Publicado el domingo, 05.12.13
Hombres libres y un puente de letras
Raúl Rivero
Madrid – En ninguna de las imprentas oficiales que funcionan en la
sociedad cubana bajo el dominio de esa combinación grosera de la
intolerancia y el miedo al pensamiento libre hay papel y tinta para la
obra de las decenas de autores que, desde el año 2007, trabajan juntos
en el Club de Escritores de Cuba.
Ellos preparan sus libros en las soledades y los vértigos de las páginas
infinitas y blancas, pero se reúnen como tertulianos para leerse y
debatir sus poemas, sus cuentos, sus crónicas, novelas, ensayos o notas
críticas. Y para analizar temas de la cultura en general tanto de su
país como de otras zonas del mundo.
Debe de haber quicios de coincidencias estéticas entre esos autores y
habrá también, cómo no, divergencias a la hora encontrar la forma de
encarar los temas y asumir los estilos. Son ciudadanos que pertenecen a
diferentes generaciones y han hallado puntos de cercanías en la ilusión
de la literatura, pero que llegaron al club desde otra ilusión por la
que son marginados y perseguidos. La de la libertad de su país.
Cada uno ha hecho su camino privado. Unos son reconocidos periodistas
independientes. Otros, fundaron y trabajan en las bibliotecas libres o
pertenecen a los movimientos de activistas de derechos humanos. Y hay
también personas aisladas con vocación literaria que asumieron la
escritura con la decisión de contarlo todo sin mandatos, con los riesgos
de la represión y la certeza de la censura.
El Club de Escritores tiene, desde septiembre de 2012, una sede virtual
y una revista de literatura y arte en el sitio Puente de Letras. Está
abierto al ingreso de nuevos integrantes efectivos dentro de la isla y a
la entrada de escritores cubanos residentes en el exterior en calidad de
invitados.
Una nota publicada con motivo de la apertura del proceso para la
ampliación de la asociación expresa que el club tiene, entre otros
propósitos, "fomentar el buen entendimiento y la tolerancia a través de
la literatura, así como eliminar confrontaciones por cuestiones
políticas, de raza, sexo o religión es el único motivo que nos impulsa a
crear este proyecto donde nadie tiene la última palabra, pues todos
aprendemos."
Los hombres y mujeres que están unidos en ese espacio libre, plural y
exigente enseñan que la resistencia a la dictadura tiene campos diversos
que se complementan. Ellos, además de sus experiencias personales,
llevan ya seis años en una batalla silenciosa y tenaz que libera con las
palabras y la vocación de ser libre las parroquias que el régimen trata
de mantener sojuzgadas por el dogma y la represión.
El Club de Escritores de Cuba es un ámbito de libertad y creación que
han conquistado unos cubanos. Se adelantaron y escriben sus libros,
hacen tertulias sobre cualquier tema y, en esos debates, lecturas de
piezas y conversaciones, como escribió uno de sus fundadores el poeta y
periodista Jorge Olivera Castillo, se sienten más cerca que nunca del
porvenir.
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