Thursday, March 9, 2017

No todas las cubanas reciben “justicia y equidad”

No todas las cubanas reciben "justicia y equidad"
El 8 de marzo es también para la mujer que gana un mísero salario y
tiene que hacer magia para poner algo de comida en la mesa
Miércoles, marzo 8, 2017 | Jorge Ángel Pérez

LA HABANA, Cuba.- No creo que alguien suponga absurdo el hecho de que
hoy en la mañana, y con solo abrir los ojos, recordara yo el nombre de
Clara Zetkin, y también el de Rosa Luxemburgo, e incluso el de Nadezhda
Konstantinovna Krúpskaya, que ese era el exacto apelativo de la esposa
de Lenin, y que desde niño me pareció más apropiado para nombrar a la
montaña rusa.

Resulta que quienes nacimos en la década sesenta del pasado siglo
escuchamos esos nombres hasta la saciedad, y mucho más si se acercaba el
octavo día del mes de marzo, ese que la Organización de Naciones Unidas
reservó para hacer homenaje a las mujeres de todo el mundo, y que, por
supuesto, también tocó a las cubanas que se federaron en aquella
organización creada y regentada por Vilma Espín.

Y soy exacto cuando escribo que el homenaje, al menos en Cuba, será solo
para las federadas, como siempre fue, y si alguien lo duda que recuerde
a aquellas que pasaron algunos "días de la mujer" castigadas en granjas
de trabajo para pagar el sacrilegio de no afiliarse a la FMC (Federación
de Mujeres Cubanas) queriendo abandonar la "revolución" y marcharse al
norte. A esas no se le haría otro homenaje que no fuera el de obligarlas
a empuñar la guataca para despejar el surco de malas yerbas.

Hoy en la mañana pensé en esos nombres rusos y alemanes referidos en
nuestras aulas de la noche a la mañana; y los maestros, sin que supieran
mucho de lo que habían hecho esas heroínas, nos contaban de la filiación
comunista de Clara, de su empeño en hacer justicia a las mujeres, de su
relación con Lenin y con su esposa, y con los comunistas rusos, alemanes…

Aunque han pasado algunos años puedo recordar a una niña de mi aula
haciendo un homenaje público, leyendo un comunicado, en el matutino, que
antes escribiera el maestro. Era 8 de marzo, y recuerdo como se le trabó
la lengua a mi compañera cuando quiso pronunciar esos nombres de mujeres
rusas y alemanas, y también cuando tuvo que pronunciar el nombre de una
fábrica de camisas de Nueva York. Ella no consiguió pronunciar Triangle
Shirtwaist, que así se llamaba aquella incendiada fábrica de camisas
neoyorquina donde perdieron la vida un montón de mujeres.

Eso recuerdo de aquel día, y también las exigencias de la directora para
que dejáramos de reírnos, porque nuestra risa ofendía la memoria de las
mujeres muertas, y también recuerdo muy bien el momento en el que
aseguró que no era tan importante que la pionera pronunciara bien esa
lengua que hablaba el enemigo. La directora dejó muy claro que si algo
no debía dejar de pronunciarse bien era aquello de: "Pioneros por el
comunismo, seremos como el Che". Así se hacía la diferencia durante
aquellos días, y aún se hace del mismo modo.

Hoy recuerdo a aquella niña, que luego se hizo mujer, y médico, y se fue
a trabajar en un "Barrio Adentro" en el Caracas venezolano, y quien al
parecer se cansó de ser comunista, y hasta de ser como el Che. Aquella
muchacha abandonó el pobre barrio caraqueño y se fue a los Estados
Unidos, como tantas mujeres que siguieron siendo internacionalistas
cuando decidieron vivir en una nación que no era la que los vio nacer.
Esas también merecen una felicitación.

Sin dudas el 8 de marzo no es una fecha comunista, no es una fecha para
exaltar a ninguna nación ni a su gobierno. El 8 de marzo no es solo para
las "hijas" de Vilma Espín. Ese día es también para la mujer cubana que
gana un mísero salario y tiene que hacer magia para poner algo de comida
en la mesa. Este día es para mi madre, es para Herminia, aquella vecina
que cada mañana echaba a la basura sus deposiciones nocturnas. El 8 de
marzo es una fecha, incluso, para hacer homenaje a esa que se gana la
vida cambiando sus impulsos sexuales por dinero.

Aunque la televisión nacional hable hoy de esas mujeres que atacaron el
Moncada, de las que fueron a la Sierra Maestra o de las que pagan una
coima por pertenecer a una organización fantasma, yo pensaré en otras.
Recordaré a las que atravesaron el mar, aun a riesgo de sus vidas,
porque creyeron que la felicidad estaba en otro lado. Y no negaré
reverencia a la que pide limosna en una esquina de la ciudad para dar de
comer a sus hijos, tampoco a la que se emborracha en un cuarto oscuro
para olvidar sus penas.

Yo haré reverencias a la mujer que no teme a estampar su firma en un
Diario, en un blog o en un sitio de Internet alejado de la centralidad
que ofrecen Granma, Juventud Rebelde o Cubadebate. Yo aplaudo a las
mujeres magas de esta isla, a esas de piel negra que no consiguieron
llegar a la universidad y se ganan la vida como pueden. Yo aplaudo a las
madres de quienes disienten, y recuerdo a Leonor Pérez y a Mariana, pero
no batiré las palmas por la "cederista y federada" delatora que está
tras la puerta de su casa mirando lo que hace el vecino; aunque quizá
hasta pueda perdonarla alguna vez.

Son muchas las mujeres que merecen aplausos, incluidas las que nada
saben: de Clara, de Rosa o de Nadezhda, esas otras que jamás se
mencionan porque se organizaron e hicieron conquistas antes de 1959, y
"de eso no se puede hablar". Por las mujeres que buscan justicia y
equidad bato mis palmas…

Hace tiempo una leí una comparación entre equidad y justicia; alguien
que creía, pero no recuerdo quien, que la equidad no dependía de otro
tribunal que no fuera el de la conciencia, que la equidad era la
reparación de la justicia cuando esta última era insuficiente, por eso
no voy a aplaudir a las mujeres que tienen mucho y juzgan a las que
ganan haciendo "malabares". No aplaudiré a quienes hablan de justicia y
equidad, y luego, de visita en Nueva York, compran bombillos en The Home
Depot, como Mariela Castro, la hija de Vilma Espín.

Source: No todas las cubanas reciben "justicia y equidad" CubanetCubanet
-
https://www.cubanet.org/facebook/no-todas-las-cubanas-reciben-justicia-y-equidad/

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