Salud
Entre mugre e indisciplina social
Iván García | La Habana | 13 Mayo 2013 - 7:27 am.
A pesar de algunos brotes de dengue y cólera, en La Habana no se han
sucedido epidemias de gran alcance. Hasta ahora.
Aunque la noche anterior un renqueante camión ruso pasó por el reparto
Sevillano y una brigada recogió los desperdicios y escombros en varias
calles, por la mañana, numerosos trastos volvieron acumularse en las
esquinas.
"Es la de nunca acabar. Todas las madrugadas recorremos zonas del
municipio Diez de Octubre recogiendo escombros. Llevamos a los
vertederos toneladas de basura. Pero a las pocas horas las esquinas del
municipio vuelven a desbordarse de tarecos", señala Orlando, 35 años,
trabajador de servicios comunales.
Justo frente a la Plaza Roja, en el corazón del barrio habanero de La
Víbora, en un inmueble desocupado, los vecinos vierten apreciables
cantidades de desechos. Cada cierto tiempo, grandes camiones de volteo y
un buldócer recogen la basura amontonada. A los pocos días vuelve el
edificio derruido a llenarse de escombros y objetos inservibles.
No siempre los camiones de recogida pueden hacer sus rondas. Con una
flota envejecida, los choferes hacen lo que pueden. Muchos de esos
vehículos están parados por falta de piezas de repuesto. También la
indolencia social provoca que personas se roben las ruedas de los
contenedores de basura y con ellas fabrican carretillas. O por
diversión, pandillas juveniles vuelcan los tanques de desperdicios en
las calles.
Las autoridades de salud pública y epidemiología realizan campañas
publicitarias en los medios para contrarrestar los vertederos ilegales.
Pero su eco es escaso.
"La Habana es una ciudad altamente vulnerable a las enfermedades
relacionadas con la suciedad. Se pueden producir infecciones en la piel,
cólera o dengue, debido a la insalubridad y también por ratas, ratones,
mosquitos y mal tratamiento químico del agua", señala una especialista.
A pesar de algunos brotes de dengue y cólera, en La Habana no se han
sucedido epidemias de gran alcance. Hasta ahora. Aunque el dengue se ha
convertido en una enfermedad casi endémica.
Por falta de un servicio de agua potable las 24 horas, un alto segmento
de la población se ve obligada a depositarla en envases. No siempre con
la mayor higiene o cuidado. Esto ha traído como consecuencia que las
larvas del mosquito trasmisor del dengue hemorrágico sea muy difícil de
eliminar.
"Cortar el ciclo de la epidemia del dengue ya va resultando una quimera
imposible. Mientras en Cuba existan las actuales condiciones de vida y
siga escaseando el agua potable, erradicar el dengue es como luchar
contra molinos de viento", asegura el jefe de una brigada dedicada a
fumigar las casas para prevenir la enfermedad.
Por falta de cestos, los transeúntes suelen tirar a la calle, cucuruchos
de maní, latas de cerveza y cualquier otro desperdicio. Debido al
reducido número de baños públicos, en las noches, sobre todo en lugares
donde hay bares, cafeterías y centros nocturnos, muchos orinan o defecan
en la vía pública, en cualquier rincón o escalera de un edificio.
La apatía de la sociedad y el descontento de ciertos ciudadanos se ven
reflejados en pequeños actos vandálicos a teléfonos públicos, cajeros de
banco y ómnibus del transporte urbano.
La mugre y el mal olor han convertido a la capital en la ciudad más
sucia de la Isla. La escasez de depósitos de basura y la indolencia
social provocan que las calles se desborden de escombros y desperdicios.
"De seguir esa acumulación de suciedad y poco cuidado en el tratamiento
del agua, una epidemia de grandes proporciones pudiera desencadenarse en
La Habana en un futuro cercano", alerta un epidemiólogo.
Bastante bien hemos salido por ahora.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1368403132_3225.html
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