Política
¿Qué hay en el más allá?
A. C. San Martin Albistur
La Habana 04-09-2012 - 8:19 am.
Relato de viaje: Un joven comunista cubano visita Venezuela y descubre
vida más allá de la Isla.
La Habana, 1 de septiembre de 2012. Cuando leí en el diario Juventud
Rebelde la noticia sobre la clausura del "Encuentro de Jóvenes de
Nuestra América solidarios con la Revolución Bolivariana", me pareció un
título largo y una nueva maniobra castro-chavista.
De los ciento veinte delegados cubanos participantes en el evento,
treinta viajaron desde Cuba liderados por Yoel Perez, segundo secretario
de la Unión de Jóvenes Comunistas. El resto de los participantes ya se
encontraba en Venezuela en diferentes misiones.
Antes de viajar a Caracas, los treinta dirigentes comunistas recibieron,
durante dos días, un seminario sobre las tareas políticas que
desarrollarían en la semana de estancia en Venezuela. Al regreso de la
delegación, el destino que une a los cubanos en el dialogo me
proporcionó la oportunidad de conocer algunas de las interioridades del
encuentro latinoamericano.
Sin proponérmelo, estuve presente durante la narración del viaje que
hizo uno de los treinta jóvenes seleccionados para el evento. El
expresivo dirigente (prefiero no mencionar su nombre para que continúe
en el cargo) relataba los trabajos que paso antes del viaje para reunir
180 dólares. Toda su familia se unió en el empeño, "hasta la suegra".
Con el dinero quería comprar algo de pacotilla y un par de tenis para
que su hija comenzara las clases con un calzado respetable. Para fortuna
de los participantes cubanos en el Encuentro, cuando el gobierno les
retiró el pasaporte a los miembros de la delegación, les entrego 40
dólares a cada delegado para los gastos en Venezuela.
El vuelo en la línea aérea VIASA fue como le habían advertido, un
desastre. El avión destinado a recoger a los representantes de diversos
países se mantuvo seis horas en Costa Rica por desperfectos técnicos.
Todos bajaron de la aeronave menos la delegación cubana, que debió
esperar todo el tiempo turnándose de dos en dos en la puerta del avión
para tomar aire.
Les advirtieron que no podían bajar sin visa, pero el verdadero
obstáculo provenía del temor de las autoridades cubanas a las
deserciones, aspecto que por la explicación del joven dirigente, tenían
muy claro los miembros de la delegación.
Relató el joven que Aylí Labañino, hija de uno de los cinco espías
presos en Estados Unidos, echaba pestes por el trato "inhumano" a que
fueron sometidos durante la espera. Esto, por supuesto, no lo mencionó
la prensa nacional cuando resaltó la entrega por parte de la muchacha de
una estatuilla creada por Gerardo Hernández, otro de los espías, a la
ministra de Juventud de Venezuela.
Caracas, internet de banda ancha, un Sony
Al arribar a Caracas las delegaciones fueron hospedadas en un hotel
cinco estrellas. El joven dirigente cubano describió los lujos de la
habitación resaltando algo que le pareció increíble, el servicio de
internet de alta velocidad en cada una de ellas.
Hasta el momento había envidiado a los demás miembros de la delegación
(colombianos, argentinos, nicaragüenses…) que andaban con sus laptop y
accedían al ciberespacio cuando deseaban. "Al menos estuve en un
todo-incluido con Internet y todo, en Cuba nunca podré hacerlo", decía
refiriéndose a los precios de las ofertas turísticas de la isla.
Pronto fue alertado por los demás miembros de la delegación sobre las
ganancias que podía granjear al servicio de Internet. Le mostraron cómo
bajar la mayor cantidad de películas, musicales y juegos para venderlos
en Cuba.
Entre las actividades de apoyo a la campaña electoral que desarrolla el
presidente Hugo Chávez, el dirigente político administró el tiempo para
ir de compras. Se autoliberó de sus funciones y exploró las tiendas en
busca de precios asequibles. A través de los cubanos que cumplen misión
en Venezuela logró acceder al mercado negro, donde adquirió un equipo de
audio Sony por 120 dólares.
"Ese era mi sueño, comprarme un teatro en casa, me dijeron que estaba a
buen precio y lo compré", explicaba con orgullo. Durante la semana hizo
otras compras, sin olvidar el par de tenis para su hija. Aunque no
encontró el monitor LCD encargado por la jefa del Departamento de
Personal de su trabajo ni los zapatos para su padre, un descalzo militar
jubilado.
Lo difícil de la semana de estancia en Venezuela era cuando los miembros
de las demás delegaciones juveniles lo invitaban a salir por las noches.
"Imagínate, hasta las mujeres se aparecían con botellas de whisky y yo
sin dinero para un refresco". Según narró el dirigente, una noche
accedió a fetejar con los delegados extranjeros en la habitación de uno
de ellos, pero se retiró antes de tiempo.
El grupo de Jóvenes Latinoamericanos Solidarios con la Revolución
Bolivariana terminaban sus juergas en orgías de las que el dirigente
cubano no se atrevió a participar. "Esa gente estaba borracha o drogada,
las mujeres se quitaban la ropa con una facilidad tremenda", reveló.
Cuando el dirigente regresó a la isla tras su primer viaje al exterior,
el pasado miércoles, encontró la patria deprimida. Para no darse cuenta
del cambio estético en su destartalado reparto pasó un día instalando el
equipo de audio y otro entregando la pacotilla a la familia.
Aunque sonaba decepcionado en su discurso, nunca refirió que el mundo
exterior no es como se lo contaron en la escuela. El precisa cuidar su
posición política porque su puesto de trabajo tiene asignado presupuesto
para dos viajecitos al año.
http://www.diariodecuba.com/cuba/12824-que-hay-en-el-mas-alla
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