Friday, February 13, 2015

Negociando la democracia en Cuba?

JOSE AZEL: ¿Negociando la democracia en Cuba?
02/12/2015 3:00 PM 02/12/2015 8:00 PM

La democracia es un sistema político anormal y no natural. Ese es el
punto de vista que sostienen los regímenes autoritarios y totalitarios y
quienes pretenden adularlos. Y, en cierto sentido, tienen razón. Una
democracia liberal exige a quienes ejercen el poder restricciones
reglamentadas a ese poder y, menos natural aún, habilitar procesos que
puedan removerlos del poder.

Es encomiable que Roberta Jacobson, la jefa de la delegación de EEUU,
estando en Cuba, se reuniera con disidentes y expresara la preocupación
de EEUU por la falta de libertades civiles. Sin embargo, para poder
avanzar con los derechos de los ciudadanos en Cuba tendrá que persuadir
al gobierno cubano de cambiar su propia naturaleza.

Los defensores de la nueva política han argumentado, hasta el cansancio,
que la vieja política de sanciones económicas no ha funcionado, y que la
nueva política debilitará al gobierno cubano. Esas afirmaciones son
conjeturas, ya que la nueva política enriquecerá fundamentalmente a los
militares cubanos, que controlan la mayor parte de la actividad
económica, y así fortalecerá al régimen. Es difícil discernir cómo
fortalecer un gobierno totalitario promueve la democracia, pero llevemos
la discusión más allá de los lugares comunes hacia arenas movedizas
menos exploradas.

La democracia liberal no aboga por un gobierno débil, sino limitado. La
autoridad del Estado cubano no conoce límites; es una forma de gobierno
ilimitada. No conozco ningún argumento que proponga que la nueva
política de EEUU hacia Cuba promoverá un gobierno limitado en aquel
país. El enemigo del gobierno totalitario no es el gobierno débil; es el
gobierno limitado.

Nuestra concepción de los derechos humanos es que esos derechos existen
con anterioridad e independencia de cualquier ley hecha por el hombre.
No pueden ser subvalorados o revocados por orden del gobierno. Según
nuestra definición, los derechos humanos solamente pueden existir bajo
un gobierno limitado en su autoridad. Pero para los marxistas los
derechos humanos son una creación social, una visión particular de la
sociedad. Desde su punto de vista, esos derechos no son más que una
invención caprichosa del gobierno, que puede ser revocada cuando le
interese al gobierno. Son permisos, no derechos.

Todos los gobiernos poseen un monopolio legal sobre el uso de la fuerza
física. Así que necesitamos límites en el gobierno para protegernos de
la servidumbre involuntaria pretendida por el colectivismo. La cuestión
de si los derechos son creación de sociedades particulares, o
independientes de ellas, es fundamental en nuestra posición sobre
conducta moral y organización política.

Una democracia que respete y proteja los derechos individuales requiere
un gobierno limitado. Pero Cuba es un régimen totalitario que exige
completa subordinación del individuo a la autoridad del colectivo. Sin
un gobierno limitado los derechos humanos son inaccesibles.

Una democracia liberal también requiere la participación irrestricta de
una oposición autónoma capaz de competir libre, justa y frecuentemente
por las palancas del poder. Pero permitir oposición significa imponer
límites al poder del gobierno. Los Castro han construido un estado
policial, y los estados policiales no se someten a la posibilidad de
entregar el poder.

Dicho claramente, los Castro no se impondrán límites en sus controles
para gobernar, y no tantearán nada que les pueda privar de sus poderes.

La sub secretaria de Estado, Roberta Jacobson, expresó que no se hace
ilusiones sobre un cambio del régimen cubano. Encomiable también, porque
los diseñadores de la política exterior norteamericana tienden a ver el
mundo ingenuamente a través de los lentes de sus propias experiencias
culturales, en una especie de provincialismo analítico.

Para asegurar cualquier ventaja que puedan estar buscando, los
negociadores cubanos pueden ofrecer algunas promesas menores. Sin
embargo, cuando hayan asegurado la ventaja, los Castro no tendrán
interés en cumplir esos compromisos.

Así que, antes de acostarse con Raúl Castro, y entregar en un abrazo
amoroso lo poco que nos queda para negociar, los diplomáticos de EEUU
deberían entender perfectamente que el General no les respetará a la
mañana siguiente.

Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana in Cuba.

jazel@miami.edu

Source: JOSE AZEL: ¿Negociando la democracia en Cuba? | El Nuevo Herald
El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article9809525.html

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