El valor del primer candidato
Hildebrando y sus electores nos demostraron que, sin violar la mala ley
vigente, se puede causar un serio dolor de cabeza a quienes desgobiernan
Cuba
jueves, abril 23, 2015 | Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba. -Cuando en la tarde del pasado domingo 19 de abril
Hildebrando Chaviano salió del colegio electoral, luego de participar en
el escrutinio de las elecciones municipales del Poder popular donde
había participado como candidato a delegado (concejal), lo esperaba un
acto de repudio. En el mismo, un grupo de castristas inducidos —por
cierto según relatan testigos casi ninguno era vecino del
lugar—vociferaban los mismos insultos y consignas de siempre, para
volver a demostrar que este régimen de oprobios, ya sea ante el valor de
un ciudadano, en una cumbre hemisférica, en un juego de béisbol en
cualquier rincón del planeta o ante el ejemplar civismo de mujeres
valerosas e indefensas, solo posee el argumento de la violencia y la
soberbia.
El caso es que las autoridades cubanas temblaron de pavor cuando un
humilde ciudadano decidió desafiarlos en su propio terreno y se propuso
en su comunidad como candidato. El pavor de estado aumentó cuando los
vecinos de la circunscripción No 7 de la céntrica barriada de El Vedado
del capitalino municipio Plaza de la Revolución desafiaron la trampa
coactiva de la nominación pública a mano alzada y convirtieron a un
opositor reconocido en candidato.
Así, Hildebrando Chaviano Montes, abogado de profesión, periodista
independiente cultor de la música y las artes plásticas, miembro de la
Corriente Agramontista de Abogados Independientes, director jurídico del
Observatorio Ciudadano contra la Discriminación OCD y miembro del Comité
Ciudadanos por la Integración Racial CIR, derrumbó de un plumazo la
coraza que protegía el ilegitimo sistema electoral castrista que en
cuatro décadas ha sido tan impresentable que ni sus amigos y clientes de
otras latitudes se atreven a defender.
Al parecer el prestigio y calidad humana del inesperado candidato
combinados con la creciente decepción de los ciudadanos convirtieron el
manipulado proceso de votación en una elección verdadera, en tanto una
opción realmente independiente se convertía en alternativa y visible.
A partir de esa nueva realidad se desató la campaña orquestada para
intentar desacreditar al candidato opositor y disuadir a los electores
de respaldar su propuesta que solo se reducía a representar y defender
de manera transparente y consecuente las inquietudes e intereses de los
ciudadanos. Sin embargo lo que resulta inadmisible para los gobernantes
cubanos es que se siente el precedente de ver a ciudadanos
independientes en disposición y capacidad de penetrar y desafiar el
sistema que se fundamenta en el miedo inducido y la exclusión intolerante.
Una ficha biográfica cuajada de irrespetuosos calificativos y el
peregrinaje casa por casa para desacreditar al candidato independiente e
intimidar a los votantes fueron las acciones que vuelven a demostrar la
incapacidad de los gobernantes de La Habana de convivir con la
diferencia, ni siquiera bajo sus propias reglas, ya de por si injustas y
tramposas.
En la circunscripción en cuestión se manifestó el mismo considerable
nivel de abstención reconocido por las autoridades electorales y a pesar
de las presiones y calumnias desatadas ciento treinta y ocho electores
de alrededor de setecientos sufragios respaldaron en las urnas a
Chaviano Montes.
El significativo hecho demuestra que hasta un sistema tan cerrado y
coercitivo como el cubano tiene fisuras cuando los defensores de los
derechos y las libertades comprometidos con los mejores valores asumen
las responsabilidades que sus convicciones les imponen. Sin embargo el
principal balance de esta contienda es que los cubanos comienzan a
perder el miedo y a ganar autoestima cívica, lo cual por cierto rompe
todo el esquema de dominación por tanto tiempo vigente en Cuba.
Creo que nunca una elección perdida ha significado tanto en el necesario
cambio de dimensión de una dinámica de convivencia social. En su
sencillez, humildad y entusiasmo sin fisuras Chaviano Montes tal vez no
logre aquilatar que su actitud puede ser el primer paso de
reconstrucción del andamiaje cívico de la nueva Cuba que todos soñamos,
no porque el inviable y antihumano sistema pueda ser reformado desde
adentro si no porque contribuye a demostrar que ante esa recuperación de
la cultura y autoestima cívica el totalitarismo no tiene respuesta
viable o coherente.
Resulta significativo y trascendente que a las maniobras fraudulentas
que hace ya tiempo deben ensayar las autoridades para disimular los
crecientes abstencionismos y votos de rechazo y castigo (boletas en
blanco y anuladas) que debilitan la imagen plebiscitaria de los comicios
castristas se puede unir ahora la disposición transparente de los
ciudadanos a respaldar a candidatos independientes.
Esa cálida mañana de domingo Hildebrando y sus electores nos demostraron
que, sin violar la mala ley vigente, se puede causar un serio dolor de
cabeza a quienes desgobiernan Cuba y lo que es más importante asumir el
reto de convertirnos en protagonistas de nuestro propio destino.
Montesinos3788@gmail.com
Source: El valor del primer candidato | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/el-valor-del-primer-candidato/
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