Los chinos en La Habana
1 febrero, 2017 5:05 am por Jorge Luis González Suárez
Plaza, La Habana. Jorge Luis González (PD) Un preámbulo a la próxima
Feria del Libro constituye la venta de ciertos títulos por adelantado en
la red de librerías.
Entre estas novedades está el libro "Los chinos en La Habana" de la
autora Mercedes Crespo Villate, acuciosa investigadora del mundo
asiático, el cual se publicó por la Editorial Gente Nueva en el año 2016.
La interesante obra se compone de 25 capítulos cortos, divididos por
temas, además de anexos, fotografías y una bibliografía, que facilitan
su comprensión general para un lector no especializado.
Escrito en lenguaje directo y simple, el lbro nos muestra los aspectos
más destacados de esta población en nuestra capital a partir de la
llegada de los primeros culíes en 1847. Estos emigrantes vinieron bajo
contrato de trabajo por 8 años y recibieron condiciones laborales muy
similares a los esclavos africanos de aquella época.
Uno de los primeros apartados se dedica al tan mencionado Barrio Chino
habanero. La autora hace referencia al libro de Juan Jiménez Pastrana,
"Los chinos en la historia de Cuba, 1847-1930". Se explica como a partir
de 1852 los chinos realizaron trabajos como constructores, jornaleros y
cultivaron frutos en huertos alrededor de la zona de Zanja, cercano a la
Plaza del Vapor, lugar inicial de su asentamiento.
Otro acápite sugestivo es el dedicado a las distintas sociedades en las
que se agruparon. La principal fue el Casino Chung Wah, que radicó en
diferentes lugares, hasta llegar a su sede actual, en el cuarto piso del
edificio, en parte expropiado por el gobierno, ubicado en Amistad entre
Dragones y Barcelona.
La autora apunta que: "En la actualidad, el Casino Chung Wah es la
institución rectora de todas las sociedades chinas en el país… Nos
explica que "…se encarga del cementerio chino y a la vez de las
actividades religiosas, fraternales y culturales…" y atiende a los
descendientes de las distintas etnias regionales asiáticas, agrupados
hoy sin ningún tipo de distinción.
Muchas de estas sociedades desaparecieron, según la investigadora, por
la falta de nuevos inmigrantes, por tanto se produjo una disminución de
esta población. Pienso también que fue producto del éxodo masivo hacia
los Estados Unidos en los inicios de la revolución.
En 2015 solo existían 13 de estas sociedades. Dentro de las más
importantes se encuentran: Lung Con Cung Sol, Min Chig Tang, Long Sai Li
y la Alianza Socialista China de Cuba, entre otras, quienes agrupan a
los chinos por apellidos de acuerdo a su procedencia.
Un capítulo muy curioso es el dedicado a sus cultos y creencias. Aquí se
esbozan sus principales dioses. El más conocido por los cubanos es San
Fan Con, llamado en China Kuan Kung y sincretizado aquí con San
Lázaro-Babalú Ayé.
Cita la autora también a otros dioses como Pan Gu, el creador del mundo,
Zhao Gongming, dios de la riqueza, Sun Simiao, dios de las medicinas,
Guan Lingguan, dios del fuego, Guan Yu, representante de la lealtad, la
ética y la justicia y Jin Hong, emperador de la montaña, soberano del
mundo de los muertos y los fantasmas que reina en las 18 salas del infierno.
Creo que si este último dios chino mencionado, hubiese pasado por
nuestro país, agregaría por lo menos una sala infernal más a su
colección, que sería, por cierto, bien grande y destacada.
El estudio aborda sus contenidos en general de forma amena. Entre los
tópicos están: las escuelas en el barrio chino, el teatro, la radio, el
cine, las entidades bancarias, la masonería china, los monumentos, el
deporte, los artistas de la plástica, las tradiciones, festividades, la
comida, personalidades, mitos, leyendas, y concluye la obra con algunos
proverbios.
Hay una tendencia en el libro a exponer aspectos favorables a la
Revolución y omitir los contrarios. La autora habla bastante del líder
comunista José Wong, la milicia china y hasta del general del ejército
Moisés Sio Wong, pero menciona muy poco a los "paisanos" muy tenaces en
sus labores, que tuvieron mayor o menor éxito económico en Cuba.
Basta destacar algo llamativo sobre este enfoque. Una de las fotografías
muestra al presidente Ramón Grau San Martín, junto al enviado de la
República China, Ti So Ling, pero en el libro nada se dice sobre este
hecho. Es algo incongruente.
Se puede afirmar que a pesar de lagunas como esta, el trabajo, aunque
incompleto, es agradable, pues brinda una información útil para los
neófitos en estos datos históricos. Es bueno por ello reconocer dicha
tarea y agradecerla.
jorgelibrero2012@gmail.com; Jorge Luis González
Source: Los chinos en La Habana | Primavera Digital -
https://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/los-chinos-en-la-habana/
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