Wednesday, March 8, 2017

Padres e hijos

Padres e hijos
8 Marzo, 2017 1:47 am por Aimée Cabrera

Centro Habana, La Habana, Aimée Cabrera, (PD) Durante décadas, el estado
y gobierno cubano consideró inapropiada la profesión de religiones. Eso
ocasionó, con el transcurso de los años, el vacío espiritual de los
muchos que cayeron en el ateísmo. Además, desencadenó la falta de
valores muy difíciles de recuperar. Ahora, ante la crisis que vive la
familia, se buscan estrategias que están marcadas por el deseo de
reparar lo irreparable.

Según un mensaje para madres y padres del Centro Nacional de Educación
Sexual (CENESEX) que fue publicado en el periódico Trabajadores el
pasado 20 de febrero, se ha creado un comité organizador para la IV
Jornada -desconocemos las anteriores- sobre Maternidad y Paternidad
Responsable.

La jornada, que comenzó el 14 de febrero y se extenderá hasta el 19 de
junio, contará con el apoyo, no de especialistas y personas con
sabiduría, sino de quienes recitan parlamentos adecuados a la política
oficial, por lo que, las diversas actividades tendrán como escenario
centros de trabajo, los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) así
como los Consejos Populares.

Serán premiados "los padres que se destacan en el cumplimiento de sus
funciones laborales, sociales y políticas, personas con una influencia
positiva en la sociedad, y la que irradian en sus hijos y nietos".

Deben ser muy pocos los homenajeados. La situación en los barrios de la
capital, por ejemplo, es inquietante. Los niños imitan la conducta de
los adultos. En su mayoría, hablan en voz alta y gritan palabras
obscenas. Y ni hablar de las discusiones en sus casas, que alcanzan
proporciones de escándalo y que afectan a los vecinos.

Sin apenas juguetes, los varones se deciden por jugar fútbol o béisbol
con lo que tengan. Siempre aparece en el improvisado equipo el chico que
da órdenes con las peores frases para darse a conocer como el más fuerte
y varonil.

Las niñas han dejado de jugar a las muñecas porque son muy caras y casi
no hay en las jugueterías. Más atractivo es para ellas aprender bailes
con movimientos eróticos o vestir con ropas ajustadas, sandalias de
tacón, uñas pintadas y cabello laceado o "con extensiones", que es como
se llama en Cuba al cabello artificial.

Las niñas no tienen tiempo de ser aplicadas y estudiar para obtener
buenas calificaciones. Y menos los varones.

Muy temprano se convierten en padres en miniatura. Y no tienen buenos
referentes. Casi todos son hijos de divorciados. Ellas emplean el tiempo
en chismear y en ver las telenovelas que sus madres ven porque las
compran o intercambian entre amigas y colegas de trabajo. Ellos
prefieren emborracharse o irse para la calle hasta sentir sus cuerpos
cansados y listos para ir a la cama. Dejan que las féminas vean sus
programas favoritos, que casi nunca tienen que ver con el deporte o los
filmes de acción que preferirían ver.

En Cuba basta salir un fin de semana para ver a las madres solas,
paseando con sus hijos por lugares como la heladería Coppelia y bajar La
Rampa hasta el Malecón, donde los infantes caminan por el muro o corren
bajo el sol.

Si a la madre no le alcanza el fin de semana para hacer todas las tareas
que se le acumulan después de trabajar de lunes a viernes para ganar un
mísero salario, es posible que se sienta cansada y deprimida y prefiera
quedarse en casa. Los hijos que jueguen, pero que la dejen tranquila. Es
el momento de pensar en el hombre que la abandonó para irse del país con
la promesa no cumplida de reclamarla una vez que se encaminara. O
escuchar una balada romántica y no saberse explicar cómo a ella nunca la
han amado. Así, su soledad se hermana a la agresividad, al vocabulario
vulgar, al regaño o a golpear a sus hijos sin tener razón.

Hay las que desafían el fatalismo y, a sabiendas de que nunca crearán
una familia de verdad, dan a luz descendencia sin un basamento basado en
la seriedad y la responsabilidad.

Con el tiempo se rechazarán unos a otros, alimentándose con la violencia
pasiva y activa a cada momento, hasta en sueños, porque saben que el
nuevo día les deparará carencias y maltratos en la casa, la calle, el
trabajo o la escuela.

Pero el comité organizador de la jornada piensa bien distinto. Ya se
verán los reportajes televisivos con los padres integrales, sonrientes
al lado de sus hijos. Guardan sus pesares mostrando máscaras de
felicidad: solo pueden exteriorizar lo que sienten a puertas y ventanas
cerradas y en voz bien baja.

No caben dudas de que en Cuba hay buenos padres que enfrentan todas las
dificultades existentes y batallan con sus hijos, tratando de mantener
sus familias. Los hay que tienen su vida espiritual llena y ya esa
bendición los prepara en el camino de la fe que les brinda, no sin
pruebas, el triunfo que nace del amor que emana de cada palabra o acción
cotidiana.

Muchos padres no serán galardonados pero saben que son ganadores porque
el amor todo lo puede. No hay obsequio más grande que ver a los hijos
sonreír, dejar que nos abracen con la ternura que sale del corazón al
recordar su infancia feliz. Ese es el verdadero premio, sencillo y valioso.
aimeecabrera825.@gmail.com, Aimée Cabrera

Source: Padres e hijos | Primavera Digital -
https://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/padres-e-hijos/

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