Apuestas en Cuba: ¿En qué se juegan la plata los cubanos?
Es raro que en un municipio de Cuba no exista un "burle". Hay casas de
juegos para todos los bolsillos; todas ilegales.
Iván García Quintero
febrero 03, 2016
En una amplia mesa rectangular de madera, nueve personas siguen
expectantes el recorrido de tres pequeños dados de nácar, que luego de
chocar contra el larguero frontal del tablero giran en un diabólico
suspense.
En esas milésimas de segundo, el silencio se puede cortar con una
tijera. Parece una escena congelada. Los jugadores miran exclusivamente
hacia los dados.
En perpendicular a la mesa, justo debajo de cada jugador, gruesos fajos
de billetes. En una esquina del tablero, el dueño del negocio, un mulato
sentado en una silla de hierro con una lata de galletas entre las
piernas llena hasta la mitad de dinero. Absorto, él también sigue la
trayectoria fortuita de los dados.
Por fin los dados se detienen y la combinación de números marcados anula
la jugada. Los apostadores sueltan un suspiro profundo, se rompe el
silencio lúgubre y, entre el humo de cigarros y la bulla, aquello parece
una casa de locos.
"Voy una tabla en fulas (cien dólares) que ahora vienes chiquito",
espeta un negro con overol de mecánico. Le contesta un señor canoso, que
cuenta el dinero pasándose los dedos por la comisura de sus labios.
"Grande hasta la muerte, pago tu jugada", responde. Estas personas
juegan silot. Cuentan los apostadores más viejos, que el silot es
oriundo de las regiones orientales. Pueden jugar cuantas personas quepan
alrededor de un tablero.
Las apuestas se colocan al frente de cada jugador. Uno de los jugadores
hace de banco. Cuando dos dados combinan (por ejemplo, una pareja de uno
y otro cinco, el dado solitario marca la jugada), entonces, cada
apostador coloca su tiro.
Para ganarle al cinco hay que tirar un seis, o un tiro mágico donde los
tres dados marquen el mismo número. Cuando el banco dispara el seis, o
tres dígitos iguales, automáticamente recoge el dinero puesto en la mesa.
El mulato que bebe una cerveza tras otra, introduce en su lata de
galletas el 10% del monto de dinero recogido. Si el banco tira un uno,
cada jugador cobra la cantidad apostada de dinero.
En el argot popular, las casas clandestinas de juegos se les conoce como
"burles".
Es raro que en un municipio de Cuba no exista un burle. Por lo general,
se juegan variantes del póquer, longana, bacará o silot. Existen casas
de juegos para todos los bolsillos.
En algunas se puede jugar con 500 pesos (25 dólares). Otras son más
exclusivas: cada jugador debe portar 5.000 pesos (200 dólares).
Según Hernando (nombres cambiados), propietario de una casa de juego, en
un día flojo gana 1.500 pesos (60 dólares). "Casi siempre los partidos
están a full. En mi negocio corre dinero. La gente suele jugar de 60.000
a 80.000 pesos (3.000 a 3.500 dólares)", expresa el dueño del burle
después de acabar el partido al filo de las cinco de la mañana.
También hay casas de juegos para personas de poco dinero.
Silvio, ludópata incorregible, es asiduo a un partido donde el bote es
de 20 pesos (un dólar) por cada jugador. "Voy por vicio, para matar el
tiempo. Se gana poco y se pierde poco. Los escachados son los que más
acudimos a esos burles".
Norberto se pasa la mitad del año preso por delitos de poca monta y en
la cárcel aprendió a jugar cartas.
"Allí en vez de dinero se paga con cigarros o comida. El burle para mí
es un modo de vida. Me encanta el ambiente, su jerga particular, las
estrategias de juego, las trampas y los faroles. A veces se producen
broncas. Pero no es lo normal. En los burles uno puede estar jugando dos
o tres días seguidos. Las horas parecen minutos".
Los juegos de apuestas no son nuevos en Cuba. Cuando Fidel Castro llegó
al poder en 1959, la lotería y otros juegos de apuestas se practicaban
legalmente en la isla.
Los casinos eran regentados por el mafioso Meyer Lanski. Y la lotería
nacional, un comodín perfecto para que políticos corruptos robaran a
sacos. Desde amas de casa hasta empresarios hacían sus apuestas.
Pero Castro abolió los casinos, las vallas de gallos y la lotería. Sus
enardecidos seguidores pulverizaron con bates de béisbol las máquinas
tragaperras, ruletas y mesas de billar.
Los juegos de apuesta fueron prohibidos por ley.
Apuntes para el juego de la bolita. Foto: 14yMedio.
Omar, un hombre obeso y calvo, en la década 1960-70 fue banquero de la
lotería clandestina, conocida como bolita.
"Estuve preso dos veces. La policía me ocupó el dinero y me decomisó
tres autos y una casa. Pero cada vez que salía del tanque volvía a lo mío:
la bolita".
En el siglo XXI, a Omar no le ha ido mal:
"Tengo una recogida de 8.000 a 10.000 pesos diarios en cada tanda. Ahora
hay premios por la tarde y en la noche. Los resultados se siguen por la
lotería de Miami".
En cualquier esquina de Cuba las personas cantan los resultados. "Muerto
grande, piedra fina y automóvil", le grita una vecina desde un segundo
piso a su amiga, que mueve la cabeza de un lado a otro y le responde:
"Me fui en blanco, hace dos meses que estoy detrás del puerco y nada".
El diálogo pudiera ser un jeroglífico para un extranjero.
La lotería criolla se juega del 1 al 100 y cada número tiene uno o
varios significados. Se premia el fijo, entre 80 y 100 pesos, según el
banco, y dos corridos que se pagan a 25 o 30 pesos. Igualmente se juegan
los terminales y las centenas.
Si damos crédito a banqueros de la bolita y dueños de casas ilegales de
juegos, desde hace 10 años, la policía mira para otro lado después de
recibir dinero por debajo de la mesa.
"El Gobierno debiera legalizar el juego", dice Hernando. Omar piensa lo
contrario: "Si el Estado mete las manos en la bolita nos jode el 'bisne'
(negocio). Es mejor que las cosas sigan como están".
Los juegos más populares en Cuba son dados, naipes, silot, longana y la
bolita. Pero no son los únicos. Hay peleas de gallos y perros, carreras
de caballos, carreras ilegales de autos o motos y juegos de computadora
en red donde las apuestas son elevadas. Pero esa es otra historia.
Source: Apuestas en Cuba: ¿En qué se juegan la plata los cubanos? -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-pasion-por-juegos-de-apuestas/114525.html
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