Publicado el viernes, 10.19.12
¿Cuba, puertas abiertas? Del colectivismo a la segmentación
Miguel Cossío
Separemos la paja del grano en la reforma migratoria anunciada por el
gobierno de Raúl Castro, y condensemos el mensaje:
Compañero ciudadano, usted pórtese bien; continúe poniendo su granito de
arena en los ajustes que hacemos al modelo. Sólo guarde silencio,
ocúpese de llenar los requisitos establecidos y podrá salir del país sin
mi permiso. Acepte que después de medio siglo usted está listo para
enrolarse en mi renovado formato de proyecto social.
Visualicemos por un instante el anuncio en términos matemáticos. Fidel
Castro edificó su poder a partir de la consolidación de una fórmula
basada en cocientes políticos derivados del control absoluto de una
nación entera.
Castro logró condensar un numerador social de millones de seres humanos,
cuyos destinos individuales eran divididos diariamente por un único
denominador común: todos comían de su canasta básica; todos pedían su
permiso para viajar; todos se vigilaban los unos a los otros y entre
todos, a merced del CDR. Todos, es decir, la masa, vivían y dependían de él.
El esquema de controlar igualitariamente a los miembros de la sociedad a
través de deberes, obligaciones y unos mínimos derechos colectivos,
siempre vulnerables, fue funcional mientras los cocientes políticos
arrojaron resultados productivos a sus fines. Incluso cuando estuvo en
riesgo la gobernabilidad del sistema en épocas de externas turbulencias
políticas vinculantes, como la caída del bloque pro soviético en Europa
del Este.
Con el tiempo, la gobernabilidad se convirtió en un asunto de vida o
muerte, sobre todo tras el retiro oficial de Castro el mayor, a causa de
enfermedades. Su hermano, el heredero, se propuso entonces ajustar las
tuercas del modelo, a fin de preservar el changarro.
De todas las demandas populares que enfrentaba el general, quizás la
reforma migratoria era la exigencia más esperada por la sociedad, junto
con los reclamos por la comida, el acceso a los hoteles, la posesión de
bienes, como el auto, la vivienda, el teléfono celular, etc. Los ajustes
al modelo no podían seguir su curso, sin una modificación real de esta
asignatura.
En el fondo y desde la perspectiva de las pretensiones gubernamentales,
la nueva medida se integra al intento de transformar un modelo
colectivista fracasado en uno donde el empresario más exitoso y
encumbrado de la sociedad sea reconocido hasta en los documentos
oficiales por el singular y nobiliario título de disciplinado compañero
Cuentapropista.
Estamos a las puertas, pues, del reemplazo de la fórmula castrista
tradicional para controlar a las masas, por el uso de la ecuación de
serie numérica de línea recta, que, según los cálculos oficiales,
permitirá segmentar a núcleos sociales de interés público.
Es decir, al menos en esta materia, la antigua política de "para todos"
será sustituida por la de "para partes". El todo por la parte, concebido
para aislar a personas en categorías de "vitales, imprescindibles y
necesarias", cuya lamentable partida al exterior se traduciría en el
colapso del desarrollo nacional.
Bajo este nuevo principio de discriminación selectiva, el tranquilo Pepe
Tuercas podría salir o entrar al país, únicamente con su pasaporte. Pero
no así los vitales médicos, deportistas y científicos. Ni el guardia de
seguridad de la posta sesenta y cuatro de Punto Cero. Ni enemigos
incómodos, como Yoani Sánchez, las Damas de Blanco o Guillermo Fariñas.
En cuanto al plano financiero, se ha especulado que el gobierno estaría
en apariencia perdiendo ingresos a corto plazo, por disminuciones en
cobros de pasaportes, trámites de viajes, etc. Pero a la larga, la
apuesta es aumentar el volumen de los potenciales viajeros. ¿Cuál será,
sin embargo, la actitud de los países de destino, en cuanto a visados y
política migratoria, comenzando por Estados Unidos y los vecinos de la isla?
Al interior, veremos medidas colaterales, dirigidas todas al rediseño de
aspectos clave del esquema de control gubernamental. El rediseño
comprende, por ejemplo, el engorroso y conflictivo tema de las
extensiones del concepto de propiedad.
A cierto plazo, la nueva vuelta de ajuste al modelo podría traer el
surgimiento paulatino de clases sociales reales en Cuba, cuyos
ciudadanos se comportan por ahora como los números primos en una
sucesión numérica. Está demostrado que cuando se determina el último
número primo es imposible saber a ciencia cierta cuál sigue.
http://www.elnuevoherald.com/2012/10/19/1325088/miguel-cossio-cuba-puertas-abiertas.html
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