Saturday, February 4, 2017

El machismo leninismo en Cuba y la ausencia de mujeres en el liderazgo político

El machismo leninismo en Cuba y la ausencia de mujeres en el liderazgo
político
WENDY GUERRA

Cuando me siento a conversar con mis colegas de otras partes del
continente detecto que el machismo en Cuba no se proyecta de modo
semejante al del resto de América Latina.

El hombre cubano ha tenido que asumir la crianza de sus hijos al
encontrarse muchas veces solo al frente de las tareas domésticas debido
a las múltiples funciones que la Revolución ha destinado a las mujeres.
Es bien frecuente encontrar a un padre cubano haciendo trenzas a sus
hijas pequeñas al amanecer, pegando botones, planchando, lavando y
llevando al colegio a sus hijos perfectamente acicalados. Estas
familias, por diversas circunstancias políticas y sociales, han sido
divididas y es muchas veces el padre quien hace la labor de ambos dentro
de un hogar muy poco tradicional para las normas del tercer mundo
latinoamericano. Estos casos nos son excepcionales pero tampoco todos
los hombres soportan por mucho tiempo llevar dicha responsabilidad a
tiempo completo.

Los cubanos no podemos acceder libremente a las cifras reales de
fallecimiento por agresiones físicas domésticas, tampoco es público el
registro policial de denuncias por maltrato de palabra o violencia
física. Los artículos en los periódicos oficiales solo hablan de
"estadísticas de la región" "móviles pasionales", "problemas culturales"
"rezagos del pasado", "alcoholismo", pero jamás se clarifican las cifras.

Escuchas que una mujer se "pegó candela" atormentada por una relación
tóxica, acorralada por los celos, el acoso o el abandono de un hombre.
Ves a una mujer golpeada en un centro laboral, encuentras rasgos de
machismo en el modo en que se distribuye el trabajo en el hogar. Esos
son los síntomas más frecuentes.

Los matrimonios cubanos ventilan sus problemas con las ventanas
abiertas, y desde tu balcón, adviertes el violento desenlace de una
relación amorosa que deriva en insultos, gritos, malas palabras y hasta
golpes o portazos al calor del combate. La pelea y los insultos ya son
parte de la banda sonora del cubano en su vida diaria, custodiada y
vigilada por vecinos, familiares, amigos y las organizaciones de masas
que se inician en los Comité de Defensa de la Revolución de los barrios
y continúa en los centros de estudio y trabajo.

En Cuba se le sale al paso al hombre que le levante la mano a una mujer,
eso de "entre marido y mujer nadie se debe meter" aquí no se cumple
cuando de violencia femenina se trata.

Las mujeres y los hombres de mi generación aprendimos –desde la
adolescencia– a disparar con armas de fuego, generalmente rusas, en las
clases obligatorias de Preparación Militar. Sería extraño que una mujer
entrenada para la "defensa de la patria" para "vencer o morir" desde su
etapa formativa se dejara pegar sin responder al golpe.

La infidelidad en Cuba es parte del carácter casual de las relaciones
humanas llevadas en una vida de resistencia. Las guerrillas, las
movilizaciones, la convivencia en internados lejos de nuestras casas,
nos han hecho –en la mayoría de los casos– propensos a relaciones
inconstantes. Por eso, tanto mujeres como hombres deciden romper
bruscamente sus matrimonios por haber encontrado el amor, el deseo, la
admiración en otra parte; o simplemente por necesitar un cambio de vida.
Para nosotros es más fácil cambiar de marido que de país, de matrimonio
que de sociedad.

Es sabido que para los hombres cubanos ser infiel, mostrar una relación
fuera del matrimonio es una medalla, pero en muchos casos son las
mujeres quienes mantienen largas relaciones paralelas o rehacen su vida
tras pedir el divorcio. La bonanza económica, las copiosas herencias, la
conservación de un matrimonio por dinero no es algo usual en nuestras
vidas. Por lo general cada cual se va con lo puesto, y la casa, si la
hubiese, se divide a la mitad. La mujer cubana tiene una gran capacidad
de reinvención, es una guerrera nata y saca a sus hijos adelante a pesar
de las crisis, los exilios y el machismo disfrazado debajo del cartel de
la igualdad.

¿Por qué en el mundo socialista nunca hubo presidentas mujeres? ¿Por qué
no hay un movimiento feminista activo en Cuba? ¿Es acaso el feminismo
contrario a los preceptos revolucionarios, marxistas, socialistas?

Si tratas de recordar la jefatura política cubana emplazada en cada
acto, en cada aniversario en la Plaza de la Revolución, evocarás, en su
mayoría, hombres vestidos de verde olivo situados debajo del monumento a
José Martí pasando revista a un desfile militar.

El liderazgo político femenino en las altas esferas es hoy poco
probable. Sería impensable tener una presidenta mujer. Claro que los
cubanos quisiéramos encontrar ministras y jefas del ejército, pero la
igualdad en ese sentido no ha sido posible. Estos cargos los desempeñan
siempre hombres entrenados en una tradición de género al que me he
animado a nombrar machismo leninismo.

Source: El machismo leninismo en Cuba y la ausencia de mujeres en el
liderazgo político | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article130787594.html

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