El Caribe ante la globalidad
En el caso del Caribe, la globalización tiene más contradicciones que en
otras zonas
Andrés R. Rodríguez, Miami | 21/12/2015 9:51 am
Asistimos a un enorme proceso que está cambiando velozmente el mundo y a
la vez nuestra percepción del planeta. Se ha dado en llamarle
globalización, pero en realidad, para ser justos, el planeta ha sido
históricamente una globalidad geológica y lógica: es redondo, es el
globo terráqueo, antes que nosotros fuéramos bípedos andariegos y cuadrados.
Ahora, lo que está sucediendo es que la economía alcanza un rango muy
amplio, global en nuestra percepción, como si lo económico fuera lo
esencial del planeta. Y la mentalidad humana se reordena, porque un
individuo puede conocer en tiempo real lo que está pasando en casi
cualquier ciudad del planeta. Sin embargo, aunque los feuditos
medievales se integraron en reinos y a veces quisieron ser imperios
adosando reinos, y luego estos devinieron en países, que ahora pasan a
ser provincias de países-continentes, la mente humana sigue dividida en
feudos profesionales y el Caribe en sus aislamientos en islitas de todo
tipo.
El Gran Caribe es un concepto geográfico que abarca todos los países que
tienen límites en el Mar Caribe: Grandes y Pequeñas Antillas, Golfo de
México. Bahamas, parte de México, Texas, la Florida, extensa zona que
geográficamente es abigarrada y ecológicamente es una discontinuidad de
ecosistemas tropicales y subtropicales, con especies biológicas numerosas.
El discurso ideológico, político, diplomático, geopolítico, ha reflejado
El Gran Caribe de distintas maneras. Pero es un concepto un tanto
marginal, dado que el factor geopolítico más evidente del área es la
emergencia de la locomotora industrial del mundo en su límite norte. En
su situación actual, son numerosas las contradicciones y reacomodos, no
del todo esperados si nos atenemos estrictamente a la historia. Pero los
factores históricos continúan presentes e influenciando, a veces como
verdaderas anclas. Y las subjetividades humanas sobreponiéndose con
factores concretos, tangibles.
En el caso del Caribe, la globalización tiene más contradicciones que en
otras zonas, dado que no solo es una zona de una geografía muy compleja,
con diversos ecosistemas tropicales incluidos. Es como si el
determinismo geográfico la hiciera disruptiva, al estar ubicada como
comprimida entre dos grandes masas continentales, América del Norte y
del Sur. Sus miles de islas e islotes en el pasado colonial pasaron
confusamente de mano entre España, Inglaterra, Francia, Holanda y EEUU.
El gran perdedor fue el Imperio Español, roto de un artero sablazo
napoleónico y jamás rehecho.
Los países caribeños derivados de la etapa colonial, unos 30, son
mayormente muy pequeños, algunos liliputienses, presentan tendencias
sociales centrípetas, burocracias ineficientes, barreras lingüísticas y
bases económicas que compiten entre sí. Ello determina en la región una
cultura que tiende al exotismo, abigarramiento, a la reticulación, y
cuando se habla de integración, es un teorema diplomático y más bien un
el tema recurrente de vacuos discursos de diplomáticos cobrando viáticos
por su panfletico cacofónico, y a veces esperanza de ciertos
intelectuales más que un paradigma alcanzable con acciones concretas.
La evolución cultural en su límite norte de EEUU sigue siendo el factor
que puede determinar el futuro. EEUU fue un país-continente ya en el
siglo XIX, sobre todo a partir de un yerro del gran corso, bueno
calculando el número de obuses pero fatalmente equivocado en sus
aventuras en el Nuevo Mundo.
EEUU tomó lo mejor de la cultura de Europa, y se lanzó a una muy exitosa
carrera hacia la industrialización, a ser una cultura emisora, con
algunos resabios imperiales, que le llevaron a ocupar los paisitos al
sur de distintas formas (burda invasión militar unas veces, otras
mediante masivas inversiones, control de las elites gobernantes, etc.).
Hoy, bajo nuevas reglas y los efectos globalizadores, El Caribe gravita
hacia el continente al norte, geológica, histórica, sicológica y
económicamente. Ello ha intentado ser contrarrestado por una geopolítica
nacida en Caracas, que al poder administrar reservas petroleras
consideradas las mayores del mundo han sustentado un magnetismo hacia el
sur, bajo la sombrilla de organizaciones como Petrocaribe y Alba. Habrá
que ver, luego del descenso del precio del petróleo, si ello continua.
Las recientes tormentas financieras pusieron a prueba extrema el área.
En todo caso, la desunión histórica parece reflejarse hasta la principal
actividad económica del área, la recepción de turismo. Es muy posible
que esta continúe siendo la tabla salvadora de economías que no son de
escala y que apenas hacen algunos amagos hacia la industrialización o la
diversificación.
La ecuación global no es sencilla, por lo que hace falta una enorme
dosis de creatividad y aceptación del cambio, eso que es escaso en el
Caribe, sus raquíticas intelectualidades, sus poblaciones generalmente
mal educadas, inerciales y gobiernos con políticos y funcionarios de
mentalidad de aldeanos, con mucha pompa pero poca monta, poca eficiencia
y decencia.
Lo único que puede sacar al Caribe de su marasmo, es educación. Solo con
mucho de esta medicina, dejara sus muleticas históricas y se integrará
en el Gran Caribe o se integrará a algo, superando su vocación
aislacionista.
Source: El Caribe ante la globalidad - Artículos - Internacional - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/el-caribe-ante-la-globalidad-324362
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