Thursday, June 16, 2011

El pueblo de Cuba está despertando y necesita ayuda

Publicado el 06-15-2011

"El pueblo de Cuba está despertando y necesita ayuda"

- Entrevista exclusiva con Reina Luisa Tamayo -
Por Iliana Lavastida Rodríguez
Diario Las Américas

Cargando con el dolor de haber visto morir un hijo, conciente de que su
pérdida fue una acción premeditada por quienes en el afán de sostener un
régimen, han preferido cegar vidas valiosas de jóvenes en lugar de
concederles el legítimo derecho de contar con un espacio para opinar y
participar, a Reina Luisa Tamayo no le quedó otra alternativa que
permitir que accedieran a la tumba de su hijo, pasar la dura prueba de
exhumar el cadáver, incinerarlo y partir a una tierra desconocida con
sus cenizas junto al resto de sus hijos y nietos "para no seguir
exponiéndolos, salvarles la vida y no correr el riesgo de que me maten a
otro".

Es una realidad muy cruda y triste, pero es la verdad de una mujer que
con una entereza difícil de encontrar en circunstancias similares, lo
cuenta todo en detalles para que sea escuchado en este contexto donde el
acontecer de Cuba se debe conocer con exactitud, "para que el apoyo a la
disidencia interna siga siendo incondicional y se expanda, pero además
para que trascienda el aspecto moral y abarque la ayuda material, porque
el pueblo está despertando pero está carente de recursos y la oposición
en Cuba necesita tener con qué trabajar. Este es un mensaje que me
comprometí a divulgar" –advirtió.

A la madre del joven que prefirió morir tras una huelga de 85 días sin
ingerir alimentos le pedimos conocer la naturaleza de carácter de
alguien que se ha erigido símbolo del tipo de personas que también
abunda en Cuba aunque lo que trascienda a los medios sea la degradación
de un sector que la propia decadencia del régimen ha condicionado.

"Zapata es el segundo de mis cinco hijos. Era un muchacho muy alegre,
cariñoso, disfrutaba divertirse, de sentimientos muy nobles, a todo el
que conocía le abría su corazón. El se hizo albañil y la pobreza extrema
que se vive en las provincias orientales cubanas, de donde somos, lo
llevó a decidir mudarse a La Habana, para abrirse paso" –recordaba Reina
Luisa.

"Realmente la disidencia en Cuba en sus inicios era más fuerte en la
capital y fue viviendo ahí que Zapata contactó con los opositores y
confirmó su pensamiento contrario al régimen, en el que a decir verdad,
él nunca creyó, pues desde chiquito le resultaban despreciables los
cuerpos policiales y las acciones represivas".

Reina Luisa recuerda haberse enterado de los vínculos de Orlando con la
disidencia en un viaje que hizo a la capital para visitarlo. Asegura que
su hijo Orlando se entregó convencido a la causa de la libertad
pacíficamente, pero que nunca hizo daño, ni agredió a nadie. Pertenecía
a los grupos Alternativa Republicana y 30 de Noviembre, también colaboró
mucho con Oswaldo Payá, el fundador del Proyecto Varela.

"Como método de lucha pacífica que escogió él se privaba a sí mismo de
alimentarse a modo de protesta, esperando que su actitud como la de
otros disidentes fuese tenida en cuenta. Las huelgas de hambre que hizo
completaron en su totalidad un año y medio, durante estos intervalos de
tiempo, solo aceptaba tomar agua y aún cuando no se encontraba en
huelga, tampoco aceptaba comer de lo que les ofrecían sus carceleros,
solamente se alimentaba mientras conservaba algo de las cosas que
nosotros le podíamos llevar en las visitas a la prisión".

Sin embargo, la soberbia de los opresores hizo de Orlando Zapata un
enemigo y no bastó encarcelarlo, aislarlo en celdas tapiadas, negándole
la luz donde se podía ver ni las manos, obligado a dormir en el suelo y
privado del contacto de sus familiares, también lo entregaron como presa
de circo romano a los reos comunes para que fuese golpeado, aún después
de haber sido reconocido por Amnistía Internacional como prisionero de
conciencia.

Reina Luisa reconoce que cuando ella supo de los vínculos de su hijo con
la oposición, presintió como madre el peligro que ello representaba,
"pero siempre en su familia lo apoyamos".

Su hermano Israel Zapata Tamayo, quien también vivía en La Habana y
estaba al tanto de sus actividades opositoras recuerda que la detención
de Orlando durante la ola represiva del 2003 ocurrió mientras realizaba
junto a otros compañeros un ayuno en el edificio de Humbolt 7 en la
barriada del Vedado.

