WiFi y pantalones sucios
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 15 Oct 2015 - 7:57 am.
Los analfabetos del siglo XXI son aquellos que no tienen acceso a
internet. En Cuba hay muchos que no saben siquiera que internet existe.
Tal y como ocurre en Cuba desde hace bastante tiempo, todo lo que nace
lo hace torcido, contaminado por la corrupción, los vicios y la
ineficiencia de una sociedad donde andamos escasos de valores cívicos y
morales y de verdadero interés por el desarrollo del país.
Ahora se trata de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones, cuya implementación cara, demorada, escasa y deficiente,
se ve lastrada además por el abuso de los especuladores que acaparan las
tarjetas de conexión inalámbrica, cuyo precio original es de 2.00 CUC
para una hora de conexión, para revenderlos sin ningún escrúpulo a 3.00
y en ocasiones a 4.00 CUC.
Solo 35 puntos de conexión por WiFi en todo el país con alcance para
100 personas, más o menos en cada uno de ellos, son ridículamente
insuficientes. El precio de 2.00 CUC la hora es exagerado en un país
donde el salario promedio ronda los 20.00 CUC mensuales.
Para evitar tanto sentarse al sol y al churre en portales y escaleras
públicas y privadas, así como la amenaza de asaltantes y el constante
asedio de especuladores y molestos policías pidiendo identificación a
los jóvenes conectados o tratando de conectarse debido a la lentitud de
las conexiones proporcionadas por la Empresa de Telecomunicaciones de
Cuba S.A (ETECSA), el Gobierno bien podría tomar algunas medidas que
acercaran el servicio a los usos vigentes en países de nuestra área
geográfica y más allá.
Primero: el servicio debería ser habilitado a partir de establecimientos
públicos y privados (restaurantes, cafeterías, tiendas, hoteles, etc.)
que mediante el pago de una tarifa no leonina, digamos 40.00 CUC
mensuales, establecida por ETECSA, pudieran en cambio ver aumentado el
número de usuarios y/o consumidores atraídos por la oferta gratuita del
servicio y todos ganarían.
Segundo: extender las redes de WiFi a los ciudadanos en sus hogares,
mediante contratos de pago mensual con una tarifa similar a la
establecida para los establecimientos mencionados en el párrafo anterior.
Se podrá alegar en contra de estas propuestas la insuficiencia de los
recursos con que cuenta el Estado cubano, pero ya que el monopolio
estatal se ha involucrado en este lucrativo e importante negocio, debe
asumir los retos impuestos por el desarrollo o aceptar la oferta de
empresas norteamericanas que de seguro abaratarían los precios y
brindarían un servicio de mucha mejor calidad.
La masificación de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones incrementaría sin dudas el Producto Interno Bruto (PIB)
de Cuba, lo que ha ocurrido en otros países como es el caso de Bolivia,
donde el acceso generalizado a internet ha contribuido a que ese país
sea el de mayor crecimiento económico en América Latina en el año que
transcurre.
Quizás las intenciones modernizadoras del Gobierno cubano no lleguen a
tanto, pero a Cuba le vendría bien romper el bloqueo autoimpuesto que
impide a los ciudadanos acceder a los beneficios de las nuevas tecnologías.
Las justificaciones siempre van a estar a mano: el "bloqueo
imperialista", el peligro que representa que el cable pase por la
Florida (¿?), la guerra mediática, la penetración cultural, la falta de
recursos, etc.
Una de las razones verdaderas por las que se retrasa la instalación del
cable, las antenas y el resto de los componentes del sistema, es que
después de la actualización tecnológica que nos deben, el periódico
Granma será menos leído aún, y la Mesa Redonda terminará definitivamente
enterrada en el cementerio destinado a los programas desagradables e
inútiles. Otra razón es que los cubanos tendremos un poco de libertad, y
los directivos de la empresa privada llamada Revolución Socialista odian
que el pueblo disfrute de alguna libertad, aunque sea virtual.
Al final, más temprano que tarde, los cubanos tendremos internet a
precios más cómodos y los dinosaurios darán una perreta, pero tendrán
que conformarse con ver el desarrollo imponerse a pesar de todos sus
temores y malas intenciones. De paso, los jóvenes no tendrán que
ensuciarse los pantalones en escaleras y portales ni serán expulsados de
las inmediaciones del hotel Capri.
El acceso a internet es en realidad un derecho similar al de saber leer
y escribir. Los analfabetos del siglo XXI son aquellos ciudadanos que no
tienen este derecho y, en el caso de Cuba, hay muchos que ni siquiera
saben que eso existe. Una vergüenza más a la cuenta de los líderes del
desastre empresarial más sonado de la historia patria, una revolución
socialista que muy temprano dejó de ser revolución y nunca fue socialista.
Source: WiFi y pantalones sucios | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1444852724_17509.html
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