De la información a la acción
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 12/11/2015
Mi abuela sólo sabía escribir la primera letra de su nombre. Firmaba los
documentos con una "A" grande y casi infantil. A pesar de ser
analfabeta, Ana me aconsejaba con insistencia que estudiara y aprendiera
todo lo posible. Sin embargo, aquella lavandera que nunca fue al
colegio, me impartió la mejor lección de mi vida: la tenacidad y la
necesidad de trabajar duro para alcanzar los sueños. Ella me inculcó la
urgencia de la "acción". Una "Acción" con "A" mayúscula, como la única
letra que podía escribir de su nombre.
Sin embargo, la acción puede ser un problema si no viene debidamente
acompañada por la información. Un ciudadano desinformado es presa fácil
de los poderes, víctima segura de la manipulación y del control. Es más:
un individuo sin información no puede ser considerado siquiera un
ciudadano pleno, porque sus derechos estarán constantemente vulnerados y
no sabrá el camino a seguir para reclamarlos y restituirlos.
Los regímenes autoritarios se caracterizan por un estricto control de la
prensa y un alto desprecio a la libertad informativa. Para esos
sistemas, el periodista es un ser incómodo al que hay que domesticar,
silenciar o eliminar. Se trata de sociedades donde el reportero sólo es
reconocido cuando repite el discurso oficial, aplaude a las autoridades
y canta loas al sistema.
Hace cuarenta años que vivo bajo un Gobierno para el que la información
es traición. Al principio, cuando aprendí a leer y comencé a acercarme a
la prensa nacional, con sus titulares optimistas y sus cifras de
sobrecumplimiento económico, creí a pie juntillas lo que decían aquellos
periódicos. El país que sólo vivía en la tinta del diario oficial del
Partido Comunista de Cuba se parecía al que mis maestros me explicaban
en la escuela, al de los manuales de marxismo y los discursos del Máximo
Líder... pero no se parecía a la realidad.
De la frustración entre mis deseos de saber y el muro de silencio que la
prensa oficial cubana le impone a tantos temas, nació la persona que soy
ahora. Mi primera reacción ante tanta manipulación y censura –como la de
tantos de mis compatriotas– fue simplemente dejar de leer aquella prensa
servil al poder, aquella propaganda que se disfrazaba bajo el nombre de
periodismo. Como millones de cubanos, busqué la información clandestina,
las noticias censuradas y aprendí a escuchar las emisoras de radio que
llegaban desde el extranjero a pesar de las interferencias que el
Gobierno aún les impone.
Me ahogaba si no me informaba. Pero después llegó otro momento. Un
momento en que pasé a la "acción". Ya no me bastaba saber todo aquello
que me escondían y descifrar la verdad detrás de tanta cifra adulterada
y tanto editorial grandilocuente. Quería ser parte también de quienes
narraban la realidad cubana. Así empecé mi blog Generación Y, en abril
de 2007, con lo que emprendí el camino sin retorno del informador y el
periodista. Un sendero lleno de peligros, gratificaciones y mucha
responsabilidad.
Durante los últimos ocho años he vivido todos los extremos de la
profesión periodística: los honores y los dolores; la frustración de no
poder acceder a una conferencia de prensa oficial y la maravilla de
encontrar a un cubano de a pie que me da el más valioso de los
testimonios. He vivido momentos de ensalzar esta profesión y otros en
que quisiera no haber escrito nunca la primera palabra. No hay
periodista que no cargue con sus propios demonios.
Ahora, dirijo un medio de prensa: 14ymedio, el primer diario
independiente que surge dentro de Cuba. Ya no soy la adolescente que
apartaba de sus ojos la prensa oficial, buscaba fuentes alternativas de
noticias y más tarde comenzaba un blog como quien abre una ventana hacia
las entrañas de un país. Ahora tengo nuevas responsabilidades. Dirigir
un equipo de periodistas que cada día deben cruzar la línea de la
ilegalidad para hacer su trabajo.
Soy responsable por cada uno de los reporteros que conforman la
redacción de nuestro diario. Los peores momentos son cuando alguno de
ellos demora en volver después de una cobertura y debemos llamar a la
familia para anunciarle que está detenido o está siendo interrogado.
Esos son los días en que quisiera no haber escrito la primera palabra...
De no haber escrito la primera palabra en el momento en que lo hice,
sino mucho antes.
Siento que si hubiéramos pasado a la acción y hubiéramos ejercido el
derecho a informar e informarnos desde mucho antes, ahora Cuba sería un
país donde un periodista no sería sinónimo de profesional domesticado o
de criminal furtivo. Pero al menos hemos empezado a hacerlo. Hemos
pasado de la información a la acción, para ayudar a cambiar una nación
desde la noticia, el reportaje y el periodismo. Una acción con "A"
mayúscula, como aquella que mi abuela dibujaba sobre unos papeles que
nunca supo bien lo que decían.
__________________________________________________________________________
Nota de la Redacción: Discurso pronunciado por Yoani Sánchez el 10 de
noviembre en Washington, en la ceremonia de entrega del premio Knight de
Periodismo Internacional 2015. La directora de 14ymedio fue galardonada
en mayo pasado por el Centro Internacional para Periodistas por su
"determinación poco común en la lucha contra la censura".
Source: De la información a la acción -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/informacion-accion_7_1888081174.html
No comments:
Post a Comment