Friday, September 11, 2015

Las boberías económicas de Díaz-Canel

Las boberías económicas de Díaz-Canel
ELÍAS AMOR | Valencia | 11 Sep 2015 - 10:25 am.

El Vicepresidente no tiene ni idea de cómo funciona la economía del
sector privado, o los estalinistas castristas le han hecho un 'cuento
chino'.

Han caído en mis manos, gracias a La Jiribilla Libre, unas declaraciones
del primer vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel a Pueblo en Línea,
sitio web en español del periódico chino El Diario del Pueblo. Las
declaraciones no tienen desperdicio y ponen de manifiesto dos cosas muy
claras: o Díaz-Canel no tiene ni idea de cómo funciona la economía del
sector privado, o le han hecho un "cuento chino" los estalinistas
castristas, y él tristemente se lo ha creído.

Vamos por partes. Contestó algunas preguntas acerca de los cambios en el
socialismo de la Isla y las dificultades que encara esa transformación.

Primera bobería económica: creer como dice Díaz-Canel que el sector no
estatal puede ser un complemento de la economía estatal y que eso se
puede controlar. Falso. En todas las economías del mundo, el Estado
desempeña un papel fundamental suplementario, apoyando al mercado y la
iniciativa privada en aquello en que estos no son eficientes. El papel
del Estado se circunscribe a asignar recursos, estabilizar la economía a
medio plazo y distribuir la renta, fijando la regulación de la actividad
económica. Ir más allá está fuera de cualquier planteamiento racional.
Ni siquiera los chinos lo han intentado. El sector privadodebe ocupar el
papel principal en la actividad económica, la generación de empleo y
riqueza de una economía. Cuando eso no ocurre, aparecen las libretas de
racionamiento, la escasez y el intervencionismo.

Segunda bobería económica: Pensar como Díaz-Canel que se puede
planificar el sector no estatal. Esa idea es absurda y demuestra una
falta absoluta de conocimiento de cómo funciona una economía. Una vez
que las fuerzas del mercado y la propiedad privada se abren camino en un
sistema económico, es imposible poner freno a su fuerza creadora.
Intentar meter un calzador a un sector que es innovador por naturaleza,
que se mueve por la óptica de la rentabilidad y no de la obediencia
política, y que promueve a los mejores y más eficientes para generar
productividad y riqueza, es una quimera. Además, ese principio de
"reconocer" desde el poder estatal a la actividad privada parece
presuntuoso, y dice muy poco de quien dice representar los intereses
sociales.

Tercera bobería económica: Creer como Díaz-Canel que las políticas que
se han ido implementando en Cuba son acertadas. Los análisis son
incorrectos, es verdad que se está yendo muy lento, la velocidad de los
cambios es inadecuada. Además, las cosas se hacen mal, y evidentemente
con intereses contrarios a los que serían deseables. Que se olvide del
método científico para abordar los problemas porque la economía privada,
de mercado libre, no necesita ciencia. Ya está inventada desde que Adam
Smith escribiera su Riqueza de las Naciones en el siglo XVIII. El modelo
está claro. No hay nada que inventar.

Sin duda se está perdiendo un tiempo precioso en la realización de
diagnósticos imprecisos y erróneos de los problemas del país, mientras
que los cubanos no aspiran a otra cosa que a marcharse al extranjero, en
busca de una vida mejor. Ni los diagnósticos, ni los calendarios de
implementación, ni siquiera las políticas adoptadas están dando los
resultados buscados, porque la visión castrista retorcida de la realidad
económica todo lo emponzoña.

Cuarta bobería económica: Hay que avisar a Díaz-Canel que la empresa
estatal socialista nunca será el eje de ningún sistema económico, porque
ni lo ha sido ni lo será en ninguna nación civilizada. Los sectores más
atractivos de la economía castrista, como la biotecnología y la farmacia
no podrán resistir la penetración del capital extranjero, como única vía
para mejorar su competitividad y eficiencia en el mercado global. Y los
sectores de menos interés, pasarán a ocupar la atención de empresarios
privados que los volverán a convertir en actividades rentables y de
futuro. Si de verdad quieren atraer a los inversores extranjeros, hace
falta otra política muy diferente, que no margine los intereses del
pueblo cubano.

Quinta bobería económica: Creer como Díaz-Canel que los llamados "logros
sociales" de la revolución se pueden mantener con los cambios que se
están produciendo, a pesar de la alta complejidad de este proceso. Hay
que verlo justo al revés, y Díaz-Canel no parece enterarse que la única
forma de mantener esos logros, y mejorarlos de forma muy destacada en
términos de calidad y eficiencia, es consolidando un sector privado
fuerte, productivo, rentable, con capacidad financiera para soportar un
aparato de educación y sanidad públicas que, en la fase actual, se
encuentra en una grave crisis.

Sexta bobería económica: Pensar como Díaz-Canel que los cubanos
participan de estos procesos de cambio. Eso es falso. La vida doméstica
del cubano medio no tiene nada que ver con los planteamientos de los
llamados Lineamientos, sino que depende, cada vez más, del envío de
remesas de las familias residentes en el extranjero o de la posibilidad
de obtener un empleo en el sector turístico, donde se mueven las divisas
extranjeras. Los crecimientos económicos desde 2008 rara vez han
superado el 2% y de ese modo, los desequilibrios internos y externos de
la economía se han disparado, en medio de una gran incertidumbre y
pérdida de credibilidad internacional de los dirigentes de la economía
castrista. Esa es la realidad y no otra.

Séptima bobería económica: Afirmar como Díaz-Canel que el principal
obstáculo a los cambios ha sido el cambio de mentalidad. Falso. La
mentalidad del cubano de a pie ha cambiado desde hace muchos años. La
mentalidad que no cambia es la de los dirigentes comunistas vinculados a
la cúpula del poder, a los órganos de represión política del MININT o a
un ejército en decadencia, que ya no tiene objetivos de invasiones o
grandes campañas internacionalistas y que se entretiene con la
participación en los buenos negocios vinculados al capital extranjero.

El cubano no necesita cambio de mentalidad, sino reglas claras, un nuevo
marco jurídico que defienda los derechos de propiedad y la eliminación
del aparato estatal intervencionista, legado de los hermanos Castro, y
volverá todo a funcionar. Lo mismo que en Miami, a 90 millas escasas,
donde está la demostración más clara del talento, la energía y la
mentalidad del cubano, a la que ataca Díaz-Canel como algo que se tiene
que cambiar.

Octava y última bobería económica: Díaz-Canel dice que hay que avanzar
más en todo lo referente a la producción y la comercialización de los
alimentos. También en la relación salario medio-precios. Sin duda. Pero
no entregando tierras en arrendamiento o limitando el número de oficios
por cuenta propia a 181. Si de veras quiere que la población cubana
recupere unos niveles medios de bienestar equivalentes a los de otros
países del Caribe, el camino es la libertad económica.

Por supuesto que se tienen que mejorar los sueldos. Y eso se podría
hacer a corto plazo si el Estado renunciara a su retirada de los fondos
de las empresas de los que se apropia para financiar el sector no
presupuestado. Si esos fondos permanecieran en las empresas se podrían
pagar sueldos conformes con la productividad que estimularían a la gente
a trabajar más y mejor. Los precios iniciarían una bajada en cuanto se
liberalizara la producción y la distribución mayorista. Ha ocurrido en
países como Vietnam, que tenían una economía mucho más intervenida que
la castrista, y ahí está su milagro.

Source: Las boberías económicas de Díaz-Canel | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1441918001_16845.html

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