Monday, May 23, 2016

La villa de Pepe Antonio

La villa de Pepe Antonio
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 22 Mayo 2016 - 4:33 am.

Guanabacoa es un nombre indio que significa "sitio de agua". El
territorio, en 1525, estaba habitado por indios. El poblado fue fundado
por Diego de Mazariegos, quien gobernara la Isla entre 1555 y 1565,
recogiendo a todos los indios dispersos, por orden del Rey de España, en
la parte más elevada de un grupo de colinas, que comenzaban en el
vecino pueblo de Regla.

En el último tercio del siglo XVI, Don Hernando Manrique de Rojas
repartió los solares entre unos 300 indios, formando un pueblo con 29
calles orientadas de norte a sur y 20 de este a oeste, sombreadas de
frondosos árboles regados por numerosos riachuelos.

En 1555 el pirata francés Jacques de Sores atacó el pueblo y, un año
después, se construyó una pobre iglesia, atendida por un padre
franciscano. En 1566 se constituyó el Ayuntamiento, presidido por el
gobernador y un número de concejales. En 1576 se edificó la primera
iglesia. La "loma de la Cruz" debe su nombre a que en ella el indio José
Vichat, que vivía allí, plantó una cruz de madera, la cual fue derribada
durante un ciclón en el año 1724, volviéndola a colocar en el mismo
lugar el hermano Serapio Manuel de Soto el 14 de septiembre de 1786 y,
más tarde, el obispo Espada ordenó construirla de cemento.

Durante la toma de La Habana por los ingleses en 1762, el alcalde de la
villa, José Antonio Gómez, defendió valientemente la plaza, debido a la
cual se le conoce como "la villa de Pepe Antonio".

Ya en 1607, en los terrenos de la antigua ermita de Nuestra Señora de la
Candelaria, se había edificado la parroquia mayor de María Santísima de
la Asunción. Su crecimiento se produjo con naturales de las Islas
Canarias y negros africanos, construyéndose espaciosas casas de
mampostería, donde gustaba pasar el verano la aristocracia habanera.

El primer cementerio de Guanabacoa se fundó en 1644 y se denominó del
Potosí, siendo mejorado y modernizado en 1811. En 1644 también se fundó
la ermita de Jesús de Nazareno.

El escudo de la villa de la Asunción de Guanabacoa le fue concedido el
14 de agosto de 1743 y en él aparece un mar, dos castillos y montañas.
El reloj de la torre de la Iglesia Parroquial fue comprado por
suscripción popular, y colocado allí por el Ayuntamiento el 6 de octubre
de 1859.

Ya, desde 1841, la villa tenía una Tenencia de Gobierno. El Cuerpo de
Bomberos se organizó en 1855, y en 1861 se fundó el Liceo Artístico y
Literario, del cual surgió la Conspiración de los Rayos y Soles de Bolívar.

El Hospital de la Caridad y la Plaza del Mercado se construyeron en
1856, siendo esta última demolida para ser reedificada en 1911 en la
calle de Martín Ugarte, entre Jesús Nazareno y Desamparados,
instalándose un parque en el lugar que ocupara la plaza anteriormente.

En 1860 se instaló el alumbrado público, en 1872 la cárcel y en 1879
asumió su cargo el primer alcalde. En Guanabacoa establecieron un
magnífico plantel los Padres Escolapios, pasando por sus aulas una parte
importante de la juventud cubana. En él funcionó la primera Escuela
Normal para maestros de Cuba.

El 27 abril de 1879, en el Liceo Artístico y Literario, el secretario de
la Sección de Literatura, José Martí, hizo el elogio del violinista
cubano Díaz Albertini y, al aludir varias veces a la patria, la libertad
y al porvenir de Cuba, consiguió que el Capitán General Blanco, presente
en la velada, exclamara: "Quiero no recordar nunca lo que he oído y no
concebí nunca que se dijera delante de mí, representante del Gobierno
español. Voy a pensar que Martí es un loco. Pero un loco peligroso".

A unas cuadras del Liceo quedaba la residencia de don Nicolás Azcárate,
conocida como la Casa de Figuras, en cuyo bufete habanero trabajó Martí
en los años en que volviera a Cuba (1878-79). En el Liceo de Guanabacoa
también tuvieron destacada participación figuras tan importantes como
Varona, Cortina, Montoro, Fernández de Castro, Figueroa, Azcárate y otros.

El acceso a Guanabacoa a través de la bahía se realizaba al principio
por un servicio de botes entre La Habana y Regla y, a partir de 1837,
al crearse una primera empresa de vapores, mediante lanchas, las cuales
posteriormente se vincularon al transporte urbano con embarcaderos en
Casablanca y Regla.

