Monday, May 19, 2014

Cuba en cámara lenta

Cuba en cámara lenta
17 de Mayo de 2014 a la(s) 6:0 - Jorge Ramos Ávalos

Fidel, su hermano Raúl y su experimento mueren en cámara lenta. El
capitalismo poco a poco se ha colado en la isla. Sus habitantes, por
fin, pueden salir si consiguen una visa.

Aquí en Miami matan a Fidel Castro varias veces al año. Hace un par de
semanas oí que se había muerto, alguien "tuiteó" que había soldados
resguardando las calles de La Habana y, como siempre ocurre, a los pocos
días Fidel reapareció (en este caso, en una fotografía con una de las
hijas de Hugo Chávez). Como dice la canción, "no estaba muerto, andaba
de parranda". Ya perdí la cuenta de las veces que lo han declarado muerto.

No es ningún secreto que muchos medios de comunicación en Estados Unidos
ya tienen listo el obituario y sus planes de cobertura cuando muera el
dictador de 87 años de edad. La sospecha es que no podrá existir
castrismo sin Fidel y que, tras su muerte, habrá una inevitable apertura
democrática en la isla. Pero eso no es seguro. Muchos creían que no
habría chavismo sin Chávez y Nicolás Maduro ha demostrado que sí es
posible (aunque se lleve a Venezuela a la ruina y al despotismo).

Fidel, su hermano Raúl y su experimento mueren en cámara lenta. El
capitalismo poco a poco se ha colado en la isla. Sus habitantes, por
fin, pueden salir si consiguen una visa. Y por más que la dictadura
intente bloquear las redes sociales de internet y las señales de
televisión, el ingenio de los cubanos se impone sobre las absurdas
prohibiciones.

La verdad es que desde hace 20 años el régimen cubano ha estado buscando
la manera de que el mundo lo reconozca como legítimo. Pero no es fácil.
Una dictadura es una dictadura.

Tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991 a los hermanos
Castro se les movió el piso. Y hay pruebas de que ya en 1994 buscaron
acercarse a Estados Unidos para normalizar relaciones. Checoslovaquia,
Polonia y varios países de la órbita soviética habían dejado atrás su
totalitarismo comunista. Y el siguiente en caer, se suponía, era Cuba.

En una comida en la casa del escritor William Styron en Martha's
Vineyard, Massachusetts, en septiembre de 1994, el presidente Bill
Clinton resistió la presión del propio Styron, del escritor mexicano
Carlos Fuentes y del Nobel colombiano Gabriel García Márquez para
restablecer relaciones con Cuba, según recordó en un artículo para The
New York Times el productor de cine Harvey Weinstein, quien también
estuvo en el almuerzo. Clinton no cedió.

Lejos de eso, el propio Clinton me dijo el año pasado que no eran
ciertos los rumores de que él le había pedido a García Márquez en esa
comida que hablara con Fidel para facilitar un encuentro. El caso es que
García Márquez se convirtió en un canal informal de comunicación entre
Cuba y Estados Unidos.

En mayo de 1998, García Márquez fue a la Casa Blanca a ver al secretario
general de la Casa Blanca de Clinton, Mack McLarty, con un mensaje
confidencial de Fidel. El dictador cubano estaba dispuesto a cooperar
con Estados Unidos en una investigación de terrorismo, según recordó
hace poco en un artículo el propio McLarty.

De esos acercamientos no surgió nada. La comunidad cubano-americana del
sur de la Florida es muy fuerte políticamente y sigue siendo impensable
que el Congreso en Washington levante el embargo estadounidense. Además,
el derribo de dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate en
1996 aisló aún más a Cuba, no solo de Estados Unidos sino también de la
Unión Europea. El mensaje fue claro: nada con Cuba hasta que mejore su
historial criminal de derechos humanos, democratice su sistema político
y abra espacios a la prensa y a la disidencia interna.

Desde luego, eso no ha ocurrido. Y así llegamos a 2014. Cuba es una de
las naciones más cerradas del planeta. Sus dos dictadores aún mantienen
el control a base de miedo y de un bien aceitado sistema represivo. Pero
el régimen ya no da más.

No me atrevo a pronosticar el pronto fin del castrismo porque los Castro
han enterrado cualquier señal de optimismo. Todos los que han dicho "nos
vemos el año nuevo en La Habana" se equivocaron o están muertos.

Mientras, sigo oyendo –y desechando– rumores sobre la inminente muerte
de Fidel. Pero soy de los que creen que Fidel no tiene que morirse para
que Cuba cambie.

No, los dictadores no deben morir en el poder. Deben morir en la cárcel.

Source: La Prensa Grafica - Cuba en cámara lenta -
http://www.laprensagrafica.com/2014/05/17/cuba-en-camara-lenta

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