Wednesday, June 18, 2014

Las dos obsesiones de Raúl Castro

Las dos obsesiones de Raúl Castro
Posted on 18 junio, 2014
Por Carlos Cabrera Pérez

El gobernante cubano Raúl Castro acaba de reiterar en Bolivia dos de sus
obsesiones recurrentes: internet y Venezuela; en el primer caso tiene la
batalla perdida de antemano y en el segundo depende de la habilidad y la
generosidad de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

Internet es el símbolo más cotidiano de la globalización y quizá una de
las señas de identidad del cambio de siglo. La mayoría de los cubanos
están deseosos de acceder con total libertad al para ellos todavía
novedoso juguete tecnológico, convertido por obra y gracia de la
propaganda castrista en "método de guerra no convencional".

China puede "donar" a las autoridades cubanas su experiencia en capar
internet, pero hasta el propio Raúl Castro sabe que rendija que abren
los cubanos, rendija que luego es muy complicada de cerrar, porque ante
una nueva regulación draconiana surgen nuevos mecanismos, algunos
retorcidos, para burlarlos.

De ahí, la intensa letanía castrista con Zunzuneo y otras prácticas
informáticas del "enemigo" que -en el fondo- vienen a confirmar que el
tardocastrismo no es la revolución popular que muchos soñaron, porque
hasta un mensaje de 140 caracteres en Twitter los pone nerviosos y les
hace reaccionar duro y mal frente a lógicas manifestaciones humanas.

Desvelos y agresiones

Si la causa revolucionaria es tan justa y goza de tanta legitimación
popular, ¿a qué viene tanto desvelo con internet, tantas turbas
agresoras contra las Damas de Blanco y demás opositores, y qué ha pasado
finalmente con el cable submarino tendido desde Venezuela hasta Santiago
de Cuba; ¿se lo comieron los tiburones?

La democracia es ahora la norma en América Latina. Pretender introducir
parches en una estructura caduca como es una dictadura militar no
consigue mayor efecto que dejar al desnudo las incoherencias de una
gerontocracia miedosa al cambio. Ya ni siquiera les queda el consuelo de
anteponer los derechos sociales a los derechos políticos, porque los
colegios tendrán solo sesión de mañana, generando un nuevo problema
familiar, mientras que la atención sanitaria atraviesa por una etapa de
evidente deterioro a causa de la crisis económica, por mucho que insista
en negarlo el ministro de Salud Pública, Roberto Morales Ojeda.

La crisis ha golpeado especialmente a las familias de bajos recursos, a
los negros y mestizos, y a los enfermos crónicos, incluidos alcohólicos
y drogadictos. Crisis económica que no ha podido resolverse ni con la
ayuda ¿generosa y desinteresada? del chavismo, ni con las reformas
económicas de "actualización" del modelo.

Un modelo que sigue en peligro porque a la más que probable subida del
petróleo por los errores consecutivos de Estados Unidos en Irak, primero
invasión y luego abandono, Venezuela está extenuada económicamente, en
parte por seguir consejos habaneros de comprar votos cautivos a golpe de
petrodólares, y por la ya guerra abierta entre Maduro y Diosdado.

En el borde delantero

Por tanto, el mensaje sobre la unidad de los pueblos frente al
imperialismo fue una fórmula que se sacó Raúl Castro de la chistera para
enviar un mensaje a sus aliados bolivarianos: es mejor permanecer unidos
dentro de las discrepancias que ahondar el cisma interno. De ahí el uso
del símil militar de que Venezuela es el "borde delantero".

Nicolás Maduro cortocircuita a Diosdado Cabello en sus maniobras para
colocar a sus hombres en el aparato estatal y en la cúpula corrupta del
ejército; mientras, Cabello sabe que el compañero Nicolás se ha
convertido en un lastre por sus continuas torpezas y debilidades, entre
otras caricias mutuas.

Más claro el agua: si el borde delantero se rompe por la guerra
fratricida de la que ya la propaganda se encarga de culpar al
imperialismo, la situación para Cuba sería complicadísima, porque los
ánimos ya no están para otro eufemístico "período especial en tiempos de
paz". Tiene miga el nombrecito.

Y en paralelo, La Habana anda cabildeando con casi todo el mundo para
conseguir que Washington levante el injusto e inútil embargo comercial y
financiero que no ha provocado el colapso de la dictadura, pero ha hecho
vivir peor a millones de cubanos, víctimas y no siempre culpables de la
sinrazón del castrismo.

El único camino que le queda al tardocastrismo es poner en valor el
capital humano que creó la revolución -un tesoro muy valioso- y para
ello solo necesita que los cubanos sean hombres y mujeres libres. Una
vez que triunfe la justicia, la prosperidad es cuestión de trabajar duro
y con honradez, y establecer mecanismos de redistribución de la riqueza.

En medio del precipicio

Y ello posibilitaría incluso que se compre petróleo a Angola y a
Kazajistán, pero en una transacción comercial normal, con arreglo al
mercado y no politizada. Porque José Eduardo dos Santos y Nursultán
Nazarbáyev son amigos de Castro, S. A., pero en este mundo nadie regala
nada y cuando regala, es que sabe cómo cobrarlo con un beneficio de
hasta el 100%.

Sabotear internet y seguir dependiendo de un único proveedor extranjero
es reafirmar el desastre socioeconómico y renunciar a la prioritaria
independencia de Cuba en un mundo unipolar y desigual. Si hace un año y
medio estaban bordeando el precipicio, ahora ya están en el precipicio,
aunque algunos prefieran no mirar al hueco y seguir con la algarabía de
los 5 u 4, o los 3 espías presos y la independencia de los pueblos.

¿Raúl Castro y sus acompañantes se habrán preguntado alguna vez qué
habría ocurrido en Cuba si en vez de fidelidad incondicional; solo se
hubiera exigido a cada cubano ser un trabajador disciplinado y eficaz en
el cumplimiento de su jornada laboral?

Triste, muy triste para una ¿revolución? que se pretendió faro y guía
del continente y la nación más independiente del mundo, tener que
depender para su supervivencia de dos mediocres corruptos como Cabello y
Maduro, y vivir con miedo a Twitter, a Internet, y a una buena parte del
pueblo cubano.

Source: Las dos obsesiones de Raúl Castro | Café Fuerte -
http://cafefuerte.com/cuba/15176-las-dos-obsesiones-de-raul-castro/

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