Entre Regla y Guanabacoa funcionaban dos trenes eléctricos. El acceso
por tierra se realizaba bordeando la bahía, primero en carruajes tirados
por caballos y después con vehículos de motor.

En la década de los 50, Guanabacoa, junto con La Habana, Regla, Marianao
y Santa María del Rosario, formó parte de lo que se consideraba como la
Gran Habana. Para esa fecha, el municipio estaba constituido por los
siguientes barrios y repartos: Bacuranao, Campo Florido, Cojímar, Cruz
Verde, Este de Corral Falso, Este de Asunción, Este de San Francisco,
Oeste de Corral Falso, Oeste de Asunción, Oeste de San Francisco, Pepe
Antonio y San Miguel del Padrón.

Actualmente el municipio incluye los repartos Alturas de Vía Blanca,
Albión, Azotea, Bellavista, Buenavista, Corralito, Chibás, D'Beche, El
Roble, Garrido, Guanabacoa, Habana Nueva, Mañana, Mambí, Alturas de
Villa María, Castilla, Federal, Haydée, Fuente Blanca, La Escala, La
Jata, La Lima, Mi Gloria, Nalón, Naranjo, Pomo de Oro, Ricabal, Villa
Elena, Villa María, Villa Nomar, y Villa Oliva, así como el caserío de
La Yuca. También forman parte de él los repartos y caseríos ubicados en
las localidades de Barreras, Bacuranao, Minas, Santa Fe y Arango.

En el municipio de Guanabacoa nacieron importantes figuras de la música
como Rita Montaner, Ernesto Lecuona e Ignacio Villa "Bola de Nieve".
Durante los años de la República el municipio se desarrolló,
instalándose en él talleres de mecánica; almacenes; pequeñas y medianas
industrias, como Concordia Textil, Productos Textiles S.A., Textiles
Flamingo y Compañía Textilera Amazonas S.A.; fábricas de tejidos, cintas
y etiquetas; Tejidos y Confecciones Perro S.A.; la Compañía
Internacional de Envases S.A.; una fábrica de sacos de papel kraft; el
tostadero de Café Regil; las Industrias Magic S.A., productores y
distribuidores de gas embotellado; la Unión Nacional de Industrias
Alimenticias S.A., con las marcas El Ebro, Canciller, La Colonial, Cruz
Verde y Río Frío; la fábrica de sábanas Palacio; la fábrica de
confituras Armada y Cía. S.A.; las Canteras Cubanas S.A. y las Canteras
de Minas S.A.; la embotelladora Tarajano S.A., distribuidores del agua
mineral Lobatón; la fábrica Sakoyute S.A. y otros muchos talleres
dedicados a la confección de ropa, así como a la fabricación de
artículos de uso doméstico.

Fueron famosos los manantiales y jardines de La Cotorra, hoy
contaminados y en estado de abandono. También cines como el Carral y el
Ensueño, numerosos restaurantes y cafeterías, tiendas, una galería de
arte, el museo histórico, la biblioteca y centros deportivos, como el
estadio Frank D'Beche.

En Guanabacoa aún existen dos cementerios hebreos: el Beth Ha Haím,
establecido en 1910, que posee un monumento erigido a los mártires del
machadato, y el Sefaradí, donde se encuentra el dedicado a las víctimas
del Holocausto.

Muchos otros lugares ya no existen o han sido totalmente transformados,
perdiendo las características que los identificaban, sumándose a la
insoportable uniformidad socialista. También ha sucedido algo similar
con las viviendas, estando en malas o regulares condiciones las
originales de la villa y, siendo las nuevas, principalmente edificios de
cinco pisos sistema Girón, repetidos hasta la saciedad en nuestros
pueblos y ciudades, totalmente antiestéticos y de baja calidad constructiva.

Actualmente existen empresas estatales de equipos hidráulicos,
geominera, comercializadora de azúcares y sus derivados, de productos
agropecuarios y forestales, constructora de equipos mecánicos, de
calzado, de envases, textiles, fundiciones, de herrajes varios y otras.

Con el paso de los años, el municipio se ha convertido en centro de los
cultos afrocubanos, tanto de origen abakuá como la Regla de Ochún o
Santería y la Regla Conga o Bantú, llamada también brujería. La práctica
de los mismos es habitual en su territorio. Debido a esto, aunque hoy es
fácil encontrar un babalao (babalawo) en cualquier municipio de La
Habana, cuando alguien está en problemas o las cosas no le salen como
quisiera, aún se le dice: "Llégate a Guanabacoa para que te vea un
babalao".

Source: La villa de Pepe Antonio | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1463888034_22540.html

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