Tuesday, March 21, 2017

Ilegal en su propia tierra

Ilegal en su propia tierra
Yuniesky no entiende que para vivir legalmente en La Habana las
autoridades tengan que solicitar la opinión de vecinos y la policía
Martes, marzo 21, 2017 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba.- Yuniesky sabe lo que es ser 'ilegal'. Lo ha sufrido en
su propio país durante 20 años.

Él tuvo la suerte, buena o mala, de nacer en una provincia del oriente
de Cuba. Cuando terminó el servicio militar, se enteró que solo había
dos tipos de trabajo disponibles: enterrador o excavador de túneles; en
uno y otro caso, por unos pocos pesos. Además, para poder excavar debía
contar con un pico, una pala o una carretilla.

A sus cortos 19 años, Yuniesky sabía que esa no era la vida que quería;
por ello se dispuso a emigrar a la capital para buscar nuevas
oportunidades. Con ese fin se unió a un contingente de la construcción
que, a cambio de su labor, le ofrecía alojamiento y tres comidas
diarias, más la promesa de pagarle por los resultados de su trabajo.

Tras un año de atarearse sin descanso, se dio cuenta de que el
alojamiento y las tres comidas tenían muy mala calidad; la promesa del
pago se incumplía casi todos los meses por diversos motivos ajenos a su
esfuerzo. Decidió abandonar su relación con el contingente y buscar
otro empleo no relacionado con el Estado. Comenzaba su vida de ilegal.

Hacía trabajos de albañilería, y casi todo lo que ganaba se le iba
pagando los altísimos alquileres de La Habana; le quedaba solo lo
necesario para vivir al día. Así estuvo unos diez años, hasta que al
cabo del tiempo conoció a una joven habanera que cautivó su corazón.

Aunque en gran medida había encontrado la solución a sus problemas, no
quería dar la errónea impresión de que la relación era basada en algún
interés o conveniencia. Con esto, más la vista suspicaz de la suegra
encima, pasaron años sin domiciliarse en la capital. Seguía viviendo
como ilegal y haciendo trabajos particulares como albañil y plomero.

Pasado este tiempo, ya con dos hijos habaneros y una ventajosa oferta de
trabajo, se dispuso a legalizar su situación. Fue entonces que conoció y
padeció en toda profundidad los horrores de la burocracia cubana.

Lo primero fue averiguar en la Dirección Municipal de la Vivienda si su
futura casa se encontraba en un área especial. Como la respuesta fue
afirmativa, debió solicitar un permiso al Ministerio del Interior para
que investigaran su trayectoria y la de los residentes en la casa a ver
si le permitían integrarse a ese núcleo familiar. También debió
solicitar un dictamen de Planificación Física que certificara la
cantidad de metros cuadrados de los cuales disponía la vivienda. De ese
modo se determinaría si el tamaño de la casa admitía un miembro más en
la familia.

Al recibir la aprobación del Ministerio y el dictamen aprobatorio de
Planificación Física, debió formular una solicitud de cambio de
dirección y para eso tuvo que buscar y presentar un certificado de
matrimonio, la propiedad de la casa, y la firma y la presencia física
del propietario. Con todo esto se conformó un expediente que se envió
para su aprobación a la Asamblea Municipal del Poder Popular. Se le
comunicó que se interrogaría a los vecinos para que en el expediente
constara la opinión de los más confiables.

Yuniesky está anonadado, pues lo único que pretende es vivir legalmente
junto a su esposa e hijos y tener un trabajo honesto con que
sustentarlos. No está solicitando el ingreso a un partido político o a
una secta religiosa, ni en unirse a algún grupo extremista. No entiende
que para eso en Cuba haya que solicitar la opinión de vecinos, la
policía y hasta el gobierno. Él no es nazi ni terrorista. Solamente es
'oriental'.

Source: Ilegal en su propia tierra CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/ilegal-en-su-propia-tierra/

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