Friday, January 15, 2016

Inventario de asombros cubanos - Diabluras en espacio laical

Inventario de asombros cubanos: Diabluras en espacio laical
Posted on 15 enero, 2016
Por Miguel Fernández Díaz

Al igual que otros tantos performances de falsa ilustración con
inflación mediática, el pas de deux de Roberto Veiga y Lenier González
en la escena de Espacio Laical terminó y continúa, en buen cubano, en
una danza de diablitos.

Terminó con el chanchullo pueril -que ellos mismos promovieron por
correo electrónico- acerca de si fueron liberados, como ellos mismos
dijeron a la usanza del socialismo burocrático, en vez de decir que sus
renuncias habían sido aceptadas, o si fueron más bien destituidos como
editor y vice-editor, respectivamente, de la publicación Espacio Laical,
que aparece junto a Palabra Nueva y Bioética bajo el epígrafe "Otras
Revistas" de la Arquidiócesis de La Habana. Bajo el epígrafe "Revistas"
están Amor y Vida, Nosotras y Vivarium.

Al producirse su salida de Espacio Laical, ambos editores alegaron que
el perfil socio-político de la publicación había causado tensiones con
"determinados sectores de la comunidad eclesial", las cuales se
proyectaron "sobre la figura del Cardenal-Arzobispo y sobre nuestras
personas".

Ahora que ni Veiga ni González tienen siquiera acceso a las computadoras
del Arzobispado de La Habana, el chanchullo continúa con repique más
intenso de la misma campana: "Determinados elementos de la jerarquía y
del clero [preferían] una revista más beligerante con el gobierno, pero
no poseen ni la integridad ni el coraje para hacerlo", asevera González,
quien aprovecha para tocar también una campanita de la sacristía
editorial con mucha más estridencia.

Pregón del debate

"El Arzobispado de La Habana -afirma González- ingresaba anualmente
decenas de miles de dólares en calidad de apoyo a Espacio Laical. Se les
hizo creer a varias entidades extranjeras que ellas pagaban en exclusiva
la revista. Nosotros tenemos documentados detalladamente cuatro casos.
Luego ese dinero era destinado a otros fines. La revista era muy
prestigiosa dentro y fuera de Cuba, y les sirvió para gestionar mucho
dinero a costa de nuestro trabajo. Y es bueno decir que de todo este
dinero, Roberto y yo recibíamos 40 CUC cada uno al final de mes; y los
recursos para gestionar la publicación eran pírricos".

No está nada mal ganar unos mil pesos mensuales en Cuba por editar una
revista trimestral con suplementos mensuales en línea, pero todo parece
indicar que la carencia de integridad y coraje abunda, porque Espacio
Laical nunca abordó aquellas tensiones y ni González ni Veiga aclaran
hoy quiénes eran tales elementos, tal y como dejaron de hacerlo antes al
espetar en el periódico mexicano La Jornada que había "sectores del
Partido Comunista que siguen manifestándose a la vieja usanza [y]
torpedean el diálogo".

Así como la revista, con tanto pregón de reflexión y debate, salía con
el diablo en el cuerpo por no reflexionar ni debatir sobre sí misma,
González proyecta hoy, sobre la figura del Cardenal-Arzobispo, algo más
que tensiones derivadas del perfil editorial: el demonio de fondos
manejados indebidamente. Solo que antes de bajarse con que "tenemos
documentados detalladamente cuatro casos", González debía presentar
todas las cuentas, porque el tremendo fenómeno sociológico de una
revista cubiche tan rentable merece la mejor y más detallada explicación
posible.

González y Veiga recurvaron a la escena mediática de Miami gracias al
reciclaje hecho por la reportera Nora Gámez en El Nuevo Herald de sendas
entrevistas "con un estudiante graduado" (sic), las cuales fueron
publicadas por González y Veiga en Cuba Posible, sitio digital que ellos
mismos montaron a mediados de 2014 como "laboratorio de ideas [y]
plataforma para facilitar el debate", protegidos por el paraguas del
Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo Cuba, con sede en Cárdenas.

