Conduciendo en reversa
En medio de las expectativas del gobierno y de los aspirantes a
inversores, se extiende el amplio diapasón de los prescindidos de
siempre: los cubanos comunes o "de a pie"...
Cortesía de Miriam Celaya
abril 13, 2014
Con seguridad, la nueva Ley de Inversión Extranjera "aprobada" por la
habitual unanimidad parlamentaria el pasado 29 de marzo de 2014, ha sido
la comidilla fundamental del tema "Cuba", tanto para la prensa oficial
de la Isla como para la independiente y la extranjera. Con sus
flexibilizaciones respecto de la vigente hasta ahora –promulgada en
1995–, la nueva regulación pretende lanzar el balón al lado contrario:
si ahora los cubanos residentes en USA no pueden invertir en Cuba, ya no
sería porque el régimen lo impide, sino por el grillete que les impone
el embargo. Una habilidad del viejo cocodrilo verde olivo que, pese a
todo el descalabro del sistema, mantiene sus mañas y acechanzas.
En medio de las expectativas del gobierno y de los aspirantes a
inversores, se extiende el amplio diapasón de los prescindidos de
siempre: los cubanos comunes o "de a pie", de los cuales no se reflejan
opiniones en los medios, lo que magnifica la exclusión. Esta vez, sin
embargo, la anulación de los derechos naturales de los cubanos está
multiplicando el malestar social, en un escenario en el que se está
verificando un acelerado desabastecimiento en las redes comerciales y un
pertinaz y creciente encarecimiento de los precios y de la vida.
Rechazo a la ley de inversiones
Las carencias, sumadas a la inflación, a los reajustes y prohibiciones
para ciertos renglones del comercio privado que han ocasionado el cierre
de numerosos negocios familiares desde enero de 2014, a la incertidumbre
en torno a la anunciada –y nunca debidamente explicada– unificación
monetaria, así como la falta de expectativas positivas, son factores que
enrarecen el ambiente social y desembocan en opiniones generalmente
desfavorables sobre la nueva Ley y su impacto al interior de Cuba.
Un sondeo informal que realicé en días recientes en el municipio Centro
Habana, tras la sesión extraordinaria del parlamento del 29 de marzo,
muestra un rechazo a la nueva Ley de Inversión Extrajera, casi tan
unánime como la "aprobación" acontecida en dicha plenaria: de un total
de 50 individuos encuestados 49 se manifestaron críticos a la Ley y solo
uno se manifestó indiferente. De hecho, el tema ha estado presente con
relativa frecuencia en numerosos corrillos no sometidos al sondeo
directo –cuestión poco común en una población usualmente apática con
respecto a legislaciones–, en los cuales resultaba dominante la
tendencia a criticar diferentes aspectos de la Ley.
Los principales motivos de descontento de la población se resumen en
varios puntos principales: la nueva Ley excluye arbitraria y
despóticamente a los nacionales, lo que implica que se mantiene la falta
de oportunidades para los cubanos de la Isla; los inversionistas
extranjeros no solo tendrán grandes ventajas y consideraciones
impositivas que nunca se han otorgado a los cuentapropistas, incluyendo
las facilidades arancelarias por concepto de importaciones (algo que
pedían los comerciantes de artículos importados y no se les concedió);
el Estado seguirá siendo el empleador de quienes laborarán en empresas
de capital extranjero, lo que implica la consiguiente sujeción de la
contratación a la fidelidad –sea real o fingida– a la ideología oficial
y los gravámenes sobre los salarios; se profundizarán las brechas
sociales entre los sectores con mayor nivel de acceso al consumo y los
sectores más desfavorecidos (estos últimos en crecimiento constante).
Colateralmente, muchos cubanos se cuestionan las veleidades de la
política oficial que, sin sonrojos, privilegia el capital de los
emigrados –otrora "siquitrillados, burgueses, apátridas, gusanos,
traidores, escoria, etc. – por sobre los que permanecieron en Cuba. La
reflexión lógica, incluso para los que se mantuvieron relativamente
vinculados al proceso revolucionario, o al menos no han sido
abiertamente opuestos al régimen, es que hubiera sido más sensato y
oportuno emigrar para tener alguna posibilidad de invertir en la actual
coyuntura. No faltan quienes perciben esta Ley como una traición del
régimen a la "fidelidad" de los que eligieron quedarse, generalmente los
cubanos más humildes.
Otro tópico que pone en entredicho la ya antes disminuida credibilidad
del gobierno es el hecho mismo de apelar actualmente al capital
extranjero como la tabla de salvación del sistema, cuando en 1959 se
realizó todo un proceso de nacionalización que constituyó una de las
medidas "más justas" y de mayor calado, a fin de "poner en manos del
pueblo" lo que le había escamoteado el sucio capital burgués. Los
cubanos se preguntan qué sentido tuvo expulsar el capital extranjero y
55 años después implorar por su retorno; es como desandar en reversa,
pero sobre una vía más insegura y deteriorada. ¿No nos hubiésemos
ahorrado más de medio siglo de carencias materiales y pérdidas
espirituales de haberse conservado las empresas que ya estaban
establecidas en el país? ¿Cuántos beneficios dejamos de recibir desde
que el Estado, improductivo, ineficiente y pésimo administrador, se
apropió de ellas?
¿De qué revolución tú estás hablando?
En todo caso, son mayoría los que tienen clara conciencia de que la
revolución y sus alardes de justicia e igualdad social quedaron atrás,
en algún recodo del retorcido camino. "¿Crees que esta nueva Ley va a
salvar la revolución?", le pregunto provocadoramente a un anciano que
vende periódicos por mi barrio. "¡Muchacha!, ¿de qué revolución tú estás
hablando?, ¿de la que hizo escapar a Batista o de la que está haciendo
escapar a todos los cubanos? La revolución del 59 se acabó desde que
'este' le entregó el país a los rusos; ahora lo único que quiere el
hermano es devolvérselo a los americanos, y quedarse con su buena tajá".
Probablemente nunca antes escuché una síntesis tan exacta de lo que
significa hoy para muchos cubanos la historia de la revolución.
Artículo publicado el 11 de abril en el blog Sin EVAsión
Source: Conduciendo en reversa -
http://www.martinoticias.com/content/conduciendo-en-reversa/34041.html
No comments:
Post a Comment