Cuando el futuro se tambalea
junio 24, 2013
Verónica Vega
HAVANA TIMES — Cualquiera sabe qué seguridad inspiran cuatro paredes y
un techo. El hogar es (o debe ser) el refugio contra las convulsiones
del mundo.
Por estos días siento en el aire una reverberación extraña. Ecos de
comentarios de gente en Alamar que habita apartamentos en planta baja y
han ido expandiendo sus casas al área común que circunda los edificios.
En las asambleas de rendición de cuentas se explicó de forma
contundente: serán demolidas todas las construcciones no establecidas
dentro del espacio legal que ampara la propiedad. La marea comenzó
barriendo en Micro X y avanzará gradualmente por el inmenso suburbio.
Sólo se harán excepciones con casos extremos de hacinamiento, los cuales
se analizarán cuidadosamente.
La amenaza incluye a los garajes, que podrán conservar sólo los que
tengan carro y usen el local con este propósito. El resto será asignado
a trabajadores por cuenta propia. También se habló de los jardines
cercados que incluyen transformaciones ilícitas (senderos y pisos de
cemento, portales…)
Por supuesto que las explosiones no se hicieron esperar. Manifestaciones
de ira y de impotencia. Gente que construyó, como se sabe se hace casi
todo en Cuba, a sangre y lágrimas.
Es difícil distribuir con justicia algo tan abstracto como el espacio.
Porque los individuos tenemos necesidades que no se describen con leyes
ni se acoplan a implacables registros, porque una vez extendido y
configurado en el tiempo (con la virtual certidumbre que da la solidez
de los muros), un universo propio es terrible imaginar una buldócer
arrasando lo que es sagrado para uno.
La situación es consecuencia de pésimas políticas que padecimos por años
y que recién se destituyen: la imposibilidad de vender y comprar casas,
de rentar legalmente una vivienda y a precios objetivamente pagables,
con la protección de un contrato de arrendamiento.
La gente fue solucionando sus vidas con lo que tenía a mano. Las parejas
divorciadas, las familias que crecían, por nuevos nacimientos o por
acoger a parientes del interior de la isla. ¿Y qué más a mano que el
espacio inmediato?
Es innegable que algunas de las numerosas construcciones ilegales
armonizan con la estética de los edificios donde están enraizadas. Otras
son desmesuradas, (destilan incluso una ingenua imponencia) y algunas
son simplemente chapuceras.
Las que han crecido hacia arriba (o hacia abajo), ni siquiera sé si
cumplen con las misteriosas leyes de la ingeniería y la arquitectura.
Como enredaderas de cemento que crecen aleatoriamente y sin extensión
limitada, han plagado esta ciudad que rebosa suciedad y abandono.
Se rumora que en la zona de Micro X las primeras demoliciones provocaron
reacciones violentas, que incluso fue volcada una patrulla de la
policía. No he podido confirmar si es cierto.
Pero estoy segura de que esta amarga reverberación que lleva y trae el
aire, no anuncia nada bueno.
Source: "Cuando el futuro se tambalea" -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=87190
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