Wednesday, December 23, 2015

Navidades a la habanera, un modo desigual de celebrar la noche buena

Navidades a la habanera, un modo desigual de celebrar la noche buena
Para la mayoría de los cubanos, que apenas tienen dinero para sobrevivir
el día a día, es más fácil que en la Isla nieve que cenar pavo o puerco
asado en Nochebuena
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

En Tercera y 70, el otrora Diplomercado, en Miramar, al oeste de La
Habana, los carritos atestados de compras circulan raudos, conducidos
por clientes de bolsillos amplios que revisan en los estantes la
procedencia y fecha de caducidad de los alimentos.

Los artículos Made in USA son los más apreciados. Tipos como Ernesto,
que desde hace tres años se dedica a trasegar pacotillas en grandes
volúmenes desde Ecuador, la Zona Franca de Colón en Panamá o Puerto
Callao, en Perú, se pueden dar el lujo de comprar alimentos, aliños y
confituras sin mirar el precio de las etiquetas.

"Mira a ver si ese pavo congelado es 'yuma'. Coge un 'paq' de Sprite y
otro de Fanta, que a los niños les encanta. Echa pa'ca esas salchichas,
que son de Baviera", le dice a su esposa, quien antes de echar las cosas
en el carrito, mira la fecha de vencimiento, examina las calorías y si
han utilizado preservante químico en la elaboración del producto.

Tienen la pinta de una pareja de portada de una revista de la farándula.
Con estilizadas figuras, visten a la moda y parecen felices. Y portan
suficiente moneda dura como para pagar 179 pesos convertibles (alrededor
de 200 dólares), el salario de ocho meses de un profesional, en
alimentos y dulces destinados a las fiestas navideñas.

Luego de dejar tres cuc de propina a la cajera, en la confitería
adquieren turrones españoles y chocolates suizos. "Ya compré vinos,
cervezas y ron para celebrar la Navidad y el fin de año", dice Ernesto.

A la salida del mercado, alquilan un auto, que por diez pesos
convertibles los lleva hasta la puerta de su casa. Su caso pudiera
parecer una excepción. Pero me temo que no.

Por estas fechas, los supermercados habaneros de alto estándar, con
precios al nivel de Nueva York, están repletos de usuarios
despreocupados que festinadamente se van de compras.

En la Isla se ha ido consolidando una clase media al margen del Estado.
Cubanos que destinan más de 1.000 dólares al mes en adquirir comida,
darse masajes a 50 cuc la hora en hoteles cinco estrellas y a cada rato
cenan en paladares como Starbien, La Fontana o Café Laurent.

No son los típicos amanuenses que trabajan para el régimen, pero se
pueden dar ciertos lujos con las migajas y regalías ofrecidos por el
Estado verde olivo. Tampoco son artistas o deportistas de éxito.

Son personas que hacen dinero 'pinchando' duro 14 horas diarias en
pequeños negocios privados en el portal de su casa. O 'mulas' que
transportan mercancías por debajo de la mesa en el mercado negro.

También una parte de la fauna marginal y los ladrones estatales de
cuello blanco festejan la Navidad por todo lo alto. Jineteras de
alcurnia, expendedores de drogas y policías corruptos, en Nochebuena
cenan cerdo o pavo asado y beben cerveza de marca o ron añejo.

En el interior del país, la realidad es diferente: se nota el ajetreo
navideño, pero a menor escala. En la capital, gigantescos árboles
repletos de luces se ven por la Habana Vieja, el Vedado y Miramar, tres
de las zonas más turísticas.

Si usted se da una vuelta por el bar Sloppy Joe's, muy cerca del hotel
Sevilla, el Parque Central y el Paseo del Prado, notará que después de
la cinco de la tarde no hay mesas desocupadas.

Y en la extensa barra de 18 metros de caoba negra no encuentra una
banqueta libre. En el Sloppy, una cerveza local cuesta dos dólares y
cincuenta centavos y el plato típico de la casa, un emparedado de 'ropa
vieja' (hilachas de carne de res sazonada con tomate), ronda los cinco.

Es difícil reservar una mesa para cenar el 24 de diciembre en
restaurantes como Los Nardos, frente al Capitolio, o paladares como La
Guarida, San Cristóbal, Doña Eutimia y Havana Gourmet.

O en la paladar Villa Hernández, situada en una casona de principios del
siglo XX, en la barriada de La Víbora, a un costado del Parque Córdoba,
un parque en honor a Emilia de Córdoba y Rubio (1853-1920), considerada
la primera mujer mambisa.

"Ya tenemos todas las mesas reservadas desde el 23 y hasta el 31 de
diciembre", dice con orgullo el propietario de Villa Hernández.

Mientras unos cuantos cubanos pueden comprar en el antiguo Diplomercado,
reservar en restaurantes y paladares de primera, celebrar la Nochebuena
y esperar el 2016 como Dios manda, por miles se cuentan los que ni
siquiera pueden hacer planes para esos días.

Lidia es una de esos miles. "Cuando me paguen en el trabajo veré si me
alcanza para comprar una ración de puerco en un restaurante estatal y
una botella de vino barato. Lo que compre, lo compartiré con mi esposo
el 24. Después veremos alguna novela o película alquilada del Paquete".

Según la prensa oficial, decenas de restaurantes ofertarán pollo, pavo y
cerdo asado el 24 y 31 de diciembre. Aunque para José Manuel, jubilado
de 75 años, la calidad deja mucho que desear.

"Pero es la única opción para los que tenemos poco dinero. El año pasado
compré dos raciones de cerdo que daban asco, era pellejo y grasa na'má.
Los viejos y los obreros somos los más jodidos. Nosotros no percibimos
las reformas y los cambios económicos", acota.

Otros, como Antonio, padre de cinco hijos, están peor. Reside en una
choza con piso de cemento y sin servicio sanitario en un barrio marginal
de San Miguel del Padrón, municipio al sureste de La Habana.

"Navidades para mí es tener cuatro pesos en el bolsillo. Eso de hacer
comelatas y tomar cerveza de la buena, es cosa de gente rica o con
suerte", expresa con una sonrisa triste.

Para cubanos como Antonio, es más fácil que en la Isla nieve que cenar
pavo asado en Nochebuena.

Source: Navidades a la habanera, un modo desigual de celebrar la noche
buena :: Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3529333_navidades-habanera-modo-desigual-celebrar-noche-buena.html

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