Monday, May 20, 2013

El trampantojo cubano

El trampantojo cubano
Infolatam
Madrid, 13 mayo 2013
Por Vicente Botín

(Especial Infolatam).- Cuando se escribe sobre Cuba muchos de sus
propagandistas se empeñan todavía en disfrazar la realidad de la
dictadura. Al revés que el brillante discípulo de "Juan de Mairena",
traducen "lo que pasa en la calle" por "los eventos consuetudinarios que
acontecen en la rúa". Emborronan la realidad con perifollos, la
disfrazan para hacerla más digerible. Hablan de reformas pero soslayan
que ninguna de esas "reformas" ha eliminado el corpus jurídico de la
dictadura, en especial las leyes "mordaza" y de "peligrosidad
predelictiva". Esta última castiga "la especial proclividad en que se
halla una persona para cometer delitos", es decir, el crimen de la
mente, el "crimental" del que habla George Orwell en su libro "1984".

Las leyes represivas siguen ahí, no se han modificado un ápice y se
aplican a rajatabla contra los que contradicen la verdad oficial. La
política de puertas abiertas para que algunos destacados opositores como
Berta Soler o Elizardo Sánchez puedan viajar fuera de Cuba responde a
una calculada operación de marketing. El rédito que espera obtener el
gobierno por su "benevolencia" es superior al mensaje negativo que dan
los disidentes extramuros de la isla. La actitud "tolerante" de Raúl
Castro está sirviendo de munición para los publicistas del régimen que
ya ha puesto en marcha "la máquina del olvido". Después, cuando el ruido
se haya apagado, despertará la furia y el gato seguirá jugando con el
ratón como mejor le convenga, dosificando los actos de repudio, las
palizas y detenciones, la retirada de pasaportes… La mercadotecnia tiene
sus límites.

Los predicadores de las buenas nuevas de la revolución cubana anuncian a
bombo y platillo que la era post Castro ha comenzado y que las reformas
económicas alumbrarán, inevitablemente, una liberalización política.
Infieren que el nombramiento del "joven" Miguel Díaz-Canel como primer
vicepresidente del Consejo de Estado en sustitución de José Ramón
Machado Ventura, un marxista dogmático, es un primer paso hacia la
transición porque en caso de fallecimiento o renuncia de Raúl Castro,
Díaz-Canel le sustituiría en la presidencia. Eso es cierto, pero solo a
medias.

Machado Ventura no ha sido relegado sino todo lo contrario. El artículo
5 de la Constitución establece que "El Partido Comunista, martiano y
marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la
fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado", es decir que el
poder emana del partido por encima de las demás instituciones del
Estado. La autoridad de Raúl Castro como antes la de su hermano Fidel no
procede de su cargo de presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros sino por ser el primer secretario del Partido Comunista. Y
Machado Ventura, "Machadito", como le llaman los hermanos Castro, es el
segundo secretario, es decir, el número dos en la escala del poder. En
caso de muerte o incapacidad de Raúl Castro, Díaz-Canel le sucedería en
la presidencia, pero el poder real lo tendría Machado Ventura y si
hubiera fallecido, quien designe la cúpula del partido.

De los 15 miembros que integran el Buró Político del Partido Comunista,
siete son militares (eran ocho antes del fallecimiento del general Julio
Casas Regueiro): Raúl Castro, Ramiro Valdés, comandante de la Revolución
y vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros;
Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior y vicepresidente del
Consejo de Estado y del Consejo de Ministros; Leopoldo Cintra Frías,
ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y miembro del Consejo de
Estado; Álvaro López Miera, viceministro primero y jefe del Estado Mayor
de las FAR, y Ramón Espinosa Martín, viceministro primero de las FAR.
Todos ellos tienen un enorme peso histórico en la revolución y cuesta
trabajo creer que estarían dispuestos a ceder gustosamente el poder a un
burócrata, a un apparátchik como Díaz-Canel

