La vergüenza y la pena ajena
febrero 3, 2016 12:00 pm
Lawton, La Habana, Juan González, (PD) Con profunda vergüenza escuchamos
las palabras del presidente francés Francois Hollande en el recibimiento
que hizo al presidente sin votos y heredero del poder absoluto en Cuba,
Raúl Castro. Hollande de esta forma dio el espaldarazo de la nación
francesa a la dictadura militar totalitaria dinástica que encabeza Raúl
Castro, luego de recibirla en heredad que le entregó el líder histórico
del desastre que sufrimos, Fidel Castro.
Holllande en representación de la nación francesa, condonó la deuda del
régimen militar totalitario cubano con ese país. Por supuesto, solo
condonó una deuda que nunca conseguiría cobrar. A modo de compensación,
así prepara la condición para que intereses y consorcios de su nación
estén en condiciones de explotar la mano de obra barata de personas
privadas de sus derechos, de trabajadores privados de una representación
sindical independiente que responda a sus más legítimas aspiraciones.
Así se traicionan desde su lugar originario, los ideales consagrados por
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ideales y derechos
violados de forma contumaz en Cuba, por la dictadura militar totalitaria
representada por el presidente sin votos y dictador militar Raúl Castro.
Pero lo sucedido tiene tristes antecedentes en esa Francia que amamos y
respetamos. En su hora de tinieblas, Francia sufrió a Vichy y a los
colaboracionistas que intentaron en aquellos momentos hundirla en la
ignominia. Los resistentes de aquellos días, salvaron el honor de la
nación francesa.
En momentos en que el dictador militar cubano recién llegaba a París, en
La Habana, el primer secretario de la embajada de Francia en Cuba,
estuvo presente junto con opositores cubanos en la sede habanera de
Candidatos por el Cambio. Allí, tendría lugar una conferencia sobre
temas económicos, que sería impartida por Osmar Laffita Rojas, miembro
del staff de este medio independiente. Tal actividad no se realizó
porque oficiales de la policía Seguridad del Estado (DSE) impidieron la
presencia del ponente, entre otras medidas coercitivas. Lo hicieron como
ya es costumbre, mediante la fuerza y desde ilegales órdenes y
advertencias sin sustento legal.
Bajo el mandato del dictador militar recibido en París por el Sr.
Hollande, se reprime con violencia cada domingo a mujeres de blanco y
activistas opositores pacíficos unidos en manifestaciones políticas
pacíficas. En Cuba, hoy se reprime a cada instante el actuar político
ciudadano, pacífico e independiente. Hollande ha uncido a la nación gala
a la ignominia del apoyo a una dictadura militar totalitaria de más de
cinco décadas, la más antigua y la más cruel del continente.
Frente a tanta vergüenza y pena ajena, vale recordar el liderato de
Charles de Gaulle y como organizó la Francia Libre y su resistencia a la
ocupación. En aquellos momentos difíciles, dejó a salvo el honor de
Francia. Esta es la Francia que respetamos la que se alzó contra el
espíritu derrotista y proclamó el llamamiento a no claudicar. La que
castigó –en la bolsa sucia del egoísmo- a quienes por intereses
económicos egoístas la traicionaron
La libertad en Cuba es hoy conculcada y los derechos universalmente
reconocidos son violados por esta cruel dictadura que cuenta hoy con el
apoyo de corporaciones y gobiernos extranjeros. A ellos se une para la
ocasión, el gobierno de Francois Hollande.
Sería muy positivo que el Sr. Hollande supiera que acaba de recibir a
uno de los más prominentes miembros del grupo armado que en su momento
(década del 50) proclamó la consigna "Cero cine, cero cabaret, cero
compras". Tal consigna, inauguró una razzia terrorista en la Isla que no
cedió en violencia, a los más recientes atentados en el París de las
luces. Estas son algunas entre otras razones de peso, para sentir mucha
vergüenza y pena ajena a partir de las decisiones del gobierno que encabeza.
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González
Source: La vergüenza y la pena ajena | Primavera Digital -
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