¿Seremos otra vez hijos bobos de Rusia?
JOSÉ HUGO FERNÁNDEZ | Miami | 24 de Noviembre de 2016 - 06:22 CET.
¿Es real el peligro de que Cuba vuelva a convertirse en un satélite de
Moscú? ¿Estará anidando ciertamente esa posibilidad en las locas
cabecitas de Vladimir Putin y de Raúl Castro? "Solo cuchillo sabe lo que
oculta el corazón del ñame", afirma un viejo dicho. Pero en caso de que
fuesen positivas las respuestas a estas dos interrogantes, nunca antes,
desde finales de los años 80 del siglo XX, estarían mejor dadas las
circunstancias para alimentar la perspectiva, si bien no como hecho
fácilmente realizable, sí como ilusión, con toda la carga nefasta que
suelen traer las ilusiones de personajes como los de marras.
Por un lado, está el recrudecimiento del embargo estadounidense y el
retroceso en su acercamiento diplomático y comercial a la dictadura
cubana, dos eventualidades que ya se ven venir. Por otro, el evidente
atractivo que ejerce la Isla sobre la cúpula gobernante en Rusia, algo
que no es nuevo pero que hemos ido visualizando con mayor claridad en la
medida en que crecen las ínfulas imperiales de Putin. Puede que incluso
a partir de próximo enero, Cuba le interese aún más al Gobierno ruso que
al estadounidense, al menos como socio sufragáneo.
Por encima de otros detalles menores, como la cordial avenencia entre
Trump y Putin, que no es más que un relativo entendimiento entre
pícaros, está el hecho cierto de que el nuevo presidente estadounidense
no podría impedir que Rusia saque provecho de la nueva coyuntura. En
buena ley, no tendrá a su alcance, formalmente, una manera de impedirlo.
Tampoco podrá impedir que los Castro sigan siendo los dueños de la Isla,
con o sin embargo, pero aún más con embargo, por lo cual les resultaría
viable abrir el país al nuevo zar ruso.
Es de suponer que ganas no será los que les falte a los nostálgicos del
Kremlin. "Hay nostalgia no solo en Rusia sino también en Cuba y Vietnam
por lo que hubo antes en ambos países", declaró recientemente Víctor
Ozerov, quien preside el comité del Senado para la defensa y la
seguridad, en Rusia. Y si vamos a ser francos, habría que agregar que no
únicamente los mandarines añoran aquella vieja relación. No son pocos
los cubanos de a pie que igual la extrañan.
En su rol de madre colonial, la URSS mimó a los cubanos más que España,
llamándonos camaradas e incluyéndonos bajo la aparente condición de
iguales en el coro de La Internacional, a la vez que nos llenaba las
despensas con latas de pollo a la jardinera, y las pantallas de los
televisores con muñequitos de palo, y los bosques con radares y cohetes,
y los sueños con anhelos de conquistadores geopolíticos, y los pechos
con medallas por la participación en guerras y guerrillas de medio
mundo. En fin, nos dio en la vena del gusto, estimulando nuestra
arraigada vocación de hijos bobos. Entonces, ¿alguien puede estar seguro
de que tal como los fuimos de España, y luego de Estados Unidos, y luego
de la URSS, y luego de Venezuela, no nos convertiríamos gustosos en los
nuevos hijos bobos de Rusia?
Source: ¿Seremos otra vez hijos bobos de Rusia? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1479900858_26914.html
No comments:
Post a Comment