Delimitación espacial

Bajo la sotana de la Arquidiócesis habanera, Espacio Laical nació en
2005 como órgano oficial del Consejo de Laicos y bajo la dirección de
José Ramón Pérez. A la salida de Veiga y González, Gustavo Andújar
asumió la dirección, pero desde la primavera de 2012 la revista se
presentaba ya como proyecto del Centro Cultural Félix Varela y, como
director del centro, Andújar era también director del consejo editorial
de la revista. Según la panoplia digital de Espacio Laical, González
aparece en el número 6 (abril-junio 2006) como miembro del consejo
editorial y Veiga irrumpe como editor en el número 9 (enero-marzo 2007);
para el número 12 (octubre-diciembre 2007), J. R. Pérez tenía a Veiga
como editor y a González como vice-editor, con Jorge Domingo en la
jefatura de redacción..

Ni como revista ni como proyecto Espacio Laical se concibió como recinto
del perro guardián del poder estatal ni de la lidia de gallos
reformistas que propiciaran transitar a la democracia, unir a todos los
cubanos o salvar la patria. Sin embargo, la inflación con bomba
mediática exterior empinó esta publicación como si fuera el epicentro
del movimiento laico en la arquidiócesis habanera, con Veiga y González
pregonando que, en virtud de la revista, "la relación Iglesia-Estado en
Cuba ha dado un salto cualitativo". Un cable de Reuters llegó a exaltar
la revista como "el único medio capaz de reunir a los cubanos de
diferentes tendencias políticas dentro y fuera de la Isla para discutir
sobre diversos temas", mientras uno de sus colaboradores soltó que
Washington debía tomar un editorial de Espacio Laical ["Senderos que se
bifurcan", mayo de 2013] "como indicador del sentir de la sociedad civil
cubana y sus sectores aperturistas relevantes".

Las disfunciones en la erección de minorías con arrastre suficiente para
influir en las decisiones políticas suelen concitar alucinaciones, como
que imprimir una revista o abrir un sitio en Internet vale tanto como
poner una piedra fundacional de la república con todos y para el bien de
todos.

Así como Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque se creyeron cancilleres en
el Estado, Veiga y González se invistieron como voceros en la Iglesia.
Atizados por el cardenal Ortega Alamino y, sobre todo, por el finado
monseñor Céspedes y García-Menocal, quien urdió "edificar la Casa Cuba",
Veiga y González dieron rienda suelta a la misma imaginación sociológica
que ya había llevado a otros del laicado, como Dagoberto Valdés con la
revista Vitral y Oswaldo Payá con el Proyecto Varela, a sublimarse en
contextos virtuales afuera y perder la conexión a tierra en el contexto
vital desde dentro. Al tenor de los opositores empeñados en cambiar
leyes sin cambiar el Parlamento, Veiga y González se creyeron, como
editores de una revista más, que eran paladines de una "oposición leal"
y jefes de cierto Ejército de Liberación Nacional, pero no dieron guerra
con balas ni votos, sino vueltas y más vueltas teóricas en torno "al
destino histórico de la nación".

Esas vueltas no solo llegaron a marearlos, sino que revolvieron el
embaraje laical de la oposición leal, como ilustra la propuesta de
mejorar el orden democrático con elecciones directas del Presidente y
demás miembros del Consejo de Estado, para no tener que coger por los
cuernos al toro de Hans Kelsen: solo por ingenuidad o hipocresía puede
pensarse en la democracia sin pluralidad de partidos.

En eso les pasó por arriba la ruedita práctica de que hasta publicar una
revista entre otras de una arquidiócesis puede malograrse, incluso
dentro de la propia Iglesia. Y ahora pareciera que marcan el paso de
otro diablito cubiche: no saben cómo desaparecer y suenan cascabeles.

Source: Inventario de asombros cubanos: Diabluras en espacio laical -
Cafe Fuerte -
http://cafefuerte.com/puntos-de-vista/27597-diablitos-en-espacio-laical/

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