Friday, May 18, 2012

Democracias polarizadas

Democracias polarizadas
Martes, 15 de mayo de 2012 | 4:30 am
Santiago Mariani

La concentración de ingresos en pocas manos, un fenómeno que agobia de
manera creciente a los Estados Unidos desde hace cuatro décadas, ha
convertido a la democracia norteamericana en la más desigual entre los
países desarrollados. Los multimillonarios amasan fabulosas fortunas en
medio de una sociedad donde millones de sus compatriotas tienen enormes
dificultades para conseguir un mínimo aceptable de bienestar.

La fatal combinación entre riqueza para unos pocos y desesperanza de
muchos coloca a la mayor potencia de la tierra a distancia del ideal
democrático igualitario que se despliega en una sociedad donde las
oportunidades son finalmente una realidad concreta para todos.

La solución a este galimatías de la desigualdad no aparece como algo
cercano a la vista, ya que se trata de un fenómeno esencialmente
político. La polarización social se retroalimenta de una inédita
polarización política caracterizada por la imposibilidad de concertar y
consensuar las políticas necesarias para solucionar los grandes desafíos
que enfrentan como la ecuación de la desigualdad.

La imposibilidad actual de construir un consenso entre los partidos
mayoritarios acerca de las acciones a tomar se debe, según manifestó
recientemente el economista Paul Krugman en el New York Times, a la
disfuncionalidad que genera un partido republicano conquistado por
sectores extremos que no reconocen la legitimidad de la oposición
política. Bajo esa premisa la cooperación se hace muy difícil pues el
interés nacional queda relegado, por parte de uno de los grupos
políticos dominado por el dinero y la influencia del sector que
concentra los ingresos, a la imposición de una agenda propia y al
triunfo en la arena política.

El costo que genera la polarización en una democracia, cuando un sistema
político es paralizado y acosado por un sector que intenta imponer su
agenda a costa del bienestar generalizado, es justamente el tema al cual
se refirió el ex presidente Jimmy Carter en su libro "Nuestros Valores
en Peligro". Carter fue uno de los primeros políticos que señalaron, ya
en 2005, las consecuencias que tendría una democracia polarizada para el
bienestar y la convivencia en armonía al bloquear la posibilidad de
afrontar en conjunto los problemas más acuciantes.

La experiencia pareciera indicar entonces que en una democracia que no
polariza la convivencia política deja espacios para la construcción de
consensos mayoritarios que posibilitan el impulso, fortalecimiento y
perfeccionamiento de políticas públicas de largo plazo necesarias para
el bienestar generalizado. Un ejemplo de ello podría ser la política
social de Brasil originalmente concebida e impulsada por el gobierno de
Cardoso y continuada y profundizada por Lula y ahora por Dilma.

En nuestra región, que tiene el triste récord de ser la más desigual del
planeta y que ya ha aprobado el gusto amargo del desencuentro y la
división, están apareciendo democracias que se alejan de la polarización
política para dar lugar a una dinámica política virtuosa donde la
pobreza y la desigualdad, nuestros mayores desafíos, se reducen de
manera creciente.

http://www.larepublica.pe/columnistas/desde-fuera/democracias-polarizadas-14-05-2012

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