Los milicianos de entonces
abril 20, 2016 3:16 pm por Luis Cino Àlvarez
Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino (PD) En la tarde del 16 de abril de
1961, en la esquina de las calles 12 y 23, a las puertas del Cementerio
de Colón, durante la despedida del duelo de las víctimas de los ataques
aéreos que preludiaron la invasión de Bahía de Cochinos, Fidel Castro
proclamó el carácter socialista de la revolución cubana.
El anuncio de Fidel Castro, que contradecía sus afirmaciones de los
primeros tiempos de que su revolución no era comunista, sino verde como
las palmas, se produjo en medio de consignas estentóreas y de una marea
de fusiles FAL alzados al cielo de milicianos enardecidos y dispuestos a
morir por la revolución.
Desde entonces, aquel hecho fue conmemorado cada año en el mismo lugar,
más o menos con la misma gente -la que aún vive y todavía se mantiene en
pie- y bastante menos ardor. Pero después de 2006, las conmemoraciones
fueron sin Fidel Castro, que se tuvo que jubilar por enfermedad. Y
tampoco hubo más gritos ni fusiles. Sólo las consignas, desgastadas por
el tanto uso, y los aplausos rituales luego del discurso del dirigente
asignado al acto. Pura formalidad.
Este 16 de abril, la conmemoración de la proclamación del socialismo
apenas tuvo fanfarria: era el primer día de sesiones del Séptimo
Congreso del Partido Comunista, dedicado, en lo fundamental, al recuento
de los muchos acuerdos que faltan por cumplirse del anterior, el Sexto,
y a reafirmar el inmovilismo, con la lectura de un informe que salvo
algún que otro detalle, parecía escrito hace una década atrás y aquello
del "sin prisa pero sin pausa".
En la fortaleza de La Cabaña, los cadetes dispararon 21 cañonazos, y a
los milicianos que acudieron al acto de la esquina de 23 y 12, los
reunieron en el cercano cine Chaplin para echarles un discurso sin mucha
ceremonia.
En las tomas de los apenas dos minutos que el NTV dedicó al acto, se
pudo apreciar los rostros adustos y aburridos de los milicianos de
entonces, algunos con medallas, todos angustiados por el futuro del
socialismo, tan aquejado y achacoso como ellos.
Si algo les queda de sus utopías, muy poco pueden hacer ya a favor de la
revolución por la que un día estuvieron dispuestos a morir. Si acaso
hacer número, como hicieron en el acto del cine Chaplin, hablar mierda o
ser informantes. Porque de nada serviría su sangre –que por cierto, debe
andar bien baja de hemoglobina- contra la corrupción, la ineficiencia,
la miseria y la desesperanza.
En abril de 1961, en vísperas del ataque, varios miles de personas
consideradas desafectas y potencialmente problemáticas para el régimen,
fueron arrestadas y encerradas en prisiones y stadiums deportivos hasta
días después del cese de los combates en Girón y Playa Larga. Hoy no
alcanzarían las más de 200 cárceles y los stadiums de todo el país para
encerrar a los desafectos y descontentos, que ya no serían miles, sino
millones. Y siguen en aumento…
luicino2012@gmail.com; Luis Cino
Source: Los milicianos de entonces | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/los-milicianos-de-entonces/
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