PEDRO CORZO: En Cuba no ha ocurrido nada
02/05/2015 1:00 PM 02/05/2015 8:06 PM
Es al parecer la visión que tiene un número importante de personas e
instituciones que tienen como denominador común aparente, pretender
desconocer las dolorosas secuelas que el régimen de los hermanos Castro
ha dejado a la nación cubana.
El presente de los cubanos es la consecuencia de un régimen de 56 años
que ha violentado los derechos ciudadanos y que ha sumido al país en una
profunda miseria moral y material.
Pensar que en Cuba no ha pasado nada o que lo ocurrido se puede resolver
exclusivamente con inversiones o buena voluntad, es incurrir en un
idealismo que seguirá empedrando el camino del castrismo, aun después
que los fatídicos hermanos y el sistema que impusieron en la isla hayan
desaparecido.
El miedo, en cualquiera de sus manifestaciones, es un sentimiento que se
ha incorporado a la psiquis de los cubanos de manera indeleble. La
capacidad represiva del régimen conspira contra la armonía social y
alimenta la inseguridad y la duda.
La familia entró en crisis en el mismo año del triunfo de la
insurrección. La intolerancia y sectarismo del régimen generó una
pugnacidad en la sociedad que hizo imposible la convivencia.
La idolatría al caudillo se extendió por todo el país. Con la revolución
todo; contra la revolución nada. No compartir el pensamiento oficial
conducía al aislamiento, persistir en defensa de las convicciones
acarreaba la prisión o la muerte.
Dejar el país dejó de ser un derecho para convertirse en estigma. El
pariente renunciaba a serlo. Tenía que sumarse al repudio para gozar de
la confianza de las autoridades. No cartas. No fotos.
El que se iba de la isla era un no persona. Un familiar en prisión
política afectaba a sus deudos. Honrar un pariente muerto ante el
paredón o en la confrontación armada que padeció el país, una mácula.
Los sentimientos religiosos repudiados. El pensamiento oficial la nueva
adoración. Una nueva devoción impuso sus propias tradiciones, cultos,
lutos y fiestas. Mantener las creencias y las tradiciones demandaba
coraje y dignidad.
La usurpación, la vulgarización del lenguaje y las costumbres y la
masificación del ciudadano, desaparecieron al individuo y por
consiguiente la privacidad.
Las ideas son la consigna oficial de turno. Se perdieron y olvidaron los
derechos. Se estructuró una sociedad de víctimas y victimarios.
Los fundamentos culturales y morales de la nación, como parte de un Plan
Nacional que pretendía recrear la conciencia ciudadana, fueron quebrados
para introducir nuevos valores y dogmas contrarios a la naturaleza
humana, desarrollándose en consecuencia una sociedad donde la doble
moral sojuzgó la honestidad y la rapiña es una forma de vida.
En la isla se ha establecido una nomenclatura que ha disfrutado sin
interrupción del poder absoluto. Se instituyó una aristocracia
artística, deportiva e intelectual, supeditada al compromiso político.
Las Fuerzas Armadas sirvieron como ejércitos mercenarios, y en el
presente son generadora de fortunas para sus generales. El movimiento
obrero es otra empresa del estado.
Un día el ciudadano que creía vivir en un país autosuficiente, a la
vanguardia de todas las fantasías, se enteró que era un mendigo cuando
tuvo que vivir el periodo especial que provocó el fin de la Unión Soviética.
El "compañero" se quedó sin los sostenes teóricos que por décadas le
insuflaron. Se percató que se había formado en un ambiente en el que las
consignas sustituían los pensamientos y la mentira se convertía en
verdad y poco después volvía a ser mentira. Comprendió que el fraude
procedía desde las más altas esferas y que la igualdad era otra gran estafa.
El chauvinismo que impulsó el oficialismo de que Cuba y lo cubano era
mejor y superior, fue transformándose en un profundo sentimiento de
frustración, según el individuo fue viviendo los fracasos y padeciendo
las contradicciones del régimen.
Luego vinieron la dolarización de la economía, el auge del turismo
otrora rechazado, y el retorno de las todavía más repudiadas inversiones
extranjeras. Llegó el cuentapropismo y la dolarización después de haber
estado ilegalizados por décadas.
El país está en bancarrota. La deuda nacional asciende a decenas de
miles de millones de dólares. La infraestructura productiva está
destruida, incluida la que fuera base de la economía, la industria
azucarera.
La mayoría de los que dejan el país solo quieren regresar a la isla como
turistas, no como constructores de un futuro. El infortunio es infinito,
solo fuera del país se percatan de los años perdidos y lo imposible de
recuperarlos.
Pensar que en Cuba no ha pasado nada es no sentir la desesperanza de la
población. La destrucción de una nación como consecuencia de una
dictadura de 56 años que convirtió a los ciudadanos en siervos y al país
en los predios de un mayoral.
Periodista de Radio Martí.
Source: PEDRO CORZO: En Cuba no ha ocurrido nada | El Nuevo Herald El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article9308288.html
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