La España atrasada y otras mentiras
El autor opina que va siendo hora de reevaluar la percepción que tienen
los cubanos sobre sobre su propia identidad
martes, septiembre 15, 2015 | Fernando Núñez
PARIS, Francia – Defender a España en América es arriesgado, pero
hacerlo en Cuba es un suicidio. De todas las materias que forman su
sustancia, la españolidad es la parte del cubano a la que menos respeto
se le tiene.
Este desdén hacia sí mismo se encuentra tan profundamente afincado en su
psiquis que cualquier discusión al respecto termina con un levantamiento
de machetes. No repara el cubano noble en las similitudes profundas que
le unen a su hermano peninsular, ni mucho menos comprende que la causa
de sus males presentes obedece, precisamente, al peso tremendo de esa
historia pasada que no quiere ver y que desprecia, además, con tanto ahínco.
De España no puede venir nada bueno, afirma un clamor popular, y es que
el pueblo sigue creyendo que la historia se terminó en 1898, cuando los
caminos entre la entonces atrasada Península y su provincia se separaron
por la intervención de los Estados Unidos apoyados por un sector
minoritario de la población.
No, España no es hoy un país atrasado económica ni culturalmente, y sí
que puede asesorar a Cuba en muchos campos. Para empezar, aquella es
líder en crecimiento económico en Europa, como lo ha reconocido la
propia señora Merkel hace pocos días, cuando llamaba a la sociedad civil
alemana a inspirarse de los buenos indicadores económicos españoles.
Alemania o Inglaterra contratan a sus empresas logísticas como Indra, o
energéticas como Gamesa, sin olvidar que la Península es el primer
donante de órganos y de sangre del mundo; también hay que mencionar que
estamos hablando del segundo país por ingresos turísticos a nivel mundial.
¿Y qué decir de la cultura? España se sitúa entre los 5 primeros en
fuerza editorial y en creación musical; y no debemos pasar por alto
tampoco que el español es la lengua con más crecimiento e influencia
después del inglés. Sin ir más lejos, según previsiones demográficas
creíbles, dentro de 50 años la población hispana en los Estados Unidos
será mayoritaria, bastará entonces que se haga con el poder en
Washington para que España, a través de sus hijos, vuelva a ser la dueña
del mundo.
Eso es lo que viene.
Tras la publicación en 1914 de "La leyenda negra y la verdad histórica",
Julián Juderías consiguió demostrar que la mayor parte de las ideas
sobre España dentro y fuera de la misma, obedecen a una campaña de
descalificaciones orquestada por sus enemigos históricos; dicha maniobra
parece haber alcanzado sus objetivos, pues según Juderías, esta ha
conseguido que con el paso de los años, los españoles y sus
descendientes iberoamericanos la creyeran, para terminar ajustando a
estas falsedades sus proyectos nacionales e ideologías hasta hoy.
Por ejemplo, uno de los elementos que justificó el levantamiento de los
españoles de Cuba y que se enseña todavía en los libros de historia de
Cuba y de España, era que los naturales de la isla no tenían acceso a
los cargos directivos dentro de la administración y el ejército. Nada es
más falso. Veamos la opinión del barón francés Dutilh de la Tuque
publicada en el periódico barcelonés La Dinastía : "Magistrados y de los
más elevados, en la administración de justicia, catedráticos en la
Universidad de La Habana y las de la Península, jefes y oficiales en el
Ejército y la marina, diputados, senadores, diplomáticos y ministros,
funcionarios de todos los órdenes y categorías, hasta agentes de policía
los ha habido y los hay, nacidos en la reina de las Antillas".
No le faltaba razón al noble galo pues, en aquellos años, la
subsecretaría del Ministerio de Ultramar se hallaba desempeñada por un
cubano, D. Guillermo de Osma. Otro ministro cubano que ocupó dicho cargo
fue D. Buenaventura Abarzuza. El secretario del gobierno civil de
Madrid, D. Francisco Cassa era igualmente natural de Cuba. Una
vicepresidencia del Congreso de los Diputados fue encomendada en las
cortes de 1896 a D. Francisco Lastres, un cubano, pero antes de su
nombramiento el puesto lo ocupaba otro isleño, el Sr. Santos Guzmán.
En la larga lista de empleados de la Administración civil ultramarina,
figuraban buen número de cubanos: los Acosta, Montalvo, Azcárate,Vinet,
Kindelan, Freire, Elisátegui, Echevarría, Jústiz, Saladrigas, O Farril,
Bolívar, Rosillo,Valdés, Malli, Armas, Betancourt, Bernal, Balboa,
Cadaval, Diago, Chacón, Beltrán, Insúa, Koaly,Varona y muchos más.
La gran verdad es que la relación sería interminable. Sólo en el Cuerpo
de Comunicaciones de Cuba había más de cien funcionarios cubanos, es a
saber la mitad o algo más de la mitad.
La enseñanza puede decirse que estaba por ellos monopolizada. El rector
de la Universidad de La Habana D. Joaquín F. Lastres era cubano, lo eran
igualmente el vicerrector D. José María Carbonell, el secretario
general D. Juan Gómez de la Maza y Tejada, y los decanos de todas las
facultades, D. José Castellanos y Arango, de Filosofía y Letras, D.
Manuel J. Cañizales Benegas, de Ciencias, D. Leopoldo Barrier y
Fernández, de Derecho, Don Federico Hortsman y Cantos, de Medicina, D.
Carlos Donoso y Landier de Farmacia, y el director del Jardín Botánico.
D. Manuel Gómez; resultando que de 80 catedráticos eran cubanos 60.
En la escuela profesional, cubanos eran el director, D. Bruno García
Ayllon, siéndolo también los ocho profesores que desempeñaban todas las
clases en la misma. En la de Pintura y Escultura no hay más que un
peninsular, de tres maestros que la regentan, el director es cubano. Los
institutos de segunda enseñanza de Matanzas, Santa Clara y Puerto
Príncipe estaban regidos igualmente por hijos del país. D. Eduardo Diaz
Martínez, D. Alejandro Muxo y Pablos y D. Agustín Betancourt y
Ronquillo, respectivamente y en el cuadro general de este profesorado
aparecen 35 catedráticos cubanos de 58, que en total pertenecían a
dichos Institutos, y a los de La Habana, Pinar del Rio y Santiago de Cuba.
Pero era sin dudas en lo militar que los cubanos predominaban. Veamos:
en los listados de soldados del Ejército Español fallecidos en Cuba
entre 1895 y 1898 figuraban 444 oriundos de La Habana; 247 de Matanzas,
245 de Pinar del Río, 25 de Puerto Príncipe, 325 de Santa Clara y 114 de
Santiago de Cuba. Uno de ellos, el coronel Jiménez de Sandoval –a veces
aparece también citado como Ximenez de Sandoval–, era el jefe de la
columna con la que se encontró Jose Martí en Dos Ríos. Otro santiaguero,
el General Loño, fue Ministro de la Guerra del gobierno de Maura, nació
el 5 de febrero de 1837 en Santiago de Cuba, murió en Madrid el 29 de
junio de 1907, también ejerció como gobernador militar de La Habana
durante la última guerra civil.
Para bien o para mal la influencia siempre fue mutua. Sin remontar al
siglo XIX, militares cubanos ocuparon altos cargos en el Ejército
español en los momentos más difíciles de la historia contemporánea,
basta citar los dos más famosos: General Berenguer, quien fuera Alto
Comisario en Marruecos, y Presidente del Gobierno, tras la caída de
Miguel Primo de Rivera, según su biografía había nacido en Remedios, de
padres cubanos.
¿Y qué decir del general Emilio Mola, cerebro y arquitecto del golpe de
estado contra la II República? Había nacido en Placetas en 1887.
Recordemos que los insurgentes en los primeros tiempos utilizaron la
bandera republicana por decisión suya, ya que pertenecía a la facción
republicana de los sublevados. El general Alfredo Kindelán, otro cubano,
nació en Santiago de Cuba el 13 de marzo de 1879. Pertenecía a una
acomodada familia cubana que perdió toda su fortuna como consecuencia de
la guerra civil. Se hizo famoso por ser el jefe de la aviación nacional
durante la guerra civil. El cubano era un monárquico convencido, junto a
los aliados conspiró contra Franco para restaurar el trono de los borbones.
La lista es larga y a disposición del público. Por eso recomiendo
cautela a la hora de criticar a España. Creo que va siendo hora de
reevaluar la percepción que tienen los cubanos sobre sobre su propia
identidad.
Para rehacer la nación Española y a Cuba hace falta revisar con urgencia
la historia, es un deber de todos. Vale alzarse enérgica y dignamente
para criticar las componendas de la clase dirigente española con el
Castrismo, pero esto ya tampoco es suficiente. Que no se descalifique a
España con hechos inciertos y cuestionables, no sea porque tal vez la
solución a los problemas de Cuba que condenan algunas voces jóvenes
desde las redes sociales, venga justamente de la Madre de la que nunca
debieron separarnos.
Source: La España atrasada y otras mentiras | Cubanet -
https://www.cubanet.org/colaboradores/la-espana-atrasada-y-otras-mentiras/
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