Saturday, October 20, 2012

Elecciones de delegados en Cuba ¿Vale la pena votar?

Elecciones de delegados en Cuba ¿Vale la pena votar?

¿Qué es mejor? ¿abstenerse, anular la boleta? ¿o votar por el candidato
más comprometido con los cambios?
Rolando Cartaya/ martinoticias.com
octubre 20, 2012

Más de ocho millones de cubanos pueden votar este domingo para elegir a
los delegados a nivel de circunscripción del llamado Poder Popular,
14.537 que fueron postulados en septiembre en asambleas vecinales, a
mano alzada. Ninguno es opositor.

Aunque no se esperan sorpresas, podría ser la única votación con cierta
importancia de todas las que prevé periódicamente el sistema electoral
implantado en la isla.

Después de este nivel de base, no son los votantes, sino comisiones
integradas por las organizaciones de masas afines al gobierno las que
proponen los candidatos a las asambleas provinciales y a la nacional: un
50 por ciento entre los delegados de las cerca de 15 mil
circunscripciones del país, y otro 50 por ciento entre celebridades
revolucionarias.

De modo que únicamente en esta etapa pueden los electores hacer sentir
en alguna medida su influencia y sus aspiraciones, proponiendo y
eligiendo candidatos. Aún así, muchos prefieren no enterarse. Y el
camino de los pocos aspirantes alternativos a los favoritos del gobierno
suele ser espinoso y cuesta arriba.

El periodista Independiente Julio Aleaga Pesant lo sabe bien. Por
tercera vez, aprovechando que la ley electoral permite que un ciudadano
se autoproponga, se presentó el 23 de septiembre como candidato a la
asamblea de nominación de su área en la zona del Vedado donde reside
(Cada municipio está dividido en circunscripciones, y cada
circunscripción en áreas).

​​Sólo 60 personas acudieron a la asamblea, que era dirigida por un
teniente coronel del Ejército. El favorito del gobierno era otro
militar: un coronel del Ministerio del Interior, que no estaba presente.
Aleaga señala que, si bien el Partido Comunista no propone candidatos,
estas candidaturas con "idoneidad revolucionaria" suelen surgir de una
organización afín al gobierno, la Asociación de Combatientes de la
Revolución Cubana.

Luego de algún cuestionamiento inicial por parte de tres vecinos ("¿Qué
hace aquí este contrarrevolucionario?") otros sugirieron que Aleaga
estaba en su derecho. Tuvo entonces un minuto para explicar por qué
quería ser candidato a delegado. (En el sistema electoral de la isla se
prohíbe hacer campaña, y se recomienda al votante guiarse no por un
programa, sino por "el prestigio, las condiciones personales y la
capacidad de servir al pueblo" del aspirante).

Poco después, el presidente de la Asamblea reclamó un voto a mano alzada
y ni siquiera contó los votos a favor del disidente.

El primer opositor que se recuerde tuvo la "osadía" de presentarse a
estas elecciones para delegado de circunscripción fue el recién
fallecido Roberto Bahamonde Masot en 1989, en un distrito del municipio
habanero de San Miguel del Padrón. Terminó encarcelado por supuestas
actividades económicas ilícitas.

Con la certeza de que las elecciones son un gran teatro, de que los
delegados no tienen ningún poder real, y de que sus votos no cambiarán
nada, muchos cubanos disconformes se resisten a la presión puerta por
puerta para que vayan a votar, y no acuden a las urnas. Pero si sus
nombres por alguna "casualidad" no aparecen en el Registro Electoral, no
se les contabiliza como abstenciones.

Este año en varias localidades del país grupos de personas se han negado
a participar en el proceso.

Otros sí van a votar, pero dejan en blanco la boleta, o escriben una
cruz, un "NO" o alguna consigna. Este año el ex diplomático y teórico
del socialismo democrático Pedro Campos y otros compañeros suyos han
llamado a escribir en las boletas una "D" de democratización si se está
de acuerdo con las siguientes propuestas: elección directa del
Presidente y el Vicepresidente de la República; ratificación de los
pactos internacionales de derechos humanos y adecuación consiguiente de
las leyes cubanas; y que todas las leyes importantes sean discutidas en
la base y sometidas a referendo.

Por supuesto, Campos, que vive en Cuba tan marginado como cualquier
disidente activo defensor del capitalismo, no tiene acceso a los medios
de comunicación ni otros recursos legales para divulgar sus propuestas
en el país. Sus artículos y ensayos se publican en webs basadas en el
extranjero como Rebelión, Kaosenlared o Havana Times a las que pocos
cubanos pueden acceder.

Aleaga cree sin embargo que es importante ir a votar a favor de los
candidatos menos comprometidos con el régimen. Opina que el gobierno
gana cuando las boletas se anulan, y que es necesario darle el voto a la
persona más preparada para los cambios democráticos en Cuba.

"Yo tengo esa opción: tengo un coronel del Ministerio del Interior, al
que no conozco, porque no se ha presentado a ninguna asamblea en el
barrio; y tengo a un publicista con quien he trabajado ¿Por quién voy a
votar? ¿por el coronel que debe ser un militarote conservador, o por el
publicista, que está más abierto a los cambios, que cree más en la
libertad de empresa? Pues por el publicista. Ahí es donde podemos ir
ganando espacio".

Para otros como el fallecido líder del Movimiento Cristiano Liberación,
Oswaldo Payá, la votación en Cuba en las condiciones actuales es un
ejercicio fútil.

Dos días antes de encontrar la muerte el pasado 22 de julio en una
carretera de la provincia Granma, Payá escribió un artículo titulado "No
hay elecciones libres si no hay hombres y mujeres libres". Allí
argumentó lo siguiente:

"Si no hay reconocimiento legal, es decir, el derecho a existir y
trabajar sin persecución en la sociedad y exponer sus ideas los
partidos, sino hay pluralismo no hay elecciones. Respeto las opciones
inclusive las de participar y presentarse, como ven no haremos una ley
de fusilamiento ni ofendemos a nadie por su decisión, pero denunciamos
que el pueblo sabe que no puede decidir. No es libre, y por eso no tiene
sentido participar de ninguna manera en elecciones que sólo son el
contrasentido de la democracia".

"Creo que es una dilación, una desviación y precisamente parte de la
negación al cambio verdadero que Cuba quiere y necesita. Porque la falta
de libertad de asociación, de expresión y de elecciones libres son
precisamente la barrera que im

http://www.martinoticias.com/content/article/15839.html

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