Cuba: sigilio y sospecha, ingredientes para caer en desgracia
El coronel Alejandro Castro Espín, hijo del presidente Raúl Castro, es
el coordinador principal de la vigilancia en la membresía partidista.
Iván García Quintero
abril 10, 2014
Me cuenta un funcionario de rango medio del Partido Comunista, único
autorizado por el régimen, que el sigilo y la sospecha son marcas
registradas dentro de las estructuras del poder en Cuba.
"Los medios internacionales hacen ver que el acoso mayor y la represión
es para la disidencia. No hay dudas que son hostigados. Pero la
oposición juega sin cartas marcadas. Ellos dicen o publican con sus
nombres sus análisis o proyectos políticos. La Contrainteligencia sabe
cómo piensan. Pero el mayor control de la Seguridad del Estado es para
los miembros del Partido que ocupan puestos relevantes dentro del
aparato político o económico. Ya sea a nivel municipal, provincial o
nacional. Aquí la represión es sin golpes ni actos de repudio, pero
cuando caes en desgracia, tu vida corre peligro", señala.
Según otra fuente que trabaja en una institución oficial, el coronel
Alejandro Castro Espín, hijo del presidente Raúl Castro, es el
coordinador principal de la vigilancia en la membresía partidista.
"Escudados bajo la campaña nacional de la lucha contra la corrupción, se
mueven los hilos de un hostigamiento más sutil para descabezar cualquier
vestigio de pensamiento no acorde al proyecto oficial dentro de las
filas del Partido. Hay que andar con pies de plomo. Se debe ser muy
cauteloso de lo que hablas y tus relaciones personales. Siempre estamos
bajo asedio", señala la fuente.
La eficacia del departamento encargado de fiscalizar a personas
importantes dentro del status quo es notable. Desde que Fidel Castro
llegó al poder en 1959, la policía política se ha encargado e abortar
cualquier escisión dentro de sus filas. Las más conocidas fueron la
microfacción que lideraba Aníbal Escalante en 1968 o la purga de altos
militares acusados de tráfico de drogas en 1989. Pero han existido otras.
Desde Luis Orlando Domínguez, Juan Carlos Robinson, Roberto Robaina a
Felipe Pérez Roque y Carlos Lage Dávila. Algunos como Domínguez y
Robinson estuvieron tras las rejas varios años.
Hoy, Luis Orlando es dueño de un negocio de dulces y buffet para fiestas
y bodas en el reparto Flores, al oeste de La Habana. Robaina, luego de
caer en desgracia, se dedicó a pintar lienzos y administra un café de
tapas en el Vedado.
El ex canciller Felipe Pérez Roque y el viceministro Carlos Lage,
apartados del poder en 2009, laboran en puestos administrativos de poca
monta. Fueron hombres de confianza de Fidel Castro, pero cuando el
autócrata cubano se jubiló, en una nota oficial publicada en el diario
Granma, los recriminó en duros términos.
"La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó
en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo
externo se llenó de ilusiones con ellos, traicionaron la revolución
cubana", expresó Castro. De acuerdo a estas fuentes, demostrar ambición
política y pretender aspirar a ser presidente del país es visto como
algo desleal.
"En las estructuras políticas occidentales, competir por la presidencia
es habitual. Pero en Cuba eso es una falta que puede resultar muy grave.
Para escalar posiciones debes ser dócil y aparentar una lealtad
mayúscula a los líderes históricos, Fidel y Raúl Castro", aclara uno de
los funcionarios.
No pocos opositores sospechan que la muerte de Laura Pollán y Oswaldo
Payá Sardiñas fue urdida por la policía política. Pero quizá haya más
preguntas sin respuestas de antiguos personeros del régimen fallecidos
en circunstancias oscuras.
José Abrantes, ministro del interior, murió de un infarto en una cárcel
al sur de La Habana. Rosa María Abierno Gobín y Eduardo Díaz Izquierdo,
encartados en la Causa No. 1 de 1989 (que sentenció a muerte al General
Arnaldo Ochoa y otros tres oficiales), fallecieron de cáncer.
El legendario Manuel Piñeiro, alías Barbarroja, cerebro gris de la
subversión guerrillera y grupos urbanos clandestinos en América Latina,
perdió la vida una noche del 11 de marzo de 1998 tras impactar su coche
contra un árbol.
Cuarenta días después del incidente de tráfico ilegal de armas desde
Cuba a Corea del Norte, el domingo 25 de agosto en un accidente de
tránsito moría el General de División Pedro Mediondo, Jefe de la Defensa
Antiaérea y Aviación (el buque norcoreano Chong Chon Gang interceptado
en el canal de Panamá transportaba misiles antiaéreos y dos cazas de
combates Mig-21 camuflado bajo 250 mil sacos de azúcar prieta).
"Si eres disidente puedes ser golpeado y parar en la cárcel. Pero si el
asunto por el cual se cae en desgracia dentro del aparato estatal es
grave, entonces eres hombre muerto", señala un militante del Partido
jubilado.Cuando en el futuro se abran los archivos secretos del
Departamento de Seguridad del Estado se sabrá cuánto hay de ficción y
cuánto de realidad.
Source: Cuba: sigilio y sospecha, ingredientes para caer en desgracia -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-sigilio-y-sospecha-ingredientes-para-caer-en-desgracia-/33934.html
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