"Ellos estaban en huelga de hambre pidiendo por el doctor Oscar Elías
Biscet y de ahí se los llevaron presos –aseguró Israel Zapata.

Según recuerda Reina Luisa, a su hijo lo fueron trasladando por
prisiones ubicadas en diferentes lugares de la isla, "donde cometieron
con él todo tipo de abuso, desde golpearlo salvajemente hasta mezclarlo
con delincuentes para tratar de que desistiera de sus ideas, mientras él
se mantenía firme repitiendo ¡Abajo los Castro, Viva Cuba Libre! Se
mantuvo así hasta que lo asesinaron".

En el peregrinar que la familia de Orlando Zapata realizó mientras el
régimen cubano lo trasladaba de una provincia a la otra, su madre narró
las humillaciones a las que fueron expuestos por oficiales de la
seguridad del estado cubano.

"En la Habana, a mi hija Reina María Ortiz Tamayo, la obligaban a
permanecer junto a nosotros en estaciones de policía mientras se
desangraba con hemorragias a causa de un fibroma del que hubo que
operarla de urgencia. Cuando les pareció, nos sacaron a la fuerza de la
capital a donde habíamos ido para apoyar a Zapata, después que supimos
de su detención. A las mujeres de esta familia nos obligaron en
reiteradas ocasiones a quitarnos la ropa, caminar y hacer cuclillas
desnudas delante de oficiales hombres con el pretexto de registrarnos.
No les quedó ningún tipo de método de intimidación que utilizar contra
nosotros, pero nunca desistimos porque mi propio hijo dejó escrito que
el sentía orgullo de la firmeza nuestra y el respaldo que le dábamos en
su decisión de luchar por Cuba".

"Hasta el último momento que estuvimos en Cuba, incluso cuando salimos
del cementerio con el cadáver para llevarlo a incinerar a La Habana
trataron de desviarnos el recorrido y desligar el carro fúnebre del
vehículo en el que veníamos para no permitir la movilización del pueblo
alrededor de nosotros, pero aún así los vecinos nos despidieron con
afecto y mucho respeto".

"Cuando destapé el ataúd de mi hijo quedaba muy poco de él –recordó
Reina con mucho dolor. Lo toqué para estar segura que era él y después
toqué sus cenizas cuando me entregaron el cofre antes de sellarlo. El no
está ya, pero mientras esta madre tenga vida, su asesinato se seguirá
denunciando. Los Castro tiene que pagar, y no solo por la muerte de mi
hijo. El único nombre que a ellos corresponde es el de asesinos".

Reina Luisa reconoce muy agradecida, primero que el gobierno de Estados
Unidos haya permitido a la familia viajar hasta aquí, también a la
gestión hecha por los congresistas cubanos para que eso se concretara.
También a todas las organizaciones del exilio y a los cubanos de Miami
en general "porque desde que estábamos en Cuba recibíamos muestras de
apoyo y al llegar aquí lo que han hecho por nosotros supera realmente lo
que esperábamos".

La madre del joven humilde cubano que prefirió morir para que su patria
se despoje algún día del oprobio al que sus opresores la tiene sometida,
aseguró que "aunque los restos de Zapata no descansen en Cuba, como
debía ser, su espíritu y su ejemplo se quedaron allí" y que está
convencida de que en la isla la oposición continuará su labor, "con el
apoyo de mucha gente, porque el pueblo ya ha ido perdiendo el miedo, lo
que tenemos es que apoyarlos en medio de la situación crítica que se
está atravesando allí. Pero hasta los niños en algunas escuelas de donde
vivíamos se han rebelado y han gritado ¡Zapata Vive!, lo cual el
gobierno ha sabido mantener en mucho secreto".

Reina Luisa Tamayo vio a su hijo por última vez antes de morir cuando ya
estaba entubado e inconsciente "pero decidí que no lo recordaría con
lágrimas porque aunque me aflija, en lo que tengo que pensar es en la
fortaleza que él tuvo para resistir".

Este capítulo de la historia actual de Cuba del que hoy tenemos
conocimiento a través del testimonio estremecedor de una madre, es un
llamado a la reflexión, un hecho real del cual tomar referencias y un
ejemplo para medir que el umbral del sacrificio de los cubanos para ver
libre a su país no conoce los límites.

http://www.diariolasamericas.com/noticia/123454/el-pueblo-de-cuba-esta-despertando-y-necesita-ayuda

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