Cuba consigue otro rehén extranjero
Mary Anastasia O´Grady
Sábado, 11 de agosto de 2012
Cuba quiere convertirse en una meca del turismo internacional. Pero
también necesita mantener a los cubanos alejados de los extranjeros que
siembran ideas contrarrevolucionarias en sus cabezas, como la noción del
derecho a ganar lo suficiente para tener una vida decente.
La semana pasada, la dictadura militar demostró cómo planea resolver
este dilema cuando arrestó al español Ángel Carromero y lo acusó de
doble homicidio involuntario tras un accidente de tráfico que cobró la
vida de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero.
Todo indica que el régimen está utilizando a Carromero, vicesecretario
general de la división Nuevas Generaciones del Partido Popular de
Madrid, como ejemplo no por su manera de conducir sino por sus
afiliaciones políticas. Extranjeros, tengan cuidado.
Si los defensores de los derechos humanos tuvieran la tecnología para
crear en un laboratorio al disidente perfecto que le haga frente a la
dictadura militar en La Habana, no podrían haber conseguido algo mejor
que lo que Dios creó en Payá. El pacifista de 60 años era valiente,
expresivo y recio en su convicción de que si los cubanos tan solo
dejaran a un lado su miedo, podrían exigir la justicia y la equidad que
la ley les otorga como derecho. Una combinación única de inteligencia,
coraje y humildad lo hicieron la peor pesadilla de Castro.
La muerte de Payá provocó inmediatamente especulaciones en la comunidad
de activistas de derechos humanos sobre la posibilidad de que el régimen
haya tenido que ver con el accidente. De haber sido así, no sería algo
nuevo. Miles de cubanos que rechazaron alienarse han sido asesinados
desde que Fidel se hizo con el poder. Ahora que Raúl Castro ha sido
ascendido a dictador, un encargo para asesinar a Payá, si fue eso lo que
pasó, no sería raro. Pero podría haber más detrás de este caso.
En el auto también viajaba el activista sueco Jens Aron Mondig, que
salió ileso. En los días posteriores al accidente, corrió el rumor de
que había enviado un mensaje de texto a Europa desde el lugar del choque
diciendo que el auto había sido empujado de la pista por otro vehículo.
Pero ni él ni Carromero lo han confirmado, y no se ha hecho público
ningún mensaje. Otra teoría plausible es que el auto estaba siendo
perseguido, algo no difícil de creer, pero que el choque fue realmente
un accidente.
Se podría saber más si Carromero pudiera hablar libremente. Pero por el
momento está en el hospital de la ciudad de Bayamo, bajo vigilancia
policial. No se le ha permitido conversar con la familia Payá y sólo se
le ha visto en público en lo que se asemeja a un video de un
secuestrado. En la cinta emplea al menos un término que no es de uso
común en España, lo que sugiere que le escribieron qué decir.
La familia Payá no ha presentado cargos contra el activista de 27 años,
pero si es hallado culpable por el régimen, podría ser condenado a entre
uno y 10 años de cárcel. Mondig, que dice que no recuerda lo que pasó,
apareció la semana pasada en la televisión cubana con un funcionario del
gobierno sentado junto a él. "Confesó" que apoyaba a Payá dándole dinero
y se disculpó ante la nación. Se le permitió regresar a Europa la semana
pasada pero canceló una conferencia de prensa programada para el viernes.
Quizá un vehículo del gobierno provocó el impacto y de repente el
régimen cree que si retiene a Carromero por algunos años, los recuerdos
se disiparán y para cuando salga libre y diga la verdad ya a nadie le
importará.
Pero la decisión del régimen de politizar la muerte de Payá no ha hecho
más que aumentar las sospechas de un complot. Un editorial de 1.500
palabras en el diario oficial Granma la semana pasada respondió a los
críticos que aseguraban que el gobierno estaba detrás del accidente
quejándose de la afiliación de Carromero con un partido en España que ha
sido un crítico férreo de la represión cubana.
Granma dijo que con una visa de turista, el español no tenía derecho a
departir con Payá. También arremetió contra Modig y sus lazos con el
Partido Demócrata Cristiano Sueco, al que se refirió como "émulo del
ultraconservador 'Tea Party' norteamericano". El editorial prosiguió
dando una lista de numerosas organizaciones alrededor del mundo que
intentan ayudar a los disidentes, o lo que llama actividades "subversivas".
Otra entidad enemiga mencionada en el editorial es la Agencia de los
EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID). Cuba ya mantiene rehén
a un funcionario de la USAID, el contratista Alan Gross, que fue
arrestado en 2009 y luego sentenciado a 15 años de prisión por ingresar
equipo de comunicación satelital a la isla. Con lo que parece ser la
captura de un segundo rehén, Raúl, el llamado reformador, está
reiterando su línea dura.
Los Castro temen la creciente audacia de los disidentes para denunciar,
organizarse y reunirse, y saben que el contacto con el mundo exterior
los ha ayudado. Han decidido poner fin a ello y con ese objetivo han
encerrado a Carromero y lo mantienen incomunicado. "Abrirse" a los
turistas nunca quiso decir permitirles que hicieran cosas peligrosas,
como juntarse libremente con los cubanos.
O'Grady@wsj.com
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/9494811.asp
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