La "nueva clase" cubana en el siglo XXI
La nueva aristocracia cubana, como dijera en su momento el yugoslavo
Milovan Djila, solo ha servido para sustituir a las clases dirigentes
desplazadas.
Pedro Corzo
junio 19, 2013
Cuba en el presente es gobernada como una gigantesca corporación en la
que el monopolio de su dirección radica en el poder político de sus
directivos.
La dictadura carismática mutó a burocrática y los funcionarios que
experimentan el poder, también son muy entusiasta de los privilegios que
del mando puedan derivarse.
Este último aspecto es clave para tratar de entender que los eventuales
cambios en la isla estarán limitados por los perjuicios que puedan
causar en las prerrogativas de la clase dirigente.
La gerontocracia cubana, en particular la que asumió el control de la
República en 1959, junto a los burócratas, antiguos y recientes, han
dejado atrás los tiempos en que aparentaban vivir austeramente, mientras
el pueblo era sepultado en la miseria. Los dirigentes consideran que los
peligros que corrieron y los esfuerzos que realizaron para controlar el
país por más de cinco décadas, sumado a los riesgos que significaba
involucrarse activamente en las ambiciones imperiales del Comandante en
Jefe, deben ser retribuidos, así que han decidido disfrutar de las
ventajas materiales que se derivan del poder.
La nueva aristocracia cubana, como dijera en su momento el yugoslavo
Milovan Djila, solo ha servido para sustituir a las clases dirigentes
desplazadas, pero sin la capacidad de crear riquezas que aquellas tenían.
La nomenclatura que impuso o se incorporó al totalitarismo gusta en el
presente de una vida confortable, casas, autos y en particular viajar al
extranjero, pero como es lógico también están muy interesados en que sus
hijos y nietos puedan cursar altos estudios, o al menos disfrutar de lo
que ellos construyeron encarcelando, matando, y conculcando los derechos
más elementales a los ciudadanos que no se plegaron al pensamiento y a
la autoridad del nuevo orden que se impuso en la isla en enero de 1959.
Muchos de los hijos y nietos de estos generales y doctores residen en
el extranjero disfrutando de los bienes que sus parientes adquirieron
gracias a su obediencia y aportes a la dictadura. Otros estudian en
universidades de países capitalistas o simplemente viajan sin
restricciones de ninguna clase.
No faltan los que trabajan en corporaciones extranjeras radicadas en la
isla. Buenos salarios, mejores relaciones y un futuro independiente de
la política, pero sí consecuencia de esta.
También están los que con espíritu emprendedor han montado negocios
propios, lo que obliga a preguntarse de dónde sacaron los bienes para
poder tener independencia económica. Sin dudas que el progreso del
negocio puede ser consecuencia del talento y los esfuerzos, pero es muy
posible una mano amiga les haya hecho llegar los recursos necesarios
para echar a andar el proyecto que promueven.
Muchas costosas reliquias de la cultura cubana están diseminadas por el
mundo, por lo que es legítimo preguntarse quién y cómo la sacaron de un
país donde todo está controlado por el gran hermano, o uno de sus primos.
Por supuesto que hay hijos y nietos de dirigentes cubanos que enfrentan
dificultades como cualquier hijo del vecino, porque no cuentan con la
generosidad de sus padres o parientes, ya que tuvieron el coraje de
condenar el régimen de oprobio que sus familiares ayudaron a construir.
La corporación Gobierno de Cuba, Ltd. está presidida por Raúl Castro, y
su junta de accionistas la integran generales, dirigentes del partido y
doctores, todos muy celosos de sus prerrogativas por lo que están listos
para impedir cualquier ajuste que le reste equilibrio al entramado que
les garantiza poder, riquezas e impunidad. Es razonable suponer que si
bien el sucesor en jefe exterioriza la mayor autoridad, nunca podrá
gobernar al estilo de su hermano, y deberá conciliar sus intereses y
criterios a los del resto de su directorio, quienes por lógica política
no favorecerán un cambio radical que puede afectar las inmunidades de
que disfrutan.
A pesar de la importancia e influencia de cada integrante del entramado
principal, no se puede obviar que hasta el momento Raúl tiene la llave
de los truenos. A falta de su hermano es el único con capacidad para
mantener la casa en orden y por eso es de suponer que sus asociados, más
que ningún otro sector en la sociedad, han trabajar a favor de un
proceso de ajustes lentos, sin traumas, que permita la emergencia de
nuevos líderes suficientemente comprometidos con el pasado, para que no
inicien un proceso de cambio que se sabe cómo empieza pero no como termina.
En la memoria colectiva de la nomenclatura castrista está presente el
proceso que condujo a la extinción de la Unión Soviética por lo que no
están dispuestos a permitir que afloren contradicciones internas y
conflictos entre poderes que pongan en riesgos sus respectivas sinecuras.
Todos están consciente que el modelo ideológico y político sobre el que
decían gobernar ha fracasado, pero también tienen pleno conocimiento de
que para que el régimen sobreviva sigue siendo necesario que un
individuo, solo un individuo, como en la era de Fidel, ostente el
verdadero poder.
Source: "La "nueva clase" cubana en el siglo XXI" -
http://www.martinoticias.com/content/corzo-pedro-nueva-clase-cubana-siglo-xxi/23612.html
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