Otros militares que no forman parte del Buró Político del PCC ocupan
importantes puestos en la cúpula del poder, como los generales José
Amado Ricardo, secretario ejecutivo del Consejo de Ministros; Carlos
Fernández Gondín, viceministro primero del ministerio del Interior;
Joaquín Quintas Solá, viceministro de las FAR; y el coronel Alejandro
Castro Espín, hijo de Raúl Castro y jefe de Coordinación e Información
de los Servicios de Inteligencia y Contrainteligencia de las FAR y el
ministerio del Interior. Otro peso pesado es el coronel Luis Alberto
Rodríguez López-Calleja, presidente ejecutivo de GAESA, el entramado
empresarial de las FAR, aunque puede haber perdido influencia tras
divorciarse de Déborah Castro Espín, hija de Raúl Castro. No hay que
olvidar tampoco a los generales Lucio Morales Abad, Rafael Bello Rivero
y Onelio Aguilera Bermúdez, jefes de las tres zonas militares en que
está dividido el país.

Cuba no es la extinta Unión Soviética ni Díaz-Canel es el Gorbachov
cubano. Solo es un protegido de Raúl Castro como otros lo fueron de su
hermano Fidel. Su nombramiento responde al mismo esquema de ascenso
utilizado históricamente con otros "jóvenes" como Carlos Aldana, Roberto
Robaina, Felipe Pérez Roque o Carlos Lage, que fueron luego abandonados
a su suerte. Después de que Lage y Pérez Roque fueran "tronados", Fidel
Castro escribió en una de sus reflexiones que "La miel del poder por el
cual no conocieron sacrificio alguno despertó en ellos ambiciones que
los condujeron a un papel indigno". Es decir que disfrutaron del poder
pero carecían de la "legitimidad" de la lucha guerrillera. Díaz-Canel
tampoco dispone de ese "certificado" que le asegure un pasaporte hacia
el futuro frente al sanedrín de "héroes" de la revolución que detentan
el poder en Cuba.

Con ese "ideario" es difícil pensar que Díaz-Canel sea el "tapado" que
vaya a dirigir el proceso de transición en Cuba.

Al designar a Díaz-Canel como vicepresidente primero del Consejo de
Estado, en febrero pasado, Raúl Castro dijo que Cuba ha alcanzado "una
trascendencia histórica porque representa un paso definitorio en la
configuración de la dirección futura del país mediante la transferencia
paulatina… a las nuevas generaciones de los principales cargos". Pero
esa transferencia no depende tanto de las nuevas generaciones, sino de
la "vieja" nomenclatura que se encuentra dividida con respecto a las
reformas económicas que está llevando a cabo Raúl Castro. El profesor
Carmelo Mesa Lago ha señalado que "A pesar de lo que dice Raúl Castro
sobre la unidad en la dirigencia, todo indica que existe un disenso en
la cúpula del poder, así como en los niveles intermedios. Unos apoyan
las reformas para mejorar el desempeño económico y social, y así salvar
la revolución, otros las rechazan por temor a desatar fuerzas que se
escapen del control del régimen".

El pulso entre reformistas e inmovilistas se mantiene vivo frente a la
grandilocuencia de los discursos. Y en medio de esa batalla se encuentra
Miguel Díaz-Canel, un probo funcionario que ha hecho carrera en el
Partido Comunista de Cuba donde ha dejado "perlas" difíciles de olvidar.
En 2009, cuando era ministro de Educación Superior, Díaz-Canel prohibió
viajar a Estados Unidos a 30 jóvenes cubanos becados por el Bureau of
Educational and Cultural Affairs de ese país porque, según dijo, las
becas son "una muestra de las acciones que realiza la Administración
norteamericana actual para tratar de penetrar ideológicamente a la
juventud universitaria". Muy mal parados salieron también los pobres
estudiantes a los que acusó de "inconsistencia ideológica inadmisible" y
de "confusión e incomprensión de los pilares básicos en los que se
sustenta la ideología de nuestra Revolución".

Con ese "ideario" es difícil pensar que Díaz-Canel sea el "tapado" que
vaya a dirigir el proceso de transición en Cuba. Es una figura
decorativa, una ilusión, un trampantojo, esa técnica pictórica que juega
con la perspectiva, el sombreado y otros efectos ópticos para engañar la
vista. Pero la realidad de la dictadura no admite trampas. Como dice
Laocoonte en la Eneida: "Desconfío de los griegos incluso cuando traen
regalos".

http://www.infolatam.com/2013/05/13/el-trampantojo-cubano/

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