Lunes, 20 de Febrero de 2012 03:14
Leonardo Calvo Cárdenas
Boyeros, La Habana (PD) El martes 24 de enero, y en el marco de las
actividades relacionadas con la 53ª edición del premio literario Casa de
las Américas, la sala Manuel Galich de la cincuentenaria institución
cultural oficialista fue sede de una mesa redonda que intentó acercarse
a las perspectivas inmediatas del tratamiento de la problemática racial,
una vez concluido el Año Internacional de los
Afrodescendientes.quinci-duncan_cuba
Bajo el título de "Un año internacional para los afrodescendientes, ¿y
después qué?" el evento, moderado por el escritor Roberto Zurbano,
director del Fondo Editorial de Casa de las Américas, reunió al
destacado intelectual afro- costarricense Quince Duncan quien exhibe una
larga trayectoria de estudios y aportes en el tema de la presencia
social y cultural de los africanos y sus descendientes en el continente.
El moderador recordó los antológicos libros de Duncan El Negro en Costa
Rica y El Negro en Centroamérica, así como su importante y reconocida
obra narrativa.
Desde Sudamérica llegó para la ocasión la investigadora, antropóloga y
activista social Rita Laura Cegato con su experiencia de trabajo en
universidades, prisiones y comunidades del profundo Brasil. El otro
ponente fue el profesor Esteban Morales, economista y especialista en
Estados Unidos y uno de los principales voceros del gobierno cubano en
la cuestión racial.
Zurbano pidió a los visitantes que desde sus experiencias expusieran
criterios y valoraciones sobre los diseños y políticas a implementar
para seguir promoviendo la inclusión y la justicia en los distintos países.
Quince Duncan explicó cómo el racismo es una creación de los intereses
de dominación hegemónica, herramienta con que los colonizadores
estructuraron una pirámide donde se ubicaron los "inferiores" y
"superiores" según esa perspectiva dominadora. El ponente hizo
referencia a la fuerte implicación socio-política del término raza, que
aunque no tiene fundamento científico fue tomado prestado de la zoología
para acomodar las dinámicas de subalternización del ente
tradicionalmente excluido y explotado.
El intelectual costarricense recordó que durante mucho tiempo los
latinoamericanos condenábamos el racismo de otras latitudes, pero no
reconocíamos este flagelo en nuestro contexto. Según su criterio la toma
de conciencia continental sobre el tema es la base de las proyecciones
destinadas a enfrentar los silencios y las desigualdades acumuladas por
cinco siglos.
En su magistral intervención Duncan resaltó cómo de ese consenso global
surgió el término "afrodescendiente", convertido en la definición
inequívoca de una identidad histórica de fuerte trascendencia cultural y
social. Hizo referencia además a la importancia de las cumbres,
iniciativas y acciones que durante el año pasado impulsaron
internacionalmente esta lucha larga e intensa, que no debe sin embargo
ser asumida como una obsesión enfermiza o extremista, en tanto esto crea
el peligro de asumir las mismas posiciones o actitudes que se combaten.
Por su parte Rita Laura Cegato expresó que en su criterio la raza
constituye el rastro de la historia en los cuerpos y en los ojos que
miran esos cuerpos; además, calificó a la raza como el más importante
instrumento del colonialismo que trasciende a esta etapa histórica y
señaló como un paso esencial para enfrentar el tema la necesidad de que
los blancos asuman el racismo como un problema de ellos también.
La antropóloga trajo el testimonio de sus años de trabajo social en el
sistema penitenciario del gigante suramericano donde, según refirió, no
existía definición clara de la raza de los reclusos en los registros
oficiales. También dio cuenta de su participación en los diez años de
lucha por la inclusión universitaria en Brasil y los obstáculos que se
presentaron para lograr que los afrodescendientes alcanzaran el lugar
que merecen en las aulas de setenta centros de altos estudios.
Acto seguido tomó la palabra el Dr. Esteban Morales, un invitado de
última hora al debate sobre la cuestión racial y celoso defensor de los
intereses del régimen cubano. En su intervención el Dr. Morales dibujó
una imagen apocalíptica del mundo y volvió a politizar el tema racial
para convertir en enemigos a los que levantan voces y propuestas
independientes.
El especialista repitió los lugares comunes del discurso oficial, a
saber, que los activistas antirracistas independientes reproducen el
discurso norteamericano sobre el asunto, que el tema racial puede
convertirse en un elemento del diferendo político Cuba-Estados Unidos,
que los negros cubanos viven mejor ahora que nunca antes, además de
reconocer la existencia de un silencio oficial sobre el tema que duró
varios lustros y declararse optimista por los avances actuales en el
tratamiento de esta compleja realidad social.
Confieso que sentí pena al ver como el Dr. Morales repitió una vez más
su discurso retrógrado, pedestre y hegemonista, en esta ocasión después
de dos sólidas disertaciones académicas que se proyectan al futuro y
sobre todo al protagonismo cívico de los actores independientes.
En la ronda – muy corta – de intervenciones del público, el destacado
investigador Tomás Fernández Robaina aclaró al Dr. Morales que lo que
hemos sufrido no es precisamente silencio sino la sordera de las
autoridades ante el interminable clamor de los activistas e
intelectuales antirracistas. Otro asistente interrogó al investigador
sobre las motivaciones reales de su optimismo, porque, según refirió,
después de cincuenta años de revolución el racismo persiste en Cuba y se
manifiesta en todos los resquicios de la sociedad.
Una vez más el discurso de Esteban Morales reafirma cómo las autoridades
cubanas carecen de argumentos, respuestas, capacidad y disposición para
enfrentar seria y abiertamente el debate sobre un tema capital para el
presente y el futuro de Cuba.
Los presentes agradecimos a Quince Duncan que en sus palabras de resumen
del encuentro hiciera mención de recordación y homenaje a Evaristo
Estenoz, líder del Partido de los Independientes de Color (PIC) que hace
cien años asumió el compromiso de luchar por la justicia y la igualdad
con la que todavía soñamos los cubanos decentes, sin importar el color
de la piel o las convicciones políticas.
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