Wednesday, May 22, 2013

Turismo e ilegalidad contra la ciudadanía

Turismo e ilegalidad contra la ciudadanía
Miércoles, 22 de Mayo de 2013 00:09
Escrito por Juan Antonio Madrazo luna

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) "Asedio al turismo" es una
figura legal aberrante, creada a principios del auge del turismo en
Cuba, con la finalidad de hostigar a todo cubano que intentara acercarse
a un extranjero, en vista de que no se podía prohibir el contacto entre
los turistas y los nacionales.

Esta figura, tanto en el plano moral como legal, es completamente
arbitraria porque trae aparejada una cadena de acciones ilegítimas que
no se encuentran reflejadas en ley alguna y sobre todo, agrede a la tan
propagada legalidad socialista.

Les presento una historia que me fue relatada hace poco, cuya fuente
mantengo en incógnito, pero les aseguro que se las narro tal y como me
fue contada.

Casimiro es un mulato que hace diez años tuvo la desgracia de quedar
semi paralítico por una apoplejía y debido a esto pasó de trabajador a
pensionado, y aunque muchos no lo crean, en Cuba ser pensionado es
convertirte en un inservible, recibiendo una modesta pensión de 224 CUP
mensuales que solo le alcanzan para sobrevivir los primeros diez días
del mes.

No obstante, goza del suficiente tiempo libre para su hobby favorito:
permanecer en las áreas del Parque Central de la Habana desde muy
temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche, si no encuentra un
trabajito con el cual disminuir las dificultades que sufre debido a su
indecorosa pensión.

Un día llego más temprano que de costumbre y se sentó en un banco en
espera de que llegaran los demás miembros de la peña deportiva, para
discutir sobre su deporte favorito, el baseball. No pasaron más de cinco
minutos cuando a su lado se sentó un turista, español por cierto, que
después de los designados saludos y comentarios comenzó a interrogarlo
sobre la urbanización de la Habana, y Casimiro, dentro de sus
limitaciones, contestó lo mejor que pudo.

El gallego (en Cuba, a los españoles, de cualquier región que provengan,
se les llama gallego), quedó satisfecho con sus respuestas y comenzó a
hablar de lo bien que se sentía en La Habana, del buen trato de sus
habitantes, del calor de sus playas, la hermosura de sus mujeres,
etcétera, pero no le gustaba lo caras que estaban las cosas, sobre todo
en el hotel, que además no tenía privacidad, y por eso, siguiendo el
consejo de unos amigos, quería encontrar un alquiler particular.

Al oír esto, la parte del cerebro que dice DINERO enseguida se puso en
alerta roja y Casimiro comenzó a auto titularse como el mejor buscador
de alquileres de La Habana, y que por cierto le podía facilitar un
apartamento en el centro histórico por un precio módico -debo explicar
que cuando se habla de un apartamento en dicho lugar se trata de una
habitación con baño y cocina y un dormitorio aéreo que recibió el nombre
de barbacoa en la primera invasión migratoria de ciudadanos de lo más
remoto del oriente del país.

El gallego estuvo complacido por esta proposición y quedaron en ver el
apartamento por la tarde, se levantó, se despidió y se marchó en
dirección al bulevar de San Rafael.

Sigue narrando Casimiro que apenas el turista se alejó, apareció un
policía que nunca supo de dónde había salido pidiéndole el carnet de
identidad, y sin siquiera mirarla, le exigió que lo acompañara a la
unidad policial por asedio al turismo.

Casimiro, al oír esto, argumentó que en último caso el asediado había
sido él, pero el agente lo metió de cabeza, con bastón y todo, en un
auto patrullero que lo condujo hasta la unidad policial más cercana,
donde fue llevado a un calabozo, que eufemísticamente tenía un letrero
que decía Departamento de Selección, donde se encontraban ya cerca de
veinte personas por diferentes causas esperando a ser seleccionados.

Dice Casimiro que sin proponérselo en su mente abrió enseguida un libro
donde ubicó a las madres del turista, del agente que lo detuvo, de los
patrulleros que lo condujeron, del oficial de guardia que lo recibió,
del custodio del calabozo y hasta de un travesti que lo miraba
insistentemente.

Luego de tres calurosas horas de espera, fue conducido a una oficina
para ser atendido por un oficial, quien, después de hacerle las
preguntas de rigor, le comunicó que había cometido una transgresión,
pero que por la primera vez, solo iban a redactarle una advertencia e
imponerle una multa de 80 CUP, y con la misma le entregó ambos
documentos para que los leyera y firmara en señal de aceptación.

Cuando comenzó a leer el acta, Casimiro no podía creer lo que veía:
aparte de acusarlo de asedio, le habían agregado su compromiso de no
acercarse nunca más a un turista y la advertencia de que, de ser
sorprendido de nuevo, se le abriría un expediente de peligrosidad
predelictiva y se pondría a disposición de los tribunales.

Al leer esto, Casimiro quedó con la boca abierta, y cuando leyó la
multa, vio con asombro e ira que lo multaban por alteración del orden.
En ese instante fue cuando, sin poder evitarlo, su lengua se salió de
lugar, lo que el oficial entendió como una falta de respeto.

El oficial guardó el acta y dijo que no hacía falta que la firmara, pues
el documento tenía valor legal de por sí, y que ya podía marcharse. En
esos momentos la madre del oficial ocupó un lugar de honor en el libro
que Casimiro no sabía si titular "Madres e hijos", o "Hijos de madre", y
prácticamente fue expulsado del lugar -cuenta que quizás sea el primer
cubano en ser declarado persona non grata en una unidad de policía-.
Estos son los hechos. Como pueden haber notado, solo por conversar con
un turista y sin existir una demanda por parte de este, Casimiro fue
detenido y privado de su libertad por un tiempo determinado
arbitrariamente, además de ser amenazado con ser procesado si se
acercara nuevamente a algún turista, y para colmo, multado por
alteración del orden. ¡Cuántas ilegalidades y violaciones se esconden
tras la figura de "asedio al turismo"!

Para Cuba actualidad: madrazoluna@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/7481-turismo-e-ilegalidad-contra-la-ciudadania.html

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