Thursday, October 18, 2012

Reforma migratoria: boicot a la libertad

Reforma migratoria: boicot a la libertad

La reformulación de la norma beneficia sobre todo a los chicos buenos, a
los que salen de Cuba con un poco de miedo, a los que viven fuera
amedrentados y atormentados por las virtuales consecuencias de portarse mal.
Joan Antoni Guerrero Vall
octubre 18, 2012

Sigue el régimen de La Habana haciendo, con su última reforma
migratoria, el particular boicot a la vida de los cubanos, estableciendo
un marco legal que no hace más que presentar de modo distinto lo que es,
de hecho, más de lo mismo. De nuevo toca presenciar cómo cualquier
reformulación de las mismas e injustas reglas del juego, aunque bajo
apariencia más amable y presentable, tienen una capacidad enorme de
generar y echar a andar un torrente imparable de titulares que ofrecen
una imagen positiva de lo que se presenta como distinto a pesar de que,
al fin y al cabo, no deja de ser más de lo mismo. Como se dice a menudo,
el régimen castrista ha construido con su Revolución una obra maestra
del marketing político. Para casi todo lo que vende hay alguien
dispuesto a comprárselo con los ojos cerrados, ni planteando la más
mínima duda. Si viene de Cuba, lo comprar todo.

Un hecho sorprendente de la reformulación migratoria (quizás es mejor
hablar en términos de reformulación, más que de reforma, nadie debería
atreverse a referirse como cambio al hablar de semejante despropósito)
es que ha recibido muchos más comentarios de bienvenida y elogio dentro
de la Isla que fuera. "¡Hurraaaa!" exclamaba Yoani Sánchez en Twitter,
precipitándose quizás, dado el jarro de agua fría que le cayó encima
cuando, leyendo atentamente la letra pequeña del asunto, se percató de
los "filtros" ideológicos que permanecen en la regulación de quien entra
y sale de ese país. Ofreciendo una nueva oposición a la Carta
Fundamental de los Derechos Humanos, la dictadura castrista sigue
vulnerando los derechos individuales que, por otro lado, parece que solo
van a ser obtenidos, no por su conquista, sino más bien como resultado
final de una larga espera. Y eso es solo una hipótesis. Está por ver si
el despropósito castrista se declara eterno o no. Desde el exterior la
lectura parece que ha sido otra.

Como han apuntado muchos observadores en los últimos días la
reformulación de la norma beneficia sobre todo a los chicos buenos, a
los que salen de Cuba con un poco de miedo, a los que viven fuera
amedrentados y atormentados por las virtuales consecuencias de portarse
mal. Y portarse mal incluye, por ejemplo, comportamientos tan
contrarrevolucionarios –a la vez que inofensivos para la higiene
democrática- como puede ser plantarse frente a un consulado a
despotricar -con toda la razón del mundo- contra el régimen de La
Habana. En definitiva, el último cambio castrista, esta nueva maniobra
de La Habana, trata de aligerar los trámites para que la gente se vaya.
Solo queda esperar –de nuevo- a que estas nuevas condiciones
multipliquen el movimiento de cubanos por el mundo, aunque sería
deseable que este pulular por el mundo sirviera de algo, para introducir
por ejemplo aires de libertad a la isla, resonancias de otros mundos que
ayudaran definitivamente a la gente a reclamar lo que les pertenece. Sin
tener que sentarse a esperar pacientemente y tampoco sin tener que
cruzar los dedos esperando a tener suerte.

http://www.martinoticias.com/content/article/15783.html

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