Periodismo
'Casi una quimera imposible'
Regina Coyula | La Habana | 14 Mayo 2013 - 8:35 am.
Miguel Díaz-Canel afirmó que prohibir el flujo de información era casi
imposible. No imposible del todo, sino casi.
La libertad de información es por estos días un tema del que se ha
ocupado la prensa sobre Cuba a propósito de unas declaraciones del
vicepresidente Miguel Díaz-Canel en un seminario sobre educación. Y
menciono prensa sobre Cuba y no prensa de Cuba porque las palabras del
vicepresidente cubano fueron reseñadas por la prensa oficial sorteando
el escollo que alude a la calidad de… la prensa oficial.
El libre flujo de la información ha sido mencionado cíclicamente con
matices y con mayor o menor presencia a lo largo de los cincuentitantos
años de gobierno unipartídico. Pero ni en su anquilosamiento, el
Gobierno puede negar el impacto de la revolución tecnológica que ha
puesto las noticias globales al alcance de un clic desde un teléfono móvil.
No pretendo analizar la brecha tecnológica que supone haber estado de
espaldas a esta revolución en aras de la pureza ideológica. Esa misma
pureza ideológica que ha hecho de nuestro medios ¿informativos? vehículo
de propaganda, válida por igual para convertir reveses económicos en
victorias políticas, como para distorsionar la historia nacional o foránea.
Me ahorraré mencionar la responsabilidad del gobierno norteamericano al
negar el acceso a Cuba a los cables oceánicos, porque algún lector
minucioso se encargará de hacer la observación documentada en esta web
2.0 de flujo bidireccional.
Mucho se ha hablado de Telesur en los últimos tiempos. Y aunque la
multinacional posee su propio sesgo informativo, los cubanos hemos
podido asomarnos a otra forma de noticiar. Luego de la comparación, el
noticiero de la televisión cubana, además de parco en noticias, aparece
desfasado, antiguo, cheo. "Dossier", uno de los programas estrella de la
cadena, transmitido con anterioridad a Telesur en la televisión cubana
(aunque se difería 24 horas), también tiene un aire anticuado si lo
comparamos con las pantallas táctiles de los corresponsales y
conductores que interactúan desde las cuatro esquinas del mundo.
No sé cuál será el destino de Telesur, ese proyecto millonario
subvencionado principalmente por el gobierno venezolano, pero si acabara
mañana, los cubanos pudimos mirar la actualidad. Al menos, pudimos mirar
más actualidad.
Volviendo sobre las palabras de Díaz-Canel, el reto sería poner el
sistema informativo gubernamental a la altura de las exigencias de la
sociedad moderna, tomando en cuenta que el acceso a internet será cada
vez mayor y más rápido, y que aun priorizando ese internet de beneficio
social con el que se excluye a la sociedad en su totalidad, por esa
misma vía la información estará en todas partes en cuestión de horas.
¿Pueden los periodistas de los medios oficiales en activo mudar su
práctica hacia esta otra práctica, que para el cubano será novedosa,
pero es norma en el mundo informativo actual? Si abro el periódico
Granma, si sintonizo el noticiero de televisión, pienso que para muchos
de ellos es tarde, porque no sabrían ya hacerlo diferente.
Pero el asunto cardinal es que, si la voluntad política recogida en el
último Congreso del Partido (¡hace tres años ya!) existiera, se habría
sustituido a la dirección de una emisora exclusiva de noticias como
Radio Reloj, habrían removido a los actuales directores de periódico y
de los telenoticiarios.
Pero están allí, nadie los ha molestado y ellos a su vez no se han
molestado en introducir cambios en su ámbito de trabajo porque donde se
decide la política informativa, donde mismo se sabe que "con el
desarrollo de las tecnologías de la información, de las redes sociales,
de la informática y la Internet, prohibir algo es casi una quimera
imposible" (palabras de Díaz-Canel, enfásis mío), se aferrarán mientras
puedan a ese casi para que al cambiar, todo siga igual.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1368468323_3236.html
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