Hasta los perros tienen que trabajar
Miércoles, 08 de Agosto de 2012 00:12
Escrito por Ramón Díaz Marzo
Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Hasta los perros de
verdad aportan su granito o piedra para conseguir el diario sustento.
Pero la realidad es que en la isla hace 54 años se trabaja pero el país
no produce nada.
Hablan de un perro que anda con credencial colgada al cuello. Dicen los
vendedores de libros viejos que el tal perro "trabaja" para la policía.
El de cuatro patas no tiene amistad con nadie, ni con sus propios
colegas, especialmente si pertenecen al sexo masculino. Salvo alguna que
otra perra de los alrededores del Palacio de los Capitanes Generales,
que conserva y defiende porque son sus amantes, ningún canino puede
merodear por el colonial parque donde se alza la estatua del Padre de la
Patria, Carlos Manuel de Céspedes.
La historia de este perro es cierta: vi como le atrae el olor de los
uniformes de la Policía Nacional Revolucionaria.
Apenas permitió que lo fotografiáramos. Guarda mucha relación con otros
"perros" de dos patas que cuando te observan con una cámara apretando el
clip hacia la ciudad y descubren que no eres turista, te quieren quitar
la cámara y ladran: "te la vamos a meter por el c...".´
Por supuesto que los que quieren introducir en mi cuerpo un artefacto
fotográfico por una zona crítica no son los policías que cuidan el
orden, sino chivatientes voluntarios, verdaderos perros de la hijeputiña
gratuita, que al final descubres que son unos miserables que se están
muriendo de hambre y están peor que uno.
Pero volvamos a los divinos perros de verdad. Hay un par de simpáticos
salchichas adictos al beisbol que posan ante las cámaras de los turistas
y ganan sus fulas. A estos perros no les interesa la política ni la
entienden, pero apoyan al equipo "Industriales".
Por supuesto que lo de Industriales es sólo un nombre, pues que yo sepa
en Cuba no ha ocurrido ningún desarrollo industrial durante más de medio
siglo a pesar de que el desgobierno dice tener buenas relaciones con
países tan potentes como la República Popular China y Rusia.
También acoto que al final todo somos unos perros. Todos los cubanos,
los que ya están muertos, los que se fueron, los que se quedaron, los
que se irán, los que entran y salen, llevaron y llevan una vida de perros.
Yo, por ejemplo, me considero un perro por accidente natal: haber nacido
en Cuba. Es cierto que, en materia más privada de mi vida personal, mi
propia familia me ha tratado como un perro. Palos y golpes han llovido
de todas partes. La única excepción fue mi tía Tina, que ahora vive en
Miami y antes de irse me dejó una casa para que pudiera vivir solo,
lejos de los palos y maltratos que origina el tener que vivir con otros.
Creo que por hoy es suficiente lo que escribí sobre los perros.
Para Cuba actualidad: ramon597@correodecuba.cu
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/4850-hasta-los-perros-tienen-que-trabajar.html
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