El regreso de Bertone
El cardenal vuelve a la Isla lejos de las cámaras. Ni él es quien era ni
las reformas que apoyó se han materializado
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | Diciembre 12, 2014
Hace seis años el cardenal Tarcisio Bertone llegó por la puerta grande a
Cuba. Este diciembre, sin embargo, ha regresado en una visita privada
que evidencia el discreto reconocimiento de un fracaso. Para el otrora
secretario de Estado del Vaticano, el tiempo transcurrido entre una
estancia y otra ha estado lleno de tropiezos. Este que vuelve es un
hombre en desgracia. Otro tanto le ha ocurrido a las "reformas
raulistas" que él validó con su presencia.
El cardenal Bertone ha arribado a la Isla en el marco de la fiesta de la
Inmaculada Concepción de María, pero en esta ocasión, lejos de las
cámaras y del palacio presidencial. El hombre que ayudó a coordinar la
visita del papa Benedicto XVI a nuestro país ha participado esta semana
en la consagración en Santa Clara de un santuario de la Virgen de la
Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
Ahora, ha preferido los círculos eclesiales y ha viajado de nuevo al
Santuario del Cobre, donde ofició una misa. El contexto es hoy muy
diferente a el de su estancia anterior, pocos días después de la
investidura de Raúl Castro como presidente que el prelado calificó como
"un momento especial, extraordinario". En aquel febrero, también aseguró
que el General "continuará (...) con una visión, si todo es posible, de
desarrollo". Sin embargo, la realidad que se le muestra este diciembre
lo está desmintiendo tercamente.
La Cuba a la que regresa dista mucho de las esperanzas que pudieron
albergar algunos con la llegada al poder del hermano de Fidel Castro.
Parte de la población cubana se ilusionó con la posibilidad de una
apertura económica y política. Sin embargo, las flexibilizaciones
económicas terminaron por convertirse en un desatar nudos para atar
otros, y las libertades civiles nunca llegaron.
Bertone aseguró hace seis años que tendría una conversación "de
claridad, de sinceridad, de intercambio", con el nuevo presidente, pero
éste parece no haberlo escuchado. El precio que pagó el exsecretario de
Estado del Vaticano por esa foto de familia con el Gobierno cubano fue
alto. Mientras el oficialismo lo arropaba, el sector más crítico de la
Iglesia católica no vio con buenos ojos aquel abrazo entre la hoz y la
cruz. Los disidentes, excluidos de cualquier posible diálogo con el
cardenal, también señalaron la parcialidad de su visita.
Acostumbrado a mover influencias y a cocinar acuerdos, el número dos del
Vaticano creyó que podría anotarse el tanto de destrabar la rueda de los
cambios. Se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe
Pérez Roque, que pocas semanas después sería defenestrado y acusado por
el propio Fidel Castro de haberse vuelto adicto a "las mieles del
poder". Aquellos rostros que una vez lo recibieron entre sonrisas, hoy
ya no están o se le esconden.
Bertone, que también fuera secretario de la Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe (Santo Oficio), llegó a impartir hace seis años una
conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Hasta
Granma tuvo algo de olor a incienso por esos días y publicó un
comunicado de los obispos cubanos, en el que llamaban a Raúl Castro a
tomar "medidas trascendentales" para satisfacer las "ansias e
inquietudes expresadas por los cubanos".
Bertone veía ya su nombre en la historia de Cuba. La misa que ofició en
la Catedral de La Habana se enfocó en la búsqueda de mayores espacios
para la Iglesia dentro de Cuba. A cambio de poder ganar ese terreno,
aceptó todas las concesiones que hizo falta. Adoptó el discurso oficial
contra el "bloqueo norteamericano", no se reunió con opositores y validó
las flexibilizaciones hechas desde el poder como el camino hacia el país
soñado.
Hoy, ni Bertone es lo que era... ni Cuba es lo que él vaticinó. Señalado
por malos manejos de influencia, apartado del epicentro del poder
Vaticano y salpicado por el escándalo de las cartas reveladas por el
mayordomo de Benedicto XVI, este que ha llegado a la Isla es una sombra.
Pero sombra son también las reformas raulistas. Unas flexibilizaciones
económicas que no han logrado, después de más de un lustro de
comenzadas, hacer que los cubanos vivan dignamente, ni los ha provisto
de mayores espacios de libertad.
El azar o el destino, ¿quién sabe?, ha hecho esta vez coincidir la misa
de Bertone en El Cobre con el Día Internacional de los Derechos Humanos.
A pocos kilómetros del santuario donde se dirigió a los feligreses,
decenas de activistas estaban confinados en sus casas, amenazados y
algunos arrestados para que impedir su participación en los actos
previstos para celebrar esa fecha. La Cuba que no quiso ver en su viaje
anterior le toca a la puerta con un llamado que mezcla la desesperación
y el reproche.
Source: El regreso de Bertone -
http://www.14ymedio.com/opinion/regreso-Bertone_0_1686431344.html
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