Thursday, June 9, 2016

La botella

La botella
junio 7, 2016 2:28 pm por Julio Aleaga Pesant

El Vedado, La Habana, Aleaga Pesant, (PD) Los cinco espías que
atormentaron a la nación cubana, a través de la propaganda oficial
durante su encierro en las cárceles norteamericanas, aun generan
titulares, pero ahora de manera diferente: reciben trabajo en
instituciones estatales camufladas de Organizaciones No Gubernamentales.
Tal estatus les permitirá viajar al extranjero, tener un automóvil, una
canasta de comida extra, y mantener el nivel de vida del último año y
medio. Pero ahora, esas prebendas que antes salían del presupuesto del
Estado, serán asumidas a partir de ahora por las instituciones donde
fueron "empleados".

Luego de ser liberados los últimos tres, el 14 de diciembre de 2014, en
un extraño canje de prisioneros, los ex segurosos de la Red Avispa son
reinsertados laboralmente en puestos honorarios desde donde puedan
"resolver", como se dice en buen cubano.

Opino que ellos debieron recibir "un retiro digno", de acuerdo al
sacrificio que hicieron al altar de la tiranía: entre 15 y 18 años
presos. ¿Pero que sería para ellos un retiro digno? ¿Cuatrocientos pesos
cubanos, o sea, 18 dólares al mes? ¿200 dólares al mes? ¿Trescientos?
¿Mil? ¿Trasladarse en guaguas y almendrones, como la mayoría de sus
compatriotas?

En este país, miles de veteranos de guerras en el exterior, deportistas
con medallas olímpicas y mundiales, profesores y profesionales, en el
mejor de los casos, solo reciben algo más de 20 dólares como jubilación.
En los peores, se han convertido en mendigos, pedigüeños y alcohólicos
que pululan por campos y ciudades.

En la lógica del gobierno es preferible corromperlos a permitirles la
tranquilidad de la vejez, porque aunque durante años vendieron la imagen
de "jóvenes patriotas", la mayoría de ellos ya está cerca de la edad de
jubilación. Pero a diferencia de los demás cubanos, ellos no llenan la
tarjeta necesaria para recibirla.

Hélos ahí, en sus nuevos "puestos de combate". O botellas, como se dijo
en el argot republicano, descrito de manera inigualable en la novela de
Ramón Mesa, "Mi tío el empleado" (1887). Gerardo Hernández, vicerrector
del Instituto Superior de Relaciones Internacionales. René Gonzalez,
vicepresidente de la Sociedad Cultural "José Martí". Ramón Labañino,
vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores
(ANEC). A Fernando González, el segundo en ser liberado y el primero que
encontró trabajo, lo ubicaron de vicepresidente del Instituto Cubano de
Amistad con los Pueblos (ICAP), una dependencia de la Dirección General
de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior (MININT).

Llama la atención que todos son segundos en las estructuras. Nunca
primeros o terceros. Sencilla manera de reafirmar la intención de que
reciben una dádiva de donde medrar. Pasar los gastos de sus viajes al
exterior y francachelas de la cuenta central del Estado a otras
instituciones.

Tales nombramientos recuerdan otra de esas "curvas del sistema". Los
miembros de los equipos deportivos nacionales no recibían sus salarios
del INDER: lo hacían de industrias e impresas que asumían sus costos.
Como cuando el salario de los boxeadores del equipo Cuba lo pagaba la
Antillana de Acero, donde esas glorias del deporte tenían un contrato
laboral que no cumplían.

Queda por ubicar Antonio Guerrero. ¿Será el nuevo vicepresidente de la
Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC)?
aleagapesant@nauta.cu; Aleaga Pesant

Source: La botella | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/la-botella/

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