Andrés Pascual
Domingo, 28 de agosto de 2011
La onda expansiva del peligroso Mediterráneo musulmán no se reflejará en
Cuba; porque, aunque en aquellas protestas se ha demostrado (Polonia y
Rumania también), que no se necesitan armas si la cantidad de pueblo en
la calle es más que generosa
No es menos cierto que, por la espiral, que bajo la regla del "efecto
dominó" convulsionó a todo el área, parece que se preparó en otras
instancias, señalamiento que no exime a la Casa Blanca ni al
Departamento de Estado.
El miedo siempre ha justificado la apatía y el desgano por el
levantamiento que borre violentamente a la tiranía castrista; sin
embargo, hay detalles: la disidencia, "mantenida" desde el exterior como
cualquier cubano ayuda con montos inferiores a su familia, se erige en
un muro insalvable al reclamo por la fuerza, porque han sido varias las
veces que casi todos sus representantes, más de Europa y de los
liberales, cubanos o no de aquí, que del propio pueblo, han frenado el
propósito al desacreditarlo a través de cartas y comunicados de sus
"líderes", dirigidas a la opinión internacional, para que no apoyen esos
procedimientos. Marta Beatriz Roque, Cuesta Morúa, Héctor Palacios,
Espinosa Chepe…han sido de los que se ha opuesto abiertamente a que "los
cubanos tomen las calles", en otros casos, ni mencionan el detalle, como
Yoani, Macho Rico, Payá, Fariñas…
Si, hay miedo, pero en la disidencia a perder el protagonismo, el
espacio de relativo brillo que han logrado como "caras visibles" de la
oposición y, tanto allá como aquí, miedo a perder el negocio que, cuando
están en la Isla, los amparan con el manto hipócrita de convivir en
peligro por una represión que, los que la sufrimos en carne viva, por
los acontecimientos de hoy, nos parece sospechosamente rara por lo
consentidora; porque, nadie se acaba de convencer de que exista
represión excesiva "a lo antiguo" donde alguien puede comunicarse con un
show de prime-time en Miami desde la prisión para cantaletear contra la
tiranía; a pesar de la negación de visas a Yoanni Sánchez que, para
regresar desde Suecia, a donde había emigrado con su esposo, estuvo de
acuerdo en firmar un compromiso de nunca salir de Cuba bajo ninguna
opción que se opusiera a la tiranía; incluso a Guillermo Fariñas, ex
matador de negros buenos en África como miembro de las Tropas Especiales
de la dictadura castro-comunista. En ambos casos, a buscar un pergamino
y un cheque realmente suculento para el misérrimo nivel de vida en la
Cuba actual.
A Biscet casi le dieron un golpe de estado durante su estancia en
prisión, manejado por los "managers" de los gandhistas aquí y en Europa
en cuanto al protagonismo y la vanguardia representativa en la lucha
contra la dictadura. Fariñas, que hizo un deporte de la huelga de hambre
y pretende repetirlo con lo de las detenciones de corto tiempo, es un
convocador al suicidio y Biscet a la lucha callejera, peligrosa para la
tiranía, es decir, para una buena parte de la "oposición pacífica y para
sus mentores"; mientras, sacaron de su tumba a Osvaldo Payá, por lo que
se perfila otra carrera por los escaños exclusivos que dan propaganda
internacional y dinero, mucho dinero.
La onda expansiva del peligroso Mediterráneo musulmán no se reflejará en
Cuba; porque, aunque en aquellas protestas se ha demostrado (Polonia y
Rumania también), que no se necesitan armas si la cantidad de pueblo en
la calle es más que generosa, no es menos cierto que, por la espiral,
que bajo la regla del "efecto dominó" convulsionó a todo el área, parece
que se preparó en otras instancias, señalamiento que no exime a la Casa
Blanca ni al Departamento de Estado, que no han escondido en los últimos
tiempos su descontento con los colonos de Israel y los asentamientos en
Gaza.
Pudiera ser este, como para Carter en 1979-80, el próximo y definitivo
Irán de una administración más peligrosa, más traidora y más
antiamericana que la del Manisero de Georgia. De cualquier forma, ya no
debe ser sospechoso ni sorpresivo para nadie que estén ocurriendo ese
tipo de cosas que afectarán a Estados Unidos a corto o a mediano plazo
bajo este gobierno de protección al totalitarismo castrocomunista en
Hispanoamérica, o a la recalcitrancia fundamentalista musulmana en el
Oriente Medio.
Mientras, la labor con respecto a la dictadura castrocomunista de
nuestros "aliados", aunque lo encubran, es de apoyo, por lo que planes
de ayuda a ese levantamiento, para el pueblo cubano, no están permitidos.
Lo otro, en Cuba debe existir un 60 % de apoyo a Castro a pesar de lo
digan, con un 20 % de apáticos y el otro 20 tan confundidos que, si
logran llegar aquí, entonces descubren que no eran anticastristas por lo
de la oposición del exilio a los viajes, a las remesas, al intercambio…
En otro orden de cosas, hay un 95 % que le tiene más miedo al
capitalismo, por lo que les han dicho con respecto al trabajo y a las
casas que la dictadura se robó y les entregó, que a una posible muerte
en las calles de cualquier pueblo o ciudad tratando de liberarse del
yugo opresor.
Si queda algún porciento, es la disidencia, que no le gusta la lucha en
las calles ni adoctrinar a la juventud para que haga, con carácter
heroico, lo que ellos no pueden no saben o no quieren en la hora
presente y definitiva.
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/7284792.asp
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