la propia capital.

La prensa gubernamental, por su parte, declara que los casos reportados
en otras provincias son solo algunos individuos que se contaminaron por
viajar a las áreas donde existía el brote de la enfermedad,
fundamentalmente en Manzanillo, Granma. Esta información cabe dentro de
lo posible, a pesar de que la mayoría de la población cubana no tiene
acceso a otras fuentes ni a datos estadísticos con los cuales contrastar
y verificar los hechos.

También en este caso, como es usual en los medios oficiales, se
"informó" sobre el proceso con posterioridad. Las noticias en Cuba deben
ser asumidas por la población, más que con espíritu analítico, como un
acto de pura fe.

No obstante el triunfalismo de los medios, la nota del MINSAP destaca
más por las omisiones que por las informaciones que brinda. En realidad
la epidemia que sí está golpeando con fuerza en la Isla es el dengue, ya
con carácter endémico, reforzado por una temporada lluviosa en que se
han producido las mayores precipitaciones de los últimos años.

Fuentes no oficiales que permanecen movilizados en la llamada Campaña
Anti-vectorial —una estrategia dirigida directamente por las Fuerzas
Armadas (FAR) para detener y eliminar los focos de proliferación del
mosquito, transmisor de la enfermedad– afirman que, lejos de detenerse,
la epidemia avanza. En estos momentos, solo en la capital del país, hay
tres hospitales habilitados para el ingreso de los enfermos más
delicados. Los pacientes que acusan síntomas de portar la enfermedad en
su tipo clásico (el menos grave) reciben atención en su área de salud
bajo la condición de "ingreso domiciliario", una modalidad que evita la
sobrecarga hospitalaria, aunque aumenta el riesgo de contagio en las
comunidades.

Una fuente confidencial afirma que, pese a que los medios oficiales no
reconocen la existencia de la epidemia, a nivel del personal médico y de
los auxiliares sí se maneja el término. De hecho, la movilización del
personal empleado en la campaña tiene carácter militar. Los médicos
trabajan los siete días de la semana, con horarios extendidos y
constantes reuniones y reportes de la marcha de la epidemia, sin que se
aprecien avances significativos en su control.

Una doctora se quejaba de que la población no tiene una percepción clara
de los riesgos y no hay una vigilancia adecuada de los focos. Sin
embargo, más del 60% de los focos de contaminación en los que se
reportan larvas de mosquitos corresponden al sector estatal. En muchos
centros laborales no se aplican adecuadamente las orientaciones del
MINSAP en cuanto a la eliminación de focos. Más aún: durante los meses
de verano se produce el cierre de los centros de estudio y también de
numerosos centros de trabajo, favoreciéndose así la proliferación de
mosquitos en locales cerrados en los cuales no se realizan siquiera los
ciclos de fumigación.

Como botón de muestra, solo en el área de atención de salud
correspondiente al policlínico Nguyen Van Troi (Avenida Carlos III
esquina a Hospital, en Centro Habana), se reportan diariamente entre
cuatro y cinco nuevos casos de dengue. En la misma área está circulando
una cepa de dengue hemorrágico, sin que la población haya sido alertada
para extremar las precauciones y las medidas higiénico-sanitarias.

Mientras tanto, sigue lloviendo en La Habana. Y llueve sobre mojado: por
doquier crecen rozagantes los herbazales, se mantienen los vertederos de
basuras, los solares yermos con depósitos de aguas estancadas, las
roturas de las añejas redes hidráulicas y de albañales, las mala calidad
de las reparaciones y remiendos de esas redes y la indolencia general.

A estas condiciones se suma el hecho de que la irregularidad del abasto
de agua corriente durante décadas ha generado en la población la
necesidad de almacenar agua en tanques y otros recipientes, no siempre
con las mejores condiciones ni debidamente tapados, multiplicando
exponencialmente el crecimiento de focos. De manera que la que pudiera
ser una campaña efectiva se estrella contra la irresponsabilidad y la
abulia habitual.

En medio de este cuadro, las autoridades sanitarias estarían en la
obligación ética de informar a la población sobre la existencia de una
severa epidemia de dengue. Algunos galenos, plegados a la política de
los gobernantes, justifican la desinformación porque consideran que "no
debe cundir el pánico en la población", una hipocresía que protege los
intereses económicos del Estado y de la casta gobernante que se niega a
declarar la epidemia para no ver afectada la arribazón de turistas
extranjeros a la Isla, intereses que pretenden sostener a riesgo de la
salud de la población.

Así, pues, aunque fuera cierto que el cólera permanece controlado, no
hay motivos para el triunfalismo en Cuba. Los cubanos deberían conocer
sin tapujos que están seriamente amenazados por una nueva epidemia de
dengue y que esta enfermedad puede resultar mortal, o no se tomará
conciencia de la dimensión del riesgo.

Los medios, en lugar de difundir los mensajes subliminales que
recomiendan tomar medidas, como quien se refiere a evitar lo que ya está
ocurriendo, tienen la misión de divulgar claramente una alarma sanitaria
e informar sobre la marcha de la campaña. Solo así estaríamos en el
inicio de revertir la epidemia. El silencio de los medios y de las
autoridades del MINSAP es otro de los crímenes de este sistema que habrá
que juzgar algún día… Si es que alguna vez se ha de celebrar un juicio
en una Isla arrasada.

http://www.diariodecuba.com/cuba/12838-triunfalismos-injustificados

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