Quien parte y reparte, se queda con la mejor parte

Quien parte y reparte, se queda con la mejor parte
Algunas empresas estatales pudieran estar usando el presupuesto del Estado en beneficio de sus sedes centrales, en detrimento de las dependencias a ellas subordinadas
martes, mayo 26, 2015 |  Julio Cesar Álvarez

LA HABANA, Cuba. – Una empresa minorista de medicamentos construye un muro innecesario de miles de dólares y climatiza sus oficinas, mientras que los dependientes de una de sus farmacias se ven obligados a despachar medicamentos al público por una ventana, y bajo un intenso calor. Situación que se vuelve común, cuando se comienza a notar que algunas empresas estatales pudieran estar usando el presupuesto del Estado en beneficio de sus sedes centrales, en detrimento de las dependencias a ellas subordinadas.

Las puertas de la farmacia que está en la intersección de la calle Santa Catalina con San Lázaro, en el municipio 10 de  Octubre, dejaron de abrirse hace casi un mes. Décadas de uso y falta de mantenimiento arruinaron su mecanismo de elevación.

Ahora los medicamentos se despachan por la ventana de la farmacia. La misma apenas cuenta con ventiladores para mitigar el intenso calor, por lo que sus trabajadores se ven obligados a trabajar en pésimas condiciones. El público no tiene otra opción que formar la cola bajo el sol.

“Esas puertas son muy viejas. Los mecánicos dicen que ya no tienen arreglo. La orden de la empresa es despachar los medicamentos por la ventana. Que la farmacia estaría pendiente de arreglo, pero eso sólo sería posible a partir del segundo semestre de este año”, afirmó la administradora de la farmacia.

10 de Octubre es el municipio de Cuba que cuenta con la mayor cantidad de farmacias, con 48 de las 385 existentes en la provincia La Habana, según cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

La mayoría de ellas necesitan con menor o mayor urgencia la asignación de fondos para reparación y mantenimiento.

El mismo panorama ofrecen muchos de los 185 consultorios del médico de la familia de dicho municipio, pertenecientes  también al Ministerio de salud Pública.

Un muro controvertido

Algunos administradores y trabajadores de las farmacias del municipio 10 de Octubre coinciden en afirmar que la construcción de un muro en la sede de la empresa que los dirige ha sido un derroche de dinero, con el que se pudiera haber arreglado unas cuantas farmacias del territorio.

Según ellos, ya la empresa contaba con un muro que servía bien a sus propósitos como cerca perimetral. Desde el punto de vista constructivo también dicha empresa estaba en mejores condiciones que muchas de las farmacias a las que supervisa.

“Ya esa empresa tenía un muro. Lo derribaron para construir ese. Allí no se almacenan medicamentos, sólo papeles. Con reparar un poco el que tenían era suficiente, comenta una dependiente de farmacia”, aseveró un funcionario que prefiere el anonimato.

En la Empresa Minorista de Medicamentos del Este, sita en Calle San Mariano esquina a Heredia ningún funcionario estaba disponible para dar declaraciones.

Uno de los constructores asignados a las reparaciones , quien tampoco quiso publicar su nombre, aseguró que son cuentapropistas, y que aunque no sabía las cifras concretas, calculaba que  ya se habían invertido unos cuantos miles de dólares.

“Este murito se ha tragado ya unos cuantos miles de dólares. Sólo el murito, fíjate”, asegura.

Según el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), el Estado ha asignado fondos para la rehabilitación de sus instalaciones, principalmente para las más afectadas, los hospitales, y otras con incidencia de público.

La Empresa Minorista de Medicamentos del Este, que atiende a las farmacias de los municipios del este de la capital cubana, parece haber entendido al revés las orientaciones de su ministerio de priorizar las instalaciones que brindan servicio a la población.

Mientras tanto, los trabajadores y consumidores de la farmacia de Santa Catalina esquina a San Lázaro pasarán este verano sudando la camiseta, unos adentro de la farmacia y los otros afuera.

Pero para una anciana que espera su turno en la pequeña cola,  el problema de la asignación de fondos es mucho menos complicado:

“Mijo, el que reparte, reparte, coge siempre la mejor parte